XIV

1.1K 117 8
                                    

          ♧Explosión De Sentimientos♧

En aquellos segundos tanto Gemini como Fourth se quedan petrificados por el sublime y tan efímero contacto. El castaño lleva sus manos hacia el rostro que está a escasos centímetros del suyo, tocando la suave piel bajo la yemas de sus dedos, sintiendo como el Alfa se estremece por la diferencia de temperatura entre ambos. Hay una inexplicable calidez en si corazón, una voz susurrando que está haciendo lo correcto.

Sus labios se curvan en una maravillosa sonrisa, sus ojitos se cierran y nuevas lágrimas caen por los costados.

— No llores. — pide en un ruego Gemini. — No me gusta verte así.

— Esoty feliz. — responde rápido, chocando su nariz con la del más alto por intentar levantarse, pero recuerda que el cuerpo de él está sobre el suyo, aunque no se estén tocado puede percibir su calor corporal y le gusta. — Lo juro, estoy feliz.

Gemini lo mira confundido, arrugando el ceño porque las lágrimas siguen saliendo y el Omega no deja que el color avellanas de sus ojos se conecte con su mirada.

— Mírame. — ordena suavemente, no le gusta ser brusco con él, además no necesita recurrir a la voz de manos porque eso sería un acto cruel de su parte, sería una bajes de su parte sabiendo lo vulnerable que el Omega se volvía y terminaba entrando en pánico.

Fourth se niega, sabiendo que si lo hace no dudará un segundo en lanzarse a su boca. Devorando sus labios con ansias como tanto anhela.aun puede recordar aquel día en el que se volvieron un solo, recuerda el rostro y anatomía de su Alfa teniendo una capa de sudor que se combinaba con el propio y las feromonas, sus fuertes manos tocando su cuerpo con delicadeza a pesar de que sus instintos pedían otra cosa. Lo bonito que su nariz sintió al percibir ambos aromas juntos en esa habitación. Fue un clima único, parecido a esas películas románticas que tanto le encanta ver con Gemini, su Omega que apenas despertaba estuvo en regocijo todo el tiempo, y él también.

Y aunque haya batallado dos largos años para no hacerlo, para no cometer un movimiento en falso y espantar a su Alfa. Ahora no se cree capaz de reprimir ese deseo, no puede aguantar más. Gemini no puede pedirle algo y esperar que él se muestre tranquilo cuando hay u zoológico en su pancita.

— Quiero que me veas, Omega. — vuelve a insistir con voz dulce, llevando su mano a la mejilla del chico y acariciando con suavidad, como si estuviese tocando una preciosa pieza de arte y temiendo en romperla.

— N-No...

El lobo de Gemini se mueve ansioso, agitando la cola cuando se encuentra con el de Fourth, acercándose tímidamente hasta él, vacilando a cada paso que da, hasta que terminan frente a frente y se atreve a la era su hocico.

El más alto tiene todo un conflicto en el pecho que no lo deja pensar con claridad. Su Alfa le está obligando a marcar en ese preciso instante a Fourth, pero no está bien. Para él un lazo es muy importante, la marca es sinónimo de eternidad al lado de su pareja. Si lo llegara a hacer, Fourth no merece recibirla bajo un árbol con las ramas desnudas, tiene que ser especial, tiene que ser un momento único que ningu o de los dos podrá olvidar.

Porque él no se cree capaz de olvidarse de esas bellas piedras verde que están siendo escondidas, reacias a hacer acto de presencia. Su cabeza está en líos, su parte racional va perdiendo la batalla contra sus instintos.

Solo hay una cosa que puede hacer para tranquilizar a su Alfa de aquella descabellada idea del lazo.

— Omega. — susurra, acercando nuevamente su rostro y comenzando a rozar su nariz con la del pequeño, aspirando el dulce aroma a rosas frescas, quedando deleitado con ello y embriagado.

— Por favor, Alfa. — implora bajito, acariciando tiernamente las mejillas del otro, pidiendo ese beso que tanto necesita.

