Un amor como el fuego, ardiente pero destinado a extinguirse.
Dejo de ser la belleza de circasia a ser la sultana más poderosa.
Aquella que hizo a todos temblar y pedir perdón de rodillas.
Para el sultán Gaia era " una joya en el palacio"
Y para otr...
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Nükhet observo a sus hijos dormir plácidamente, mientras ella estaba en la calma de sus aposentos, a las afueras Gülfem sufría un atentado por parte de Mahidevran, el sultán reposaba en sus aposentos junto a Hürrem, era su jueves sagrado y Mahidevran dormía sola.
—¿Le avisaste a Sumbul?
—Si sultana, a esta hora debe de estar llevando a Gülfem a la enfermería - Nükhet asintió, un pequeño suspiro salio de sus labios.
Estaba cansada de esa vida, daba a luz cada año, era terriblemente doloroso para ella, justo ahora tenía tres hijos, esperaba el cuarto y si Süleyman la mantenía cerca tendría más hijos.
—Agh, estoy muy cansada -susurro y salió hacía el balcón —¿Qué debo hacer para tener una vida digna?
—Solo queda ser la madre del imperio -la voz de Nurhan sonó detrás de ella.
—Incluso ser la madre del imperio implica tener problemas.
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Gülfem le contó todo a Süleyman, desde los problemas de dinero del harén, hasta el atentado que había recibido, y cuando menciono el nombre de Mahidevran su ira creció más y más, ya había perdonado cada falta que esta había cometido pero atentar contra Gülfem fue el más terrible.
—Bien descansa Gülfem - Süleyman beso su frente y salió, Hürrem le siguió detras con una pequeña sonrisa, su primera rival estaba en grandes problemas.
—¿Está bien? - Süleyman suspiró un poco.
—Lo estoy, ve a tus aposentos, llamen a Mahidevran - Hürrem realizó una reverencia y salió.
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