Capítulo 9

209 11 0
                                    

Oliver

Había pasado algún tiempo entre pasar tiempo con Maddie y hacer mis viajes, siempre que tomaba mis vuelos, Maddie dormía en mi casa, que de cierta manera ya se sentía suya porque no había día que ella no dejará cosas en casa.

Había comprado algunos adornos azules porque decía que a mi sala de estar le faltaba un poco de color, y no me importaba que ella agregara más cosas. La nevera ahora estaba llena con frutas que le gustaban y algunas verduras.

Junto a la extensa ventana colocamos un escritorio donde tenía hojas y plumones regados llenos de ideas sobre mucho más diseños, le había comprado una iPad especial de diseños para que se le facilitará todo.

También cómo mi armario —corrección, su armario— tenía poca ropa de la mía. La habitación ya tenía su suave aroma a vainilla con un toque de coco y siempre huele así de bien, toda la casa en general.

Después de venir de Los Ángeles ella había traído su ropa poco a poco y había comenzado a venir aquí más a menudo, hasta que me adueñe de ella y vive conmigo.

No le pedí permiso. No lo necesitaba. Solo quiero que ella esté bien y a salvo conmigo.

—¿Qué te dijo el doctor? —le pregunto a Maddie mientras está sentada en las gradas del garaje viéndome arreglar mi auto.

—Pues nada, dijo que no es muy grave y mi hueso va sanando como debe, sin ninguna complicación. Si sigo así solo usaré la escayola dos meses más. Después un mes de masajes para recuperar la movilidad y luego andaré con venda.

—Bien. Eso es un avance. Ya podrás dibujar.

—¿Crees que pueda volver a dibujar?

—Sí, ¿por qué no?

La miro mientras ella se mira las manos, suspira mientras estira los pies descalzos sobre las gradas.

—Porque... a veces siento que no podré.

Me acerco a ella y me meto el pañuelo en la cinturilla del pantalón, me coloco frente a ella y me mira, me analiza y sus ojos vagan en mis abdominales mojados, me río mientras la hago levantar la barbilla.

—Sí, podrás. Le vas a callar la boca a tu padre y a tu madrastra. Tu nombre será reconocido y ellos no serán parte de tu vida, ni de tu imperio. Y créeme, —la miro directamente a esos ojos café— les va a doler tanto verte creciendo que rogaran por tu perdón. Pero sabes qué.

—¿Qué?

—Tú serás mejor que ellos y sé que muy dentro de ti hay una razón por la que los vas a perdonar, pero no formarán parte de ti. Y estarás orgullosa de ello.

—¿Tú también? —pregunta en un susurro.

—¿Yo también qué?

—¿Estarás orgulloso de mí?

—Yo ya lo estoy, pequeña bestia.

Se puso de pie y me abrazó sin importarle que andaba sudado, la tomé de los muslos cuando enrolló sus piernas en mi cintura, me miró y agitó las pestañas coquetamente.

—Se te mira muy bien ese pañuelo en la cintura —susurró.

Le sonrío mientras la depósito en la mesa donde tenía las herramientas, sus bronceadas piernas me distrajeron cuando me separé de ella y las apreté mientras le di un beso en los labios.

—¿Qué quieres de cumpleaños? —preguntó.

—Sorpréndeme.

