II

1.6K 189 36
                                    

                            ♧Sueño♧

Esa respuesta él sabe. Está seguro que la estudió mientras brincaba como saltamontes antes de ser interrumpido por Gemini. ¿Entonces por qué no la reduerda? ¿Por qué justo en ese preciso instante su cerebro le hace esa mala jugada? ¿Es porque cela mucho a su Alfa? ¿Acoso su pequeño tamaño es un problema? ¿Será talvez que no se acuerda porque después de aquella escenita volvió a su hogar saltando de felicidad luego de espantar a la Omega y en lugar de continuar repasando se puso a imaginar toda una vida con Gemini? ¡No puede reprobar, es el último año! ¡Joder, todo es tan caótico pra él!

— Dos minutos, jóvenes y señoritas. — avisa el maestro, colocándose las gafas que estaba limpiando segundos atrás, para volver a mirar a cada estudiante y asegurarse que estén con los ojos puestos en su examen y no en otro lado.

Los nervios de Fourth comenzaron a dispararse en todas direcciones, incluso su olor a preocupación comenzó a notarse, y aunque toda el aula estaba comenzando a impregnarse por ello, quien más sufría era Gemini al tener el olfato tan sensible esa mañana. Realmente creía, incluso, que era un castigo por no haber desayunado esa mañana, pero despertar tarde y tener exámenes finales toda la semana no era bueno para su sistema.

— ¡Se acabó! — exclama el maestro, dando un golpe en el escritorio y sentándose detrás del mismo sobre la silla giratoria. Esperando con paciencia para poder corregir los exámenes.

Fourth suelta un gemido de frustración al ver que no llegó a completar el examen como esperaba, y todo por la última pregunta. Justo lo que más había estudiado, se le olvidó. ¿El maestro notará si copia de su cuaderno? ¡No! Él no debe hacer eso, está mal. ¿Pero una ayuda inocente no viene mal o sí?

Los alumnos empiezan a levantarse de sus sitios, aglomerado el escritorio del Beta, Gemini pasa por el costado de Fourth quedando delante de él muestra la hoja resuelta. El Omega sin pensarlo dos veces comienza a recordar absolutamente todo, las repuestas llegan como fuertes ráfagas de viento y contesta con mucha rapidez esa pregunta que tanto se le dificultó.

Con una sonrisa amplia entrega su examen, guiñando su ojito derecho en dirección a Gemini, quien sonríe cabizbajo porque aquello pareció más un tic que un guiño. Pero igual fue un gesto muy tierno.

— Bueno, chicos y chicas, aun falta media hora para que toque el timbre de receso, pueden usar los celulares o conversar, sin hacer escándalo. — informa el Beta adulto, comenzando a revisar cada prueba.

Los piesitos de Fourth tienen magia y una sola meta sin importar donde se encuentre, así esté en la Luna siempre va a buscar a Gemini y lo va a encontrar, aunque tarde mil vidas. Con una ligera sonrisa y un brillo hermoso en sus ojitos avellana camina hacia el fondo del salón, sin pedir permiso se sienta sobre las piernas de Gemini, pasando un brazo por detrás de su cuello y dejando un tierno e inocente beso en la mejilla del mismo.

— Gracias, Alfa. — susurra, sus densas y todas pestañas parecen bailar al mismo tiempo cuando comienza a revolotear como si fuesen alitas de mariposas.

— Como sea. — masculla Gemini un poco avergonzado, porque por más cariñoso que sea Fourth en cada oportunidad que tiene, a él le sigue resultando un poco incómodo. — Ahora vuelve a tu sitio que yo estoy hablando con Phuwin.

— No es verdad. — recibe en respuesta por parte de su mejor amigo, quien ni siquiera se digna a mirarle por estar tecleando en el celular como si fuese lo más importante.

En realidad, nadie se percata de ellos, están tan acostumbrados a los celos, a las muestras de afecto de Fourth hacia Gemini desde hace tres años que simplemente deciden ignorarlos como cada día.

— Gracias, amigo. — suelta sarcástico viendo su perfil, su gran mano termina sujetando la cintura pequeña de Fourth inconscientemente, Gemini no es consciente de lo que acaba de provocar en el pequeño con un gesto tan simple.

El Omega reprime el grito que quiere dar, incluso hasta quiere llorar por volver a sentir, aunque sea un mínimo toque de su Alfa. Sabe que su actitud molesta a cualquiera, pero en ningún momento obligó a Gemini a poner sus manos sobre su cuerpo otra vez, aunque era lo que más deseaba, y ahora incluso le parecía irreal.

Bueno, Norawit usualmente coloca sus manos sobre sus hombros o sus brazos para separarlo de él, pero esta vez es tan diferente que se siente sobre las nubes, hasta siente que está volando con las mariposas del jardín.

Es que son esas pequeñeces que hacen bombear con más fuerza su pobre corazón, desembocando una felicidad indescriptible, sintiendo como toda la sangre se detiene y vuelve a correr con tanta intensidad que cree morir en ese instante.

Por instinto su rostro se apoya sobre el pecho de Gemini, aspirando con lentitud su aroma que lo tiene enloquecido. Sus delgados brazos se han encogido sobre sí mismo y los mantiene muy cerca de su cuerpo, se está acurrucando como wi fuera un bebé. La sonrisa que tiene crece más, si es posible, cuando siente a su Alfa apoyar su mentón sobre la parte superior de su cabeza y si otra mano termina por sujetarlo con cierta posesividad.

Si eso era un sueño, no quieria despertar jamás.

Omega Celoso   [GeminiFourth]   Donde viven las historias. Descúbrelo ahora