Carga consigo la belleza de la Venus de Botticelli, me pregunto si lo sabe. Cuando su cabello se incendia a la par del sol al tener el atardecer a su espalda, tengo la impresión de que no ha caminado por la tierra una mujer así. Tiene la gracia de los dioses; incluso cuando la frustración le desfigura la cara o la tristeza se le desborda por los ojos; ni siquiera cuando se rompe es frágil, jamás pierde ese poderío de divinidad encarnada. La suavidad de su piel, las curvas delicadas, no saben hacer perder filo a su mirada.
YOU ARE READING
Mientras sigo aquí
Short StoryNo un diario, no enteramente ficción, no siempre real. Crónica, martirio, tortura. Relatos cortos, quizá, escenas de la vida; lo que me callo de boca para afuera, pero me hace mucho ruido en la cabeza. Las páginas que escribo mientras sigo aquí.