Luego de esa primera vez juntas y haber conocido el paraíso, se despertaron en el sofá totalmente pegadas, tanto que no existía aire entre ellas.
Dándole besos en la frente y con miradas cómplices, Luisita habló.- ¿En qué piensas?
- ¿En qué pienso? - Le preguntó con una sonrisa en la cara.
- Pues que soy la mujer más afortunada del mundo.
- Te juro que por este momento ha valido la pena todo lo que he vivido en la cárcel y lo que venga de ahora en adelante. Me importas mucho Luisita. - Dijo haciéndole caricias en su espalda.
- ¿Te arrepientes? - Preguntó un poco nerviosa por saber la contestación de la abogada.
- Pero ni por un segundo no, al contrario, no puedo sentirme más dichosa, te lo juro. - Contestó Luisita con una sonrisa y la cara pegada a su pecho.
- Ay Amelia no sé qué va a pasar con nosotras.
- Shhh, eso no importa ahora. - Dijo para que estuviera tranquila.
- ¿Sabes qué? Yo quiero arriesgarme a vivir esto contigo, arriesgarme a ser lo que quiero, lo que siento sin importarme lo que esperen, lo que quieren de mí. - Le decía totalmente sincera Luisita.
- Ser totalmente libre.
- Como tú.
Amelia la miraba con tristeza porque sabía que en realidad vivía en una mentira.
- ¿Sabes? Desde el tiempo que llevas aquí trabajando, yo he aprendido muchas cosas de ti.
- No digas tantas cosas bonitas porque voy a empezar a creerlas. - Reían cómplices.
- Pues créelo porque son ciertas.
- Ay ¡oye me muero de hambre!
- ¿Si? Grrr
- Pidamos algo de comer. - Le decía besándola.
- ¿Y por qué no vamos a mi apartamento y cocinamos algo rico para comer?
- Ah bueno, eso suena mejor, mucho mejor.
De nuevo se besaron con tanta pasión y ternura que jamás creían que llegaría el momento en el que sus bocas y sus pieles tuvieran dueña.
Llegaron a casa de Luisita entre besos y caricias y rondando por toda la casa y se pararon en la cocina.- Estoy muy feliz hoy Luisita, jamás imaginé sentir lo que siento y eso es gracias a ti.
- Yo también soy muy feliz Amelia, nadie en tan poco tiempo me había hecho sentir esto que siento.
Se miraron a los ojos con ternura y es ahí donde encontraban el amor que tanto necesitaban.Ya sentadas en la mesita pequeña de la sala, con cojines por el suelo y las piernas cruzadas, empezaron una cena maravillosa a base de un poquito de queso, jamón, dos copas de vino y un par de velas que daba un toque romántico a la velada.
- Oye Luisita, ¿Y cómo te diste cuenta de que estabas enamorada de mi?
- ¿Que yo estoy enamorada de ti? Eso no es cierto. - Le contestó para picarla.
- Sí, no te hagas la desentendida. - Decía haciéndole cosquillas.
- Vale vale para, no puedo aguantarlo.
- Tú tuviste la culpa Amelia, cada ratito que pasaba contigo, las conversaciones que teníamos y la sonrisa que me sacabas día a día, hizo que poco a poco no pudiera pasar un día sin tí.
Entraste en mi vida y me desordenaste todo hasta el punto de no querer casarme. - Amelia retiró la mirada pensando en que pasaría en los próximos días.
ESTÁS LEYENDO
Lo que en ti veo
Mystery / ThrillerAmelia es una chica que por circunstancias de la vida y por haber crecido sin un padre, se crió en la calle rodeada de ladrones, drogas y traficantes y sólo con la ayuda de su madre gravemente enferma ha podido salir adelante. Luisita es una abogada...