Un amor como el fuego, ardiente pero destinado a extinguirse.
Dejo de ser la belleza de circasia a ser la sultana más poderosa.
Aquella que hizo a todos temblar y pedir perdón de rodillas.
Para el sultán Gaia era " una joya en el palacio"
Y para otr...
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El ruido de la piel sudorosa mezclado con los gemidos hacía el ambiente más intenso, la joven rubia sostenía las sábanas con fuerza mientras que el hombre encima de ella la embestia sin parar.
La áspera lengua pasando sobre sus pelones y la tersa piel que los envolvía hacían a la menor gemir más y más.
Pronto el hombre vacío su interior en ella y la coloco de espaldas, su trasero alzado le hizo exitarse más, con una de sus manos hundió la cabeza de la menor en la mullida cama y con la otra sostuvo su miembro para entrar en ella.
Placer y las placer sentía la menor, sus pezones rozaban con la tela que cubría la cama, el miembro del mayor entraba con fuerza en su interior y sus gemidos eran callados por su rostro pegado en el colchón.
Así duraron toda la noche hasta el amanecer, lo cabalgo hasta que sus piernas ardieron, lamio su miembro hasta que su saliva pidió agua y gimió hasta que su voz se volvió ronca.
Quien viera aquello se escandalizaria y ordenaria su ejecución, pero solo ellos dos sabían su terrible secreto.
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La mañana dio inicio con noticias extraordinarias, luego de años Süleyman regresaba al palacio, Nükhet vistió sus mejores ropas y salió de sus aposentos junto a sus hijo, al ingresar se encontró con Hatice, Hürrem y Gülfem.
—Se ve contenta sultana - Hürrem habló, Nükhet sonrió contenta.
—¿Cómo no lo estaría? Mi amado Süleyman regresa a mi - Hatice soltó una risa burlona.
—¿Quién asegura que en este tiempo no te ha olvidado? - Nükhet rodó los ojos y sonrió.
—¿Y el hijo de Firial e Ibrahim? Debe de estar grande ya, me alegra que sea una madrastra responsable - Hatice se giro hacía ella con una mala mirada, Hürrem quiso reír pero simplemente dio una mirada divertida a Hatice.
