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Sin perder un momento y dejando de lado sus sentimientos que la hicieran flaquear fue en busca de la puerta delantera de la casa para abrirla y entrar en ella. Estando delante de la misma abrió su maleta y cogió un arma punzante para meterla en la cerradura y así poder entrar sin problema.
Su cabeza no paraba de recordar el momento en el que se encontraba allí con Luisita, sus maletas cargadas, la ilusión de pasar otro fin de semana juntas así como las ganas de no separarse y hacerse el amor durante toda la noche.

- Yo sabía que venías de una familia muy rica pero Luisita esto está increíble, mi apartamento entero cabe en la sala nada más.

- Ay no seas exagerada, ven, voy a enseñarte las habitaciones en la que vamos a pasar mucho tiempo durante todo el fin de semana.

Cada vez estaba más nerviosa porque la cara de la rubia enamorada no se le quitaba de la cabeza y manteniendo la compostura para que desapareciera su imagen, se marchó a la cocina en la que se encontraba la caja fuerte que tenía que abrir. Abrió de nuevo su maleta negra que utilizaba en todos los robos de la que sacó una bombona de gas pequeña que le ayudaría a derretir dicha caja para así poder abrirla.

- Buen sitio para una caja fuerte ¿No detective? - Preguntaba La Diabla a Ignacio Solano.

- Sí, es curioso encontrarla aquí. - Respondió el detective dudando de Amelia.

- Caja fuerte no es una palabra prohibida para una ex convicta ¿no?

Agitó su cabeza para no recordar la imagen del detective mirándola con duda y desconfianza.
Al mismo tiempo en la parte de afuera de la casa ya se encontraban los policías infiltrados que estaban esperándola para en cualquier momento atraparla y acabar con ella.

- Según el plan la mensajera ya tiene que estar dentro de la casa. - Habló Calatrava.

- ¿En qué momento entramos?

- Cuando den la orden, ni un minuto antes.

- Lo mejor es terminar con esto de una buena vez Calatrava, Nacho va a llegar en cualquier momento y va a descubrir todo.

- Tranquilo, no va a llegar, no podemos arrepentirnos ahora que estamos a punto de celebrar.

- Está bien, está bien... - Respondió Romero nervioso porque el plan no saliera bien.

Dentro de la casa después de unos minutos más intentando abrir la caja fuerte, finalmente se cayó la tapa dando lugar a que La Diabla tomara en sus manos todos los documentos y el dinero en efectivo que allí se encontraba. En ese mismo momento tomó su teléfono móvil y como quedó en lo acordado con Zafiro, le mandó la foto en la que aparecía haciendo el robo.

Al otro lado de la ciudad se encontraba Sebastián esperando noticias del robo que estaba dando lugar en la Sierra y como si la llamara con el pensamiento sonó su teléfono con un mensaje entrante que cuando vio la pantalla ahí estaba la foto de La Diabla con los documentos que ella creía que eran importantes para él.

- Eso tiene que ser la muchacha. - Rompió el silencio Federico cuando vio que su hermano miró su teléfono.

- Sí, cayó redondita en la trampa la idiota.

- ¿Está dentro de la casa?

- Esto es como el tiro al blanco, listo y dispara. - Contesto Sebastián cogiendo su teléfono para llamar a sus matones.

- ¡Rata! Suelta a la imbécil y que se alisten los detectives, La Diabla está dentro.

- En la nevera hay una botella de champán... helada..., creo que es momento de celebrar. - Dijo Sebastián a Federico con un movimiento de cabeza para que fuera por ella.

Lo que en ti veoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora