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Cruz había salido del hospital y ahora
Se encontraba en casa, estaba muy anciosa, se mordía el labio y jugaba con sus manos mientras sostenía su móvil. El no volvió al hospital y tampoco le respondía los mensajes, ni las llamadas.

-Cariño debes intentar comer algo y tranquilizarte.

-y ¿si está molesto?, o ¿si le paso algo?, talvez Samir...

Dejo la frase al aire ya que Sally la acurrucó a su pecho y comenzó acariciarle la cabeza con amor.

-Estás muy sensible, de seguro está durmiendo, su día fue muy complicado al igual que el tuyo. No sabes lo difícil que fue convencerlo para que vaya a casa descansar.

El timbre sonó, Cruz vio a Sally, ella le sonrió y se levantó para abrir.

Cruz tenía la esperanza de que fuese él, la cara le cambio al ver en la entrada de la puerta a una mujer conocida, no mayor a 65 años.

-¡Hay, no! -Dijo Cruz.

La señora hizo a un lado a Sally, le dio una caja, su bolsa y fue por Cruz.

-¡Oh, mijita! vine lo más pronto posible en cuanto me aviso tu madre.
Sólo mirate estás muy pálida y flaca. Pero no te preocupes te haré mi rico caldo de paloma para que te llenes de vitaminas y tomes cuerpo. Por cierto, ¿quien te dejo así?.

La señora volteó a ver en la sala y vio a McQueen en forma molesta.

-Veo que eres el único varón aquí, ¿acaso fuiste tu?.

McQueen quedó rojo como granada y negó con la cabeza.

-Abuelita el es mi entrenador y la chica que te recibió es su prometida.

Se escucho el ruido de una puerta cerrándose y todos voltearon a ver hacía esa dirección, era Mate que salía del baño.

-¡Uf! Les recomiendo que no entren a ese baño en un buen rato. -Luego vio a la mujer que se encontraba en la sala y fue a presentarse.

-Hola, mucho gusto, soy Mate como Tomate pero sin el To. -Puso una amplia sonrisa en su rostro y le ofreció la mano.

La señora tomo la mano de Mate y voltea a ver a Cruz. -Dime que no es el. -Le dijo en su idioma natal.

-El no esta aquí. -Mencionó Cruz con voz de fastidio.

-¿Qué?, ¿acaso no se hace responsable de sus actos?, tranquila mijita que yo me encargo, lo traeré a la fuerza y...

-Abuelita ¿no ibas hacerme un caldito? -Y le puso una mirada tierna.

-Oh si, en dónde quedaron mis cosas.

Sally se acercó y le dio sus pertenencias a la abuelita, luego se incorporó al grupo.

-¿Quien le dijo a mi madre?. -Voltio a mirar al grupo con molestia.

-Fui yo. -Se encogió de hombros Sally. -No sabía que mandaría a tu abuela.

-Ahora si no quiero que aparezca Jackson.

Sally vio como la abuelita sacaba una paloma de una caja y pregunto. -¿Por qué trae esa paloma en la caja?

-Por que haremos un buen caldo con ella.

-¡Pero está viva!.

-Tranquila mija, pronto ya no lo estará.

Sally abrió grande los ojos, trago seco, de pronto comenzó a sentirse mal y busco un lugar dónde vomitar.

-Odio los síntomas del embarazo. -Dijo quejándose.

-¡Oh, que lindo! igual estás embarazada.

-¿Igual?. -Dijo McQueen y se voltio hacía Cruz. -¡Tu abuela cree que estás embarazada!.

RivalesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora