XVI

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                      ♧Fin de Semana♧

Luego de aquel bochornoso momento para Phuwin, comenzó a bromear con Gemini, aunque Fourth cada tanto le mostraba sus pequeños colmillos en señal de disgusto. Así que luego del almuerzo y haber pasado un momento agradable junto con su amigo, si es que se puede decir, se terminó retirando sin acercarse a Gemini, solamente sacudiendo la mano derecha en señal de despedida. Haciendo un comentario respecto a la extraña pareja y tirando la puerta con fuerza antes que Fourth se lance sobre él.

Ya dos días de eso, el Omega cada vez que lo recuerda comienza a reír antes sus ocurrencias, aunque claramente el Alfa no sabía eso. Realmente le resultaba caótico su actitud, los celos que tiene hacia su Alfa.

Aquella tarde antes de que se fuera a su hogar, acordaron que pasaría el fin de semana juntos en casa del chico de lunares porque luego de ello quedaría una semana para volver al colegio y tenían que comenzar a ordenar sus cosas y revisar que no tengan nada pendiente.

La puerta fue abriéndose por una niño de menor tamaño que al de Fourth, aunque ésta le llegaba casi hasta la cintura. Ambos Omegas se fundieron en un cariñoso abrazo como cada vez que se veía, combinando el aroma de rosas frescas con el de jazmín.

— Hola, cariño. — saludaba el castaño, dejando un beso en la frente de la hermana de su Alfa. — ¿Cómo te encuentras?

— Fot. — contesto feliz, mostrando sus pequeños dientes.— Muy bien.

El castaño asiente contento, revolviendo sus cabellos que están en un perfecto lizo, ríendo cuando el niño comienza a quejarse y formar tiernos pucheros en sus labios. Pero a pesar de ello, de lo revoltoso que puede ser con el niño, lo quería mucho.

— ¡Hey!

Se aleja asustado antes el grito, aunque rápidamente cambia su expresión a una molesta por ver a Gemini de pie en las escaleras, con los brazos cruzados y una juguetona sonrisa adornando sus labios.

— Solo yo puedo molestar a mi hermanita. — avisa con tono divertido, llegando hasta ellos y cargando a la pequeña que comienza a reír y se abraza a su cuello, escondiendo su carita en esa parte.

— Casi me orino en los pantalones, est... Gemini.

Ambos acordaron no decir ninguna palabra malsonante frente al niña, no después de la vez que comenzó a gritar que los Alfas eran estúpidos, como había escuchado hablar a Fourth, y el padre de Gemini le dio un tic nervioso en el ojo y estaba a nada de enterrar vivo a su hijo. Nadie se puede enojar con el bello Omega, es como si estuvieran a punto de regañar a un pequeño cachorrito que hizo una travesura y lo tienen que dejar bajo la lluvia.

No. Definitivamente nadie tiene la fuerza para crear lágrimas en los ojos de Fourth.

— Cielo, anda ayuda a mamá con tu maleta. — deja a la  pequeña en el suelo, quien comienza a correr escaleras arriba, tropezando en algunos escalones, pero sin llegar a detenerse. — ¡Con cuidado, traviesa!

Fourth se cruza de brazos por haber sido ignorado por tantos minutos, mirándole con un puchero en los labios, expulsando feromonas para que le preste atención.

Gemini voltea con una sonrisa luego de ver desaparecer a su hermanita, imita el puchero del Omega y también se cruza de brazos.

— ¿Qué? ¿Estaremos así todo el rato?

— Eres un idiota. — susurra Fourth, acercándose y siendo recibido por un cálido abrazo del Alfa, enterrando la nariz en su pecho, aspirando el dulce chocolate de su aroma.

Gemini ríe complacido por el apodo inusual, depositándole un beso en la parte superior de su cabeza. Fourth alza la mirada, viéndole con esos ojitos llenos de amor, sin resistir más junta sus bocas en dulce beso, escuchando un suspiro bajito que crea un fuego abrazador en su pecho.

Desde aquel día no puede no besar a Fourth cada vez que están juntos. ¿Cómo pasó tres años sin sentir su suavidad, sin sabor? Se ha vuelto una necesidad tenerlo e tre sus brazos, sosteniéndolo cuando sus piernas parecen temblar.

