XXII

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                                ♧Ayuda♧

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— ¿Qué es esto? —pregunta en voz baja Gemini, escondiendo el celular y mirando confuso al castaño que está delante de él hablando.

Fourth retuerce un poco sus dedos, explicando acerca del tema que le tocó exponer, sonriendo y luciendo como un bello ángel a los ojos de su Alfa. Hasta que su voz empienza a temblar y sus piernas parecen dos alambres a punto de romperse por las leves vibraciones que siente en su interior.

— ¿Se encuentra bien, joven Fourth? —pregunta el maestro al notarlo nervioso y tenso, el menor asiente respirando fuerte, sus mejillas se han coloreado de un tono rojo y quiere golpear a su Alfa porque seguramente ya encontró la aplicación que descargó antes— Continúe, por favor.

— S-Sí.

Gemini ríe bajito, aunque no comprenda mucho su rara actitud. Sin embargo, termina saliendo de ese extraño juego porque Fourth lo mira con un poco de enojo. Escucha con atención lo que dice, enamorándose más de ese pequeño Omega, si es posible.

Le encanta todo de él. Absolutamente todo.

— Excelente, muchas gracias. Puedes sentarse.

Fourth hace una leve reverencia, caminando un poco torpe a su lugar y respirando hondo para después morder su labio y no gemir. Maldice a su Alfa aunque no tiene la culpa si le hubiese dicho antes tal vez no ocurría nada. Siente leves contracciones en su ansiosa entrada, y aunque quiera balancearse sobre la silla para satisfacerse, se queda quieto, escudriñando el reloj para que ya sea hora de receso.

El timbre suena y apenas el maestro se retira, corre en dirección al más alto para sujetar su mano y comenzar a tirar de él y conducirlo al baño más cercano. Cerrando la puerta con seguro luego de gritar al par de alumnos que estaban lavando sus manos; quedando solamente ellos.

— ¿Ocurre algo? —pregunta con preocupación Gemini, abrazando el cuerpo del tierno Omega— ¿Quieres irte?

— N-No. —niega, colocando sus manos en el pecho de Gemini y alejándose un poco porque más ansias poco a poco lo van consumiendo.

— Me estás asustando, Omega.

Fourth vuelve a negar, en voz baja pide el teléfono a su Alfa y una vez que lo tiene en sus pequeñas manos, abre la aplicación que descargó. Con las mejillas hirviendo de vergüenza, explica lo que recuerda al haber leído las instrucciones que venían en la caja y en un papelito amarillo con un dibujito de conejo.

Gemini lo mira confunso, tragando grueso al tener cierto poder sobre el más bajo, aunque lejos de molestarle, esta vez le interesaba y sentía mucha, pero mucha curiosidad. Claramente en el fondo se sintió el peor Alfa por haberle hecho pasar un mal rato en plena clase, pero en su defensa no sabía lo que era ese "juego". Pide disculpas incontables veces, hasta que su Omega besa sus labios con necesidad y se restriega contra él.

— ¿Estás seguro con lo que pides? —cuestiona, acorralando al pequeño contra la madera u pasando la punta de su nariz por la delicada piel de su cuello, aspirando el dulce aroma que desprende a cada segundo que pasa.

Al menos solo Gemini lo puede oler.

Fourth asiente débilmente, estrujado la ropa de Gemini entre sus manos, mordiendo su labio cuando el más alto comienza a besar su cuello y a otorgar un par de lamidas junto con suaves secciones. Sus ojos se cierran ante la agradable sensación, realmente le encanta que su Alfa acceda a cada una de sus peticiones.

Tuvieron que salir del baño cuando el timbre sinó, volviendo al aula con menos tranquilidad que antes, sabiendo que el control ahora lo tiene el moreno y en cualquier momento podría empezar con el juego.

Omega Celoso   [GeminiFourth]   Where stories live. Discover now