Profesando en el silencio el gran amor que tiene hacia él.

Ambos mantienen sus labios separados, rozandose con cada palabra que emiten. Sus respiraciones están comenzando a salir de su sincronía, sus corazones comienzan a latir como si fuesen caballos en una carrera. El viento incluso parece que ya no es frío, juran que escuchan los sonidos que hacen los grillos en la lejanía, pueden sentir una burbuja mágica que los atrapa.

— Alfa...

El mencionado sigue meditando en lo que va a hacer. Hace tanto tiempo que no vuelto a besar a nadie, es más, desde que conoció a Fourth no se interesó en conocer a alguien más porque su Alfa le exigía mostrar respecto al castaño. Si siente torpe y en blanco.

— Y-Yo... yo...

Antes que siga vomitando las palabras en un penoso balbuceo, su boca se junta con la de Fourth al ser impulsado por su lobo travieso.

Los fuegos artificiales comienzan a reventar en el cielo, el tiempo parece detenerse para ellos dos, una extraña sensación le recorre por todo el cuerpo. Su lobito comienza a aullar en conjunto con el Fourth, brindándose tiernos y cariñosos mimos en sus lomos, su Alfa se siente pleno por fin.

Y Gemini también.

Una gran explosión de nuevos sentimientos revienta en su corazón, quiere llorar al sentirse en el mismo paraíso.

Sus deditos acarician con amor la piel morena del chico, comienza a separar sus labios y abrazar delicadamente los del contrario, ahogando un suspiro en sus bocas, moviendo las pestañas y los párpados de manera graciosa al volver a sentir su sabor.

Ningún sueño se compara a la realidad.

Ningún Gemini soñado es como el que tiene sobre el cuerpo, besándole mcon torpeza como si fuese el primero que comparten. Su corazón realmente acaba de ser consumido por la felicidad, incluso su aroma se intensifica a cada segundo que pasa, si lobito está dando brincos alrededor del de Gemini y su Omega se siente en casa.

Porque, aunque no sean una pareja destinada, puede asegurar y sentir que Gemini es hogar. Y él también quiere ser el hogar de su Alfa, solamente él.

La saliva escurría de sus bocas demostrando la inexperiencia que ganaron al estar separados por dos lagos años, pero aún así sentían que ese extraño y cálido beso era sinónimo de perfección y amor cincero. De una nueva historia entre esa joven pareja.

Agradecían internamente haber subido hasta la partemaldte de aquella colina, su lugar mágico.

Gemini se aleja con las mejillas rojas, abriendo los ojos envueltos en amor y viendo que Fourth se encontraba igual o peor a él, con la respiración agitada y las mejillas rojitas al igual que su nariz. Con sus dedos se apresuró en limpiar la saliva que escapaba de la boca del Omega.

Por fin los ojitos del chico se abrieron, dejando notar un intenso brillo en su avellanada mirada que tenía toques de destellos amarillos al ser abrazado y envuelto por su Omega luego de haber compartido el mejor beso porque fue con su Alfa.

— Oemga. — susurra cohibido, intentando quitarse porque el frío empezaba a caer sus huesos a pesar de la calidez que el azabache le otorgaba.

Fourth niega con una sonrisa que parece no querer irse, coloca sus manos en la nuca del chico, haciéndole estremecer y soltar un bajo gruñido.

— No sabes lo mucho que extrañaba tus labios, tu sabor. — confiesa tímidamente, dando caricias en sus cabellos.

No deja que el otro hable, esta vez es él quien se atreve a chocar con brusquedad sus bocas, golpeando sus narices en el acto y también sus dientes. Besando con anhelo y ansias al Alfa, su Alfa.

Porque no hay nada más bonito que compartir un beso con ladrona que uno tanto quiere. Desnudando sus almas en ese contacto torpe, tímido y único.

Si es una sueño, ningún quiere despertar.

Omega Celoso   [GeminiFourth]   Where stories live. Discover now