39

493 45 189
                                    

Estaba en sus manos y no había escapatoria si quería recuperar a su madre y para ello tenía que acatar sus órdenes.

  - Este es el plan que tengo para usted... - Hablaba dando vueltas por la bodega en la que se encontraban.

  - Hable ya, quiero sacar a mi mamá de aquí.

  - Necesito unos documentos que son muy importantes y están metidos en una caja fuerte. - Empezó a explicar Zafiro.

  - ¿Y por qué yo?

  - El Hierro dice que usted es experta para ese trabajo.

  - Es en la casa de Zahara de la Sierra, ¿La conoce? - Preguntaba Sebastián con sarcasmo.

  - Yo no voy a entrar ahí. - Le respondió Amelia.

  - Creo señorita Ledesma que usted no está en condiciones de poner las normas.

  - Es la casa de Luisita.

  - Es perfecta, a Luisita la tiene suspirando...,está enamorada..., jamás dudaría de usted, es más, le robaría en sus propias narices y no sospecharía nunca.

  - A mí lo que pase con esa abogaducha me importa un reverendo pepino, es más se la regalo.

  - ¿Y todo el amor que decía tenerle?

  - Si yo he estado con Luisa Gómez es por todo lo que había detrás de ella.

  - ¿Por su dinero? - Preguntaba La Diabla.

  - ¿Por qué los pobres sois tan simples? - ¡No! Dinero no, ¡Poder! Lo que necesito es el poder que tienen las empresas Gómez, la familia a mí me da igual, ese viejo de Marcelino, la idiota de Manuela y sus estúpidas hijas, puede quedarse con todos.

  - Usted me trae esos documentos, suelto a su mamita y todos felices - Decía Zafiro con los brazos cruzados.

  -¿Y Luisita, qué va a pasar con ella?

  - No sé, a Luisita se la puede llevar a Punta Cana si quiere, desde aquí les deseo toda la felicidad del mundo. - Respondió Zafiro abrochándose los gemelos de su camisa.

  - ¿Entonces qué? - Preguntó el mafioso.

  - Necesito saber que mi mamá está bien antes de tomar una decisión.

  - Amelia... qué dolor, ¿no cree en mi palabra?

  - Es un miserable, no tiene escrúpulos.

  - Usted tampoco es una santa, por eso le dicen Diabla ¿No?

  - Para que vea que no soy tan malo, la voy a dejar que vea a su mamita. - Contestó haciéndole una señal a sus matones para que la llevaran al lugar que tenían encerrada a Devoción.

En ese momento y de malas maneras casi a rastras la llevaron para que viera a su madre y la obligaran a tomar una decisión.

  - ¡Mamá! ¡Mamá! - Gritaba Amelia al tener de frente a su madre.

  - ¡Hija! ¿Amelia, estás bien?

  - Mamá no te preocupes por mí, te juro que te voy a sacar de aquí.

  - Amelia no hagas nada, hazles caso por favor en lo que te digan, por favor te lo pido hija.

  - Mamá te prometo que voy a solucionar todo, te lo juro mamá. - Respondía la morena queriéndose escapar de las manos de los matones para ir a abrazar a su madre.

  - ¡Ameliaaa! - Gritaba Devoción llorando.

  - ¡Mamá mírame! Te juro que te voy a sacar de aquí. - ¡Suéltenme! Te lo juro mamá. - Le dijo Amelia por ultima vez antes de que se la llevarán de nuevo.

Lo que en ti veoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora