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Llegó el fin de semana, y la pareja había acordado encontrarse con Tim en un club nocturno. "Un excelente lugar para platicar", pensó Storm con sarcasmo. Aunque no tenía ánimos de asistir, pasó por Cruz a la residencia donde ella se quedaba. Al llegar y verla salir, quedó boquiabierto y casi le da un infarto al admirar lo increíblemente sensual que se veía con ese vestido corto de cabestrillo plateado, que se ajustaba a su exquisita figura. Su cabello recogido y el maquillaje solo hacían que sus bellas facciones resaltaran más.

Sin embargo, el infarto no era solo por lo atractiva que se veía, sino también porque sabía que todos pondrían sus ojos en ella, y él odiaba esa idea. La joven lo miró sonriente y con ojos llenos de amor, mientras que él la observó de manera seria.

-Hola, mi amor. -Saludó ella con dulzura.

-Cámbiate, estás mostrando demasiada piel.

-¿Qué?, ¡por supuesto que no!.

-Cruz, nunca sueles usar ropa ajustada.

-Bueno, hoy decidí arreglarme así para ti.

-Qué bonito, pero cámbiate. No quiero que te devoren con la mirada.

La castaña miró la hora, no tenía la mínima intención de cambiarse. En lugar de eso, se acercó a Storm de manera sensual.

-Que me miren, al final solo tú me puedes comer. -Le sonrió de manera juguetona y tocó su nariz con el dedo índice.

Él atrapó su cintura para acercarla a su cuerpo y le habló cerca del oído.

-Maldición, Cruz, cámbiate. Con ese vestido solo me dan ganas de arrancártelo y devorarte.

Ella sonrió de manera coqueta.

-Cuando volvamos podrás hacerlo. Por ahora, vámonos, que se nos hace tarde.

El rostro de la chica cambió al ver el auto que traía Storm.

-¿Por qué traes el Corvette?.

-Porque quiero.

Cruz rodó los ojos.

-Vaya manera de pasar desapercibido, señor presumido.

La chica caminó y se subió al deportivo negro. Él esbozó una sonrisa y la siguió. La razón de llevar ese coche era que en ese deportivo nadie podría sorprenderlo de nuevo en la parte de atrás.

~§~

Storm estacionó y volteó a ver a Cruz con fastidio.

-¿En serio tenemos que ir?. -Preguntó mientras se quitaba el cinturón de seguridad.

Luego, le acarició la pierna, se acercó poco a poco a ella y la besó lentamente. Aún estando cerca de sus labios, añadió.

-Podríamos ir a otro lugar a divertirnos.

Ella soltó un dulce suspiro cuando Storm empezó a acariciarle la entrepierna.

-¡Ah!, basta, si no quieres venir, está bien, puedo ir sola.

-Ni loco te dejo ir sola.

-Entonces está resuelto. -Añadió, sonriendo victoriosa.

Storm volvió a verla con fastidio.

-Bien. Pero antes de bajar, dame tu mano y cierra los ojos.

Cruz lo miró de manera divertida, cerró los ojos y extendió la palma de su mano izquierda. Él la tomó, giró la mano, le colocó un anillo en el dedo anular y le dio un beso en el dorso.

RivalesWhere stories live. Discover now