Se mordió el labio inferior mientras movía las piernas sobre la mesa, mientras yo seguí arreglando mi Ford Mustang Shelby GT350R, cuando terminé totalmente sudado, pero satisfecho, tomé a Maddie y la llevé adentro, ella dijo que la dejara en la cocina, que iba a hacer batido para ambos.Me metí en la ducha para quitarme el sudor y la grasa de las manos, cuando sentí una suave mano colarse por detrás de mí y acariciarme el pecho, Maddie apoyó su mejilla contra mi pecho, su cuerpo se amoldó al mío y le me di la vuelta para verla.Es preciosa, nunca he visto unos ojos tan tristes, pero a la vez tan llenos de vida. Y una sonrisa preciosa que solo yo tengo la dicha de verla, el cabello lo tiene a la mitad de la espalda, pero en capas, y unas pocas pecas se pueden lograr a ver si te acercas lo suficiente, sus ojos tienen ese brillo especial cuando sonríe o pasa tiempo con sus amigos.Es jodidamente preciosa que duele.Entonces cuando abre esos preciosos ojos cafés, la tomó del cuello y estampo mis labios contra los suyos, ella jadea y aprovecho ese momento para introducir mi lengua en su boca, ella me acepta y se funde contra mi cuerpo, su cuerpo húmedo y desnudo hace que mi polla se interponga entre nosotros dos, Maddie gime en mi boca y aprieto mi mano en su cuello.El agua cae sobre nosotros cuando ella se da la vuelta y apoya sobre los azulejos, me mira sobre el hombro con coquetería mientras las gotas de agua caen sobre su espalda y su precioso culo, me sonríe y con los labios rojos e hinchados.—No puedes follarme y no lo harás, pero puedes frotar entre mi culo —dice con una voz ronca que me hace gemir.—¿Es así?—Sí.La tomo de las caderas y abro sus nalgas para colocarme entre ellas, Maddie se para sobre sus pies aceptándome, me muevo de atrás hacia adelante disfrutando de la fricción de mi humedad con la suya, el agua no corta la fricción entre nosotros porque es mínima, Maddie gime mientras me froto contra ella y sus ojos se oscurecen cuando ve la cabeza de mi polla desaparecer entre sus nalgas.—Oliver...—¿Sí, pequeña bestia? —digo con la voz ronca.La polla me palpita y los testículos me pesan, Maddie se frota contra mí casi con desesperación, entonces mis dedos se presionan sobre su clítoris, poniendo un poco de fuerza y fricción cuando tiene su orgasmo donde gime y me aprieta más contra ella, tomo esa humedad para mí y cuando siento la polla palpitar me inclino sobre ella y la beso.El semen corre a chorros sobre sus nalgas y las pintan, gimo sobre boca y ella me sigue el beso con una sonrisa de satisfacción, me muerde el labio y cuando me separo de ella miro sus nalgas pintadas con mi semen, me entra una posesividad inmensa y la beso con más fuerza.—Ahí tienes tu regalo —susurra sobre mis labios.—Joder, sí.Se ríe cuando se separa de mí, tomo la ducha movible y la voy lavando, le lavo las nalgas y el cuerpo cuando le tengo que lavar el coño me arrodillo poniendo una de sus piernas sobre mi hombro, gimo cuando tengo su precioso coño frente a mi cara, ella se agarra de mi cabello.Mis dedos se pierden entre su piel y labios, su pequeño clítoris me hace querer chuparlo, pero solo me entretengo en limpiar. Acerco mi cara y le doy un beso a su coño, Maddie gime, pero no sigo a más porque estoy seguro que si pruebo su coño de nuevo me volveré más adicto de lo que soy.Suspiro y terminamos de bañarnos juntos, nos ponemos ropa cómoda y pedimos comida a domicilio, Maddie quiso comer tacos mexicanos, así que, eso comimos viendo un documental. Se nos pasaron las horas en el documental hasta que eran las dos de la mañana y Maddie se quedó dormida sobre mis piernas, el timbre de mi casa sonó y fruncí el ceño.Nadie molesta a las dos de la mañana, pero al ser tan insistente tuve que apartar a Maddie con mucho cuidado y atender, un hombre mayor de rasgos fuertes estaba frente a mi puerta en traje, me analizó de arriba abajo e intentó ver hacia mi casa. Cerré la puerta detrás de mí, ocultando a Maddie que dormía en el sillón.—¿Qué? —pregunté.—¿Eres Oliver Adams Evans?No sé cómo supo mi primer apellido, ya que no lo uso. Así que supongo que tiene contactos para ello.—Sí.—¿Eres novio de Maddie Maxwell?—Sí.—Soy su padre, Robert Maxwell. Y quiero saber la razón por la que ha desaparecido y no ha ido a casa. Y esa eres tú.Me crucé de brazos.—Si quieres la respuesta correcta, esa eres tú. Es tu hija no una persona cualquiera, pero claramente se ve cómo hay padres que no merecen serlo.Apretó los puños y la mandíbula y dio un paso más cerca de mí, me crucé de piernas por los tobillos y me apoyé en la puerta viéndolo, era unos centímetros más alto que él y ciertamente el hombre no tiene ningún tipo de seguridad conmigo.—No sabes lo que digo.