Gemini siente que los pequeños pasos que estaba dando han ido incrementando, ahora son gr además zancadas, ya no siente tanto miedo como antes, incluso su corazón está comenzando a entregarse al de Fourth.

La idea de enamorarse del Omega ya no le resulta lejana.

Y le gusta que sea así.

Su Alfa y su lobo están en fiesta constante, celebrando que por fin comienza a dejar de ser tan estúpido al intentar reprimir los sentimientos de amor que tiene hacia el bonito Omega. Porque él sabe que siempre sintió algo y ya no puede ocultarlos.

Con una sonrisa se separa del más bajo, regalando una caricia en su mejilla enrojecida. Sujetando con delicadeza su pequeña mano, caminan hacia el sofá de la sala, tomando asiento en el que es para dos personas y esta cubierto por una funda de flores amarillas. Sin pensarlo dos veces, el Omega tiene el atrevimiento de ponerse sobre el regazo de su Alfa.

Con ayuda del pelinegro retira los tirantes de la mochila que está sobre sus hombros para dejarla a un costado, enreda sus delgados brazos en el cuellos de Gemini y jadea bajito cuando él sujeta con fuerza su fina cintura. Tal vez no le guste admitirlo en vos alta, porque seguramente su Alfa comenzaría a disculparse y hacer un alboroto; pero le encanta la posesividad que tiene con él, a pesar que es mínima.

— Me gusta tu aroma. — musita con voz ronca Gemini, pasando cariñosamente su nariz por la piel del cuello de Fourth. — Es delicioso, delicado, perfecto. Al igual que tu.

El Omega se carcajea bajito, mimando con sus deditos los cabellos del más alto, sintiendo como su lobito se muestra sumiso antes el de su Alfa. Su madre probablemente estaría pagando el grito del cielo, incontables veces le ha dicho que no por ser de una casta inferior tiene que volverse un peón. Pero él no cree eso, a él realmente le gusta mostrarse dócil con Gemini, además, su Alfa siempre lo pone por encima de todo.

Y eso simplemente es más que perfecto.

— Gemini, deja en paz al muchacho. — se escucha la voz de un hombre sumamente mayor, logrando un fuerte sonrojo en su hijo.

— ¡Papá! — reclama como pequeño, escondiéndose en el cuello de Fourth, como si así se fuera a volver invisible y dejaría de ser avergonzado por su progenitor.

— Ya lo escuchaste, neni.— musita el castaño. — Déjame en paz.

— Nunca. — emite un gruñido que no pudo reprimir, sus ojos se abren en demasía, saliendo de su escondite y mirándolo con pánico. Las feromonas que empieza a expulsar logran arrugar graciosamente la naricita de Fourth. — L-Lo siento... y-yo no quería decirlo así. No sé qué me pasó, en...

Su gran disculpa termina siendo pausada por los labios del Omega que se amoldan a los suyos. Hunde un poco los dedos en su cintura, introduciendo su lengua luego de darle un mordida. Ahogando en la boca de Fourth cuando su Alfa intenta controlar su mente e impulsarlo a hacer algo que no estaría bien delante de sus padres.

—¡ Mamá! ¡Gemini está que se besa con su novio! — grita la hermana menor del mas bajo, haciendo que los dos se sobresalten y el de cabellos negros termien en el suelo alfombrado por el brusco movimiento de su Alfa al ponerse de pie.

Las carcajadas no demoran en aparecer, llenando de felicidad todo el lugar y cubriéndolo con todos los aromas mezcladose entre sí. Posteriormente a esa vergonzosa escena para Gemini, se apresuró en alzar a un Fourth que estaba a nada de orinarse en los pantalones, sujetándolo por los hombros y zarandeando el cuerpo para que se tranquilice.

— De-Debiste ver tu cara. — balbucea entre risas dulces el Omega.

— No es gracioso. — reprende Gemini, cruzando los brazos y viéndolo fijamente a los ojos.

El castaño imita su postura, pero solamente ocasiona que ambos rompan a reír, porque está lejos de verse temeroso si sus mejillas sonrojadas si inflan, su labio inferior se abulta y frunce la nariz.

Omega Celoso   [GeminiFourth]   Hikayelerin yaşadığı yer. Şimdi keşfedin