Capítulo dos: Algo urgente.

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El nuevo jefe de urgencias del hospital general se ocultó detrás de la puerta cuando vio aparecer a su madre, la mujer estaba buscándole, eso era más que obvio, pero él no estaba dispuesto a ser atrapado, mucho menos a ganarse una reprimenda enfrente de su propio personal, no, tenia que salvar el orgullo de alguna manera porque su madre no iba a permitir que saliera bien librado de aquella situación, haberle ocultado su regreso, irse por tanto tiempo a un voluntariado sin su permiso, ella no estaba muy feliz.

—¿De quién te escondes, pollito, pollito? —Odiaba aquella voz, sobre todo cuando él susurraba tan cerca de su oído aquella pregunta, se dio la vuelta fastidiado.

—Creí haberte dicho que te mantuvieras alejado de mí, psicópata. —Fue la respuesta.

—¿Ayer?, solo recuerdo que me echaste de tu consultorio después de que me besaras...

—Yo no te bese, fue al contrario... —Ohm sonrió traviesamente.

—Me sedujiste con tu desnudes y ahora no quieres asumir la responsabilidad. —Su voz era melodiosa, pero a Fluke le resultaba estremecedora.

—¡Muévete...! —Ohm Ritprasert lo volvía loco, pero no porque le gustara, sino porque odiaba la forma en que lo trataba, siempre fue así, todo para él era una broma y en el encuentro del día anterior solo se trataba de hacerlo caer para después burlarse de él como lo hacia cuando eran unos niños.

—¿Ven a tomar un café conmigo? —Pidió mirándolo fijamente.

—No quiero..., ¡vete de una vez! —Pareció algo decepcionado, pero enseguida sus ojos parecieron iluminarse con una idea.

—¡Tía Elena...!, ¡tía Elena! — Gritó desde ahí para llamar a su madre, por suerte Fluke le tapo la boca con su mano antes de que ella advirtiera el llamado.

—¿Se puede saber qué haces, idiota?

—Saludar a tu madre... —Dijo entre dientes, después beso la palma de su mano, haciendo que Fluke la retirara inmediatamente.

—¡Como te odio, Ohm Ritprasert! —Pero él seguía sonriendo.

—¿Doctor Kelly? —Fluke cerró los ojos más que fastidiado cuando la voz de la enfermera llamó su atención. —La directora le ha dejado este mensaje. —Fluke abrió el papel y pudo leer claramente. "Será mejor que te presentes en mi oficina antes de las doce o de lo contrario morirás pequeño granuja"

—¿Estás en problemas, pollito?, ¿quieres que te acompañe a verla?, puedo interceder por ti, tal vez si le digo....

—¡Ohhh, cállate! —Dijo guardando el papel en su bolsillo.

—¡Me calló, me calló!, ¿de verdad no quieres un café?, tengo un cuarto de descanso solo para mí, tal vez... quieras ir a cerrar los ojos un momento..., tal vez en mi compañía...

—¿No tienes a nadie más a quien fastidiar?

—Ah ah. —Negó. — solo a ti...

—Oye, tú y yo ni siquiera nos conocemos, es más, solo eres que, ¿un ex compañero de escuela?, ¿Por qué demonios sigues apareciendo frente a mí?

—Bueno, eso de que apenas nos conocemos, es mentira. Yo te gustaba en la secundaria, es más..., me adorabas..., tenías una foto mía en tu casillero y recuerdo una muy divertida confesión. —Fluke enrojeció al recordar el pasado, pero no dejaría que se burlara de él.

—¡Eso es mentira!

—No lo niegues..., tengo pruebas.

—¿Estás loco?, ¿Qué pruebas? —Fluke presintió en ese momento que estaba en problemas, aquel idiota lo tenía en sus manos.

HEREDEROS DEL PARAÍSOWhere stories live. Discover now