—He estado más presente que tú en toda su vida. Claro que sé exactamente lo que digo.—Soy su padre.—Uno de mierda, lo veo.—No eres nadie para venir a insultarme.—Primero, tú viniste a mí, y segundo, me importa una mierda quién eres y tu nombre. No tienes mi respeto, no tienes ningún derecho de venir a mi casa a buscar a tu hija cuando nunca has estado presente en su vida. —Abro la puerta para entrar y su voz me detiene.—No eres nadie en su vida, no has estado en nada...—Y tú tampoco. Te perdiste sus logros más grandes como el de ver sus diseños en modelos y escucharla hablar sobre sus sueños. Yo estuve ahí. Tú no, así que no vengas a reclamar mierdas de las que no tienes derechos.Iba a abrir la boca cuando la puerta se abrió y Maddie salió somnolienta y me miró.—Oliver... ¿por qué estás aquí afu...? —Se calló cuando miro a su padre y se puso pálida.—Maddie, cariño... —él intentó tocarla y le detuve la mano a la vez que Maddie se apartó de su toque.—¿Qué haces aquí? —preguntó Maddie con la voz temblorosa.—Vine a verte. Estoy preocupado por ti.—¿Preocupado por mí? ¿Estás hablando en serio?—Maddie...—No tienes nada que venir a hacer aquí. No te quiero interrumpir en tu perfecta vida con Caroline, por favor, papá, solo déjame en paz.—Maddie... eres mi única hija...Maddie se limpia las lágrimas con el dorso de la mano, me pongo detrás de ella, ella se apoya contra mi pecho y mira a su padre.—Dejaste muy en claro que ya no era tu hija cuando... cuando preferiste no creerme cuando te contaba todo lo que Caroline hacía conmigo... cuando ella enterró ese espejo en mí. No me creíste y las demás veces que siguieron, tampoco me creíste. Fuiste creando en mí un desprecio hacia ti que no se puede curar. Decidiste apoyarla cuando te dije que no me gustaba estudiar eso y no te importó. Así que no vengas ahora queriendo enmendar las cosas que no vas a poder.Su padre se puso pálido.—Maddie...—Vete, papá. Por favor vete.—Solo necesito decirte algo más.—No quiero escucharte. No quiero hacerlo más.Su padre no dijo nada, solo se acercó a ella. Me tensé, pero Maddie apretó mi mano, Daniel besó la cabeza de su hija y se separó.—Algún día tienes que escucharme. No espero que me perdones, pero necesitas saber la verdad.Maddie tragó saliva, pero no dijo nada más. Robert bajó las escaleras y desapareció en su auto, Maddie se desplomó contra mi pecho. La apreté y entramos a casa, cuando la llevé hacia el cuarto no desenvolvió su cuerpo sobre el mío. La mantuve arriba mientras peinaba su cabello.—¿Crees que hice mal? —preguntó.—No.—¿Por qué?—Porque no respondes ante nadie, pequeña bestia. Ellos te han lastimado en cada parte de tu vida, tu niña interior ha sufrido cada decepción de ese hombre que no merece ser tu padre. Así que, si quieres hablar con él, hazlo. Si no, no lo hagas. Nadie merece tu tiempo para desperdiciarlo.Entonces sollozó sobre mi pecho varios minutos hasta que pudo hablar.—Tenías razón.—¿Sobre?—Al decir que mi padre se perdió todos mis logros. Él lo hizo. Desde que era pequeña. Nunca asistió a mis eventos más importantes, ni a mis obras de teatro, ni a mis nominaciones. Él nunca estuvo ahí para mí, pero sí para ella. Daisy y su familia siempre estuvieron presentes. Siempre.Sollozó mucho más fuerte y la dejé llorar sobre mi pecho, su cuerpo se sacudía en espasmos de llanto, yo solo la apretaba contra mí y le daba mi silencio como ella quería. Ser escuchada.—Los niños siempre se burlaban de mí porque mi papá no estaba conmigo, porque nunca iba. Un día me tocó decir un poema para él a mis nueve años y muy emocionada lo hablé con él. Él dijo que estaría ahí Oliver. Lo prometió. Cuando llegó el día lo busqué entre las personas del auditorio, él no estaba ahí. Se apretó el pecho y recuerdo ese día siempre que puedo. Pero entonces Daren, el padre de Daisy se puso de pie y se subió al escenario para que yo le dijera mi poema, y lo hice. Daren aceptó mi regalo y me abrazó frente a todos diciéndome que todo estaría bien y yo le dije que siempre sería el papá que nunca tuve. Desde entonces, él siempre estuvo ahí para mí. En mis eventos. En mis fiestas. Mis cumpleaños. Y mi graduación.Le aparté el pelo de la frente y deposité un beso sobre ese lugar.—Muchas veces las personas tienen una figura paterna más fuerte que un pariente de sangre. Maddie, tú no pierdes nada. Él se pierde todo lo que conlleva tu vida, no hay excusas para ser un mal padre teniéndote cerca.—Ahora lo sé.—Ven aquí.Se acostó sobre mi pecho contándome más cosas de su niñez, tracé caminos y dibujos sobre su espalda hasta que se durmió.Su padre perdió el lugar de estar presente en su vida.Y su madrastra pagará por todo lo que le hizo.Y me voy a asegurar de ello.

Unidos por un Error Where stories live. Discover now