XVIII

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                   ♧Alfa Hacendoso♧

Luego de estar compartiendo un íntimo momento, tan puro y necesario para bienestar propio; tuvieron que separarse.

El Omega seguían manteniendo rastros de tristeza, pero se las apañaba para no alarmar a su Alfa, le está gustando pasar tiempo a solas con él, así que ve innecesario debatir sobre un tema que no le interesa, al menos no en demasía.

Sus padres, su hermano y su nana, siempre han alagado su hermosa figura. Creando preciosas sonrisas en sus labios, un revoltijo en el corazón y millones de mariposas en su pequeña estómago. Sin embargo, cuando aquel Beta, que lo miraba con inderencia y un poco de lujuria, bombardeó su cabeza con comentarios crueles, se vio refugiado en la soledad que sólo su habitación podía otorgarle.

Para él su peso es el correcto, ni mucho ni poco, su estatura es adecuada si tuviera cuatro años menos, pero no se queja.  Cree que ese estúpido doctor hizo que cambiara drásticamente con lo que era, para fortuna suya, siempre estuvo su familia en cada paso que daba. Y claro, luego apareció Gemini y sin decirle nada lo hizo sentir único. Hizo que su Omega se sintiera en paz, dejando de carcomerse el cerebro con pensamientos absurdos y en ocasiones malos.

— ¿Todo bien?

Sacude un poco su cabeza, quedando perdido por cortos segundos, hasta que logra enfocar al Alfa y asiente.

— Creo que deberíamos tomar un baño. — anuncia, volviendo a su característico tono risueño. Aplaude un poco y luego señala la puerta.— Date prisa, que tus labores como Alfa hacendoso que cree que ser Omega es fácil, aún no terminan.

— ¡Fourth! — lloriquea Gemini, maldiciendo su yo del pasado al pedir que le hiciera ver cómo es la vida hogareña de un Omega.

Si apenas pudo con el fallido intento de pastel, no quiere imaginar más cosas.

Recogiendo una muda de ropa junto con un bóxer, ingresando al baño de su habitación. Si cuenta esto a su madre... ¿Recibirá un castigo? No es que la mujer sea estricta con las leyes, pero para mala suerte de él, ella se sigue rigiendo en lo que es cosas de cada sexta, y... no sabe si decirle o no. A veces se cuestiona de dónde salió su chispita diferente. Probablemente de su padre, es menos autoritario a pesar de su posición y no es serio o algo así.

Gemini no se molesta por aprender nuevas cosas, lo ve como algo necesario de saber. Su ayuda sería útil en el hogar, no siendo un simple estorbo que no sabe siquiera que había una escoba en la cocina.

Al terminar sale con la toalla secando su cabello, sin ponerse a detener cuánto demoró bajo el chorro de agua. Pero al parecer fue mucho, porque Fourth ya se encuentra con otra ropa diferente y el perfume bailando en su limpia piel, sonriéndole bonito y creando un revoltijo de emociones.

— Bueno, como no quisiste que usáramos delantal porque lo veías innecesario, las manchas quedaron impregnadas. — anuncia parándose de la cama, llevando en sus manos sus prendas sucias.

— ¿Tengo que ponerla en la máquina que podría explotar?

— Sí, aunque podrías usar simplemente tus dos manos que funcionan a la perfección. — contesta con diversión, haciendo un intento de guiño con su ojo derecho.

Salen de la alcoba con los brazos ocupados por la ropa, llegando hasta el cuarto de aseo que cuenta con una lavadora y una secadora para mayor facilidad.

Antes que Gemini avance hacia el aparato es retenido por la mano de Fourth, que señala el fregadero.

— Ese será el lugar. — sentencia.

El Alfa terminó siseando cuando sus manos entran en contacto con el agua fría, maldiciendo por décima vez el haber pedido algo como esto. Siendo guiado por su Omega que se encontraba sentando sobre una silla cerca de él, jugando con una pelotita de trapo azul que encontró. Pero lejos de incomodar a su lobo y a su Alfa, estaban serenos, incluso se atreve a decir que estaba divertido con la situación. ¿Será así su futuro con Fourth? Pusieron la ropa en la secadora cuando Fourth se cercioró que estaba completamente limpia, fuera de rastros de jabón en las prendas interiores y sin partículas de detergente .

— Tendrás que planchar cada...

