Un amor como el fuego, ardiente pero destinado a extinguirse.
Dejo de ser la belleza de circasia a ser la sultana más poderosa.
Aquella que hizo a todos temblar y pedir perdón de rodillas.
Para el sultán Gaia era " una joya en el palacio"
Y para otr...
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Gizem se sonrojo al escucharla, negó varias veces para ella misma y luego miro a Kelebek, lentamente se acercó a ella.
—Llevo poco tiempo aquí sultana, usted es hermosa...
—No soy lo que crees - Kelebek cerró su libro y lo dejo en la mesa frente a ella.
—¿Por qué lo dice? Usted es muy buena conmigo - Gizem se sento en el cojín frente a Kelebek, la diferencia de altura era enorme, Kelebek se miraba más hermosa de cerca.
—No soy quien crees.
—¿Qué significa eso?
—Si te digo tendría que matarte, no cualquiera puede saberlo.
—Yo juro ante usted que jamás diría nada sobre usted a otras personas.
—Ese juramento no es válido ante mi secreto. - Gizem se impulso un poco y beso a Kelebek, la sultana sorprendida le siguió el beso, un beso tierno al principio y feroz al final.
—¿Eso ayuda? - Kelebek soltó a reír —Sultana. - hizo un pequeño berrinche.
—Es algo delicado Gizem.
—Quiero saber, quiero estar con usted sultana - Kelebek soltó a reír.
—Me casaré con Mahmud paşa.
—Entonces seré su amante, no me importa nada, déjeme ser suya - Kelebek alzó su ceja.
—Gizem, si te alejas luego de esto te mataré. - Gizem asintió —No soy una mujer, nací originalmente como Şehzade Zeki, el príncipe que murió misteriosamente.
Gizem la miro confundida, trato de procesar cada palabra pero no pudo.
—¿Qué?
Kelebek se levanto y se desabrocho el vestido, por algún motivo se sintió vulnerable al hacer aquello, estar desnuda frente a la chica que le atraía y que posiblemente huirá al saber su secreto.
Gizem abrió sus ojos con sorpresa, ante ella estaba un hombre, un hombre de cuerpo delicada y con un miembro que colgaba en sus piernas, no sabía que sentía o que decir.
