Capítulo 42

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Harry no volvió a los tres minutos. Louis no supo si le estaba dando tiempo para enfrentarse a la decisión que todavía estaba frente a él. Ni siquiera podía poner en valor que ya estaba ahí, que tan solo debía cruzar el umbral y caminar un paso tras otro. Había estado cerca otras ocasiones, había estado en un tren durante horas y había rehecho el camino a la inversa sin que sus pies tocaran el suelo de Doncaster. Podía arrepentirse, la posibilidad estaba ahí, no sabía si Harry se la estaba dando, si le estaba diciendo entre líneas "podemos irnos de aquí".

No era la primera vez que se decía a sí mismo que nadie estaba ahí, que solo habría huesos y un pasado que jamás volvería. Pero, por otro lado, la metáfora de saber que no había nada y sin embargo sentir que ahí estaba todavía todo le apretaba el pecho de forma agobiante.

¿Era aquello acaso el paso último? ¿Era lo que le faltaba para retirar los pedazos rotos que tenía? O más bien para recomponer el puzle que llevaba tiempo tratando de montar.

Tampoco podía revolcarse en el lodo de la injusticia y la falta de corazón de un ser divino que le había destrozado por completo tiempo atrás. No servía de nada, lo tenía claro, no iba a conseguir nada por ese camino, nunca le había gustado transitarlo mucho, no tenía sentido, nada iba a cambiar y, las veces que se había dado la oportunidad de caminar por esas sendas, había terminado con más dolor y menos comprensión que al comienzo.

Así que tan solo inspiró una última vez y abrió la puerta del coche.

El viento fresco le golpeó en el rostro nada más salir al exterior y se apresuró a recoger el abrigo y ponérselo. En ello estaba cuando vio regresar a Harry. Sonrió ligeramente sintiendo su pecho deshacerse ligeramente de la presión. Harry llevaba demasiadas flores en las manos, no había manera de que no fueran demasiadas. Llevaba flores de todos los colores y tipos. ¿Podía alguien enamorarse más y más de una persona?

-No sabía... bueno- sonrió Harry ante los ojos alzados de Louis y la leve sonrisa apareciendo entre sus labios-, cuales les habrían gustado, así que he cogido un poco de cada. Y... lo siento mucho- se apresuró a decir-, la chica de la tienda me ha reconocido; no sé muy bien si debemos confiar en ella cuando me ha dicho que no diría nada, así que... quizá esto se llene de gente pronto.

Louis asintió comprendiendo y trató de no reírse de la cabeza de Harry apareciendo detrás de la inmensidad de flores que tenía entre las manos. Cogió unas cuantas repartiendo el peso entre ambos.

-Vamos, estrella del pop, esto va a llenarse de tus adorables fans en minutos.

-¿Adorables?- preguntó Harry haciendo aparecer sus hoyuelos.

-Te he visto hablando con ellos en conciertos, te hablan con cariño y- pronto se acordó de algo-, menos aquella vez en la que te tiraron pollo al escenario.

-También me tiran plátanos- aceptó Harry encogiéndose de hombros.

Siguió a Louis hacia la puerta de entrada dejando el coche atrás y le observó con precaución. Louis lo sintió, pero no quiso darle más importancia, tampoco podía.

-Han pasado años, pero todavía recuerdo perfectamente dónde están.

-Como no hacerlo- devolvió Harry con una sonrisa.

Recorrieron un camino de tierra amplio y rodeado de césped verde brillante durante algunos minutos. El lugar no era excesivamente grande y, sin embargo, todavía pudieron relajarse en el silencio mientras el sonido de la graba era lo único que recibían a cambio.

Harry, con sus gafas de sol puestas, intentando ciertamente pasar desapercibido, sin realmente poder conseguirlo, evitó mirar directamente a varias personas con las que se cruzaron, ninguna de las cuales pareció reconocer a ninguno de los dos. En realidad, quizá habría tenido más sentido que reconocieran a Louis. Si bien era cierto que no había vuelto al lugar desde hacía años, todo el mundo sabría qué había sucedido con él; más ahora que su nombre y su imagen había vuelto a aparecer con fuerza en los medios de comunicación, mitad por cuenta propia y mitad por relacionarle con el cantante. Tampoco nadie pareció alucinar por la cantidad indecente de flores que ambos llevaban encima.

El Café 17 - Louis y HarryWhere stories live. Discover now