El pelinegro levanta la mano, deteniendo su discurso.

— No más, estoy agotado con algo simple. — se sincera mientras caminan de regreso a la habitación.

Al ver su cama cae rendido, sintiendo sus brazos entumecidos por estar expuestos a esa alta temperatura líquida. El colchón se hunde a su costado y no tiene que ser adivino para deducir que es Fourth. Además del inconfundible aroma a rosas frescas que penetra sus fosas nasales.

— Apenas hiciste dos cosas, bueno, una y media.

Gira sobre su cuerpo, quedando de costado para ver al Omega.

— Otro día podemos seguir intentando. — pide en voz bajo.— Pero por hoy fue suficiente.

— Bueno. — responde. — Aunque falta que prepares el almuerzo.

— No. — gimotea, ocultando su rostro entre sus manos.— La cocina y yo nos llevamos del demonio.

— Todo es cuestión de práctica, Alfa.

El castaño retira con delicadeza las manos, acercándose la suficiente para que sus narices quedan muy juntas. Por inercia Gemini apoya la palma en el brazo de Fourth, sobando de arriba abajo, enviando escalofrío a todo el cuerpo del chico. Ambos lobitos se mantienen inquietos, dando vueltas y llamándose entre aullidos.

El Alfa se remueve inquieto en su lugar, comenzando a sentirse atrapado por esas bellas piedras color café que no dejan de verlo.

— Me gustaría volver a hacerlo. — susurra el Omega, empezando a desprender feromonas más dulces, atacando sin piedad alguna las fosas nasales de su Alfa y su corazón. — Intentarlo sólo si tú estás dispuesto.

— Fourth...

— Quisiera ser el activo... como sea que se llame a la otra persona que... bueno, ya sabes. — comenta con las mejillas tan rojas como dos dulces cerezas.

Gemini se aleja anonadado. ¿Acaso escucho bien? ¿No es una alucinación? ¿Fourth realmente se lo está pidiendo?

— Omega, sabes cómo funcionan las cosas. — trata de aclarar sin sonar brusco o asqueado.

— Ya sé, ya sé.

— ¿Entonces?

— Solo quiero intentarlo, complacerte como tú lo hiciste conmigo. — se excusa de manera sincera.

— Pero ninguno está en celo.

— No hace falta.

Gemini vuelve a negar, tomando asiento en la cama y apoyándose en el respaldar de la misma. ¿Realmente está dispuesto a invertir los roles con su Omega? Si el resto de Alfas se llegaran a enterar sería la burla de todos sin duda alguna. Ya hasta puede ver las noticias en cada periódico: Alfa se deja doblegar por su pequeño Omega.

Bueno, tal vez está exagerando y no parezca tanto malo. Pero igual se siente dudoso, inseguro. La única persona con la que estuvo en ese aspecto fue con el castaño y él se encargó de hacer "la mayor parte del trabajo". En sí para Gemini no existe el quién hizo más o quién hizo menos porque ambos disfrutaron. Aunque ahora es distinto, no es un simple pensamiento es algo real, algo palpable que acelera su corazón.

Lejos de sentir la decepción del castaño, puede ver su inquietud y anhelo porque acepte.

— Ven aquí. — llama dulcemente, el aludido sin pensarlo dos veces termina sentando sobre su regazo, mirándolo de manera indescifrable.

— ¿Ya lo pensaste?

— Puede ser.

— ¿Y... la respuesta es?

Gemini comienza a sentir como la vergüenza se apodera de su rostro, abraza el pequeño cuerpo y se esconde entre el hueco del cuello y hombro del castaño. Aspirando las feromonas de excitación del chico, las cuales comenzaban a combinarse con las suyas.

— Promete que no dolerá. — masculla apenas audible.

Fourth sonríe en grande, tomando su rostro para que deje de esconderse y planta un dulce beso su mejilla sonrojada.

— Lo haré como si besara un pétalo de rosa. — asegura, dándole confianza a su Alfa para que esté tranquilo y no comience a espantarse.

Pero Gemini confía en Fourth. Su lobo no se muestra cohibido, está manso, esperando el siguiente movimiento del castaño. Incluso su Alfa se encuentra entregado por completo al Omega, dejando a relucir esa sumisión que nadie de su casta tiene.

Omega Celoso   [GeminiFourth]   Where stories live. Discover now