- Matteo, alguna vez has besado a un chico?-
- Si, y tu, lindo?-
- No.-
- Puedo ser el primero...?-
"Kiss me hard before you go"
"Taking it all for us, oh, doing it all for love"
"Baby, you were the love of my life"
•••
- Escúchame, Alexis. Esto de...
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Todos estaban subiendo al camión, iban a visitar otros lugares, entre ellos un Museo y otro parque.
Matteo iba subiendo, había visto un asiento vacío al lado de Osvaldo en el que tenía pensado sentarse hasta que Rivers lo empujo recibiendo insultos de parte de Matteo.
- Pinché vieja, ¿Ahora donde me siento?- Sam apunto a un asiento que se encontraba unos más atrás, donde se encontraba Quackity.- Ay, Dios.
Camino hacia el asiento, cuando llego a el recibió una mirada de su "amigo" que duro pocos segundos, se sentó a su lado y el camión arrancó.
- Hola...- habló Sebastian rompiendo el silenció.
-Hola.- respondió Quackity serio mientras veía por la ventana.
Después de esas simples palabras todo quedó en silencio entre ellos dos.
Llegaron al parque en el que fueron bajando poco a poco. Cuando Matteo estuvo abajo llego con sus amigos, todos platicaban mientras grababan o caminaban viendo todo lo que se encontraba en ese lindo parque.
Un humo con olor diferente al del tabaco llego a Matteo, volteo a su lado y ahí se encontraba Rivers fumando su vape.
- ¡Ya deja esa chingadera, wey! Te vas a chingar los pulmones cabrona.- grito Alexis mientras aullentaba el humo que estaba enfrente de él.
- Pero bien que a Matteo no le dices nada. La vez pasada lo vi fumándose dos cajetillas, dile algo a el también.-
- ¿Cómo?- volteo a ver a Matteo mientras que este solo veía a Rivers con cierto enojo.- ¿Cuantas putas veces te he dicho que dejes esa mierda, Sebastian? Te vas a chingar los pulmones y te vas a morir, pendejo.-
- ¿Premio o castigo?-
- No mames, Sebastian. Chinga tu madre, no voy a ir a tu puto funeral a llorarte cuando te dije que lo dejaras.- Se separo del grupo volviendo a subir al camión.
- Puta madre.- paso sus manos por su cabello mientras se sentaba en una banca. Comenzó a mover sus piernas desesperadamente y sus manos temblaban.
Comenzó a pedir su mochila a su amigo el jirafa donde se encontraba su cajetilla.
Los llamaron para subir de nuevo al camión, Matteo se sentó al lado de Ari quien lo intentaba convencer que Alexis no estaba enojado con el, pero era más que claro que si lo estaba.
Después de todo el le había mentido, le había prometido que dejaría de hacerlo.
Las llamadas constantes de sus padres y las tareas que se acumulaban cada vez más lo tenían estresado volviendo a recaer en aquella adicción.
Pero tenía que agradecer que había cambiado de hábito, la anterior adicción casi lo mataba dos veces, ahora tenía un poco más controlado el tabaco.
