Capítulo 22

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Maddie

—¿Cómo quieres esto?

—Quiero que mis diseños también estén las boutiques.

—¿Todos?

—No todos, algunos serán exclusivos para las modelos, pero también quiero que la gente utilice mi ropa.

Asienten hacia mí mientras sonrío pasando la mano por la idea que me imagino, y no puedo estar más orgullosa de ello, he luchado tanto para llegar aquí que por fin lo tengo y se siente tan bien.

Así que mientras hablamos de más ideas y diseños sobre más vestidos, trajes, shorts, camisas y de todo tipo de ropa, así que he pasado tres días presentando, cambiando diseños, creando nuevos diseños y mucho más, nos hemos quedado aquí en Los Ángeles más de una semana porque no he podido irme por mis mismos trabajos y Oliver me ha acompañado en cada proceso.

Igual hoy llega Arely con sus padres y estamos esperándolos para presentarlos y que todo le vaya bien, ya después de eso solo mandaré los diseños y por reuniones veré el resultado de cada uno, aunque podré venir cuantas veces yo quiera.

Y estoy muy emocionada por este proceso de tener mi propia tienda con mi diseños, de tener a modelos con ropa exclusiva para su modelaje, todo lo que siempre he deseado y está pasando ahora y no puedo sentirme más orgullosa de mí.

Después de terminar las reuniones voy a hacia la sala principal donde Oliver está sentado en sillón viendo no sé qué en la televisión, pongo mi bolso en el mostrador y me acerco a él, abre las piernas y me siento sobre su muslo.

—Estoy muy cansada —susurro.

—Apenas has ido a tres reuniones, Maddie, espera las que te faltan.

Lo miro.

—¿Faltan más?

—Créeme, faltan un montón. Apenas comienzas.

—No me gusta eso de estar en reuniones.

—Pero debes.

Niego mientras me acurruco contra él, me acaricia el muslo con la mano y pasa los canales con la otra mano, suspiro cuando me acaricia el trasero y me remuevo contra él.

—Sabes, les dije lo de que quería mi propia boutique.

—¿Y qué te dijeron?

—Lo mismo que tú, que sí les pareció muy buena idea. Aunque me tiene un poco nerviosa, porque ya sabes esos son otros trámites, los locales, los trabajadores, la ubicación y... ay no, no sé en qué me metí.

Se ríe contra mi hombro.

—No me da gracia.

—Cálmate, pequeña bestia, todo lleva tiempo. Y eso es lo quieres lo haremos posible, no te preocupes por ello. Yo me encargo de todo, tú solo pones tu ropa y el nombre de la tienda.

—Maddie's, así quiero que se llame. Porque quiero mi nombre en mi trabajo y también me hace darme cuenta que nada es un sueño y que estoy en la vida real experimentando todo lo que me he propuesto.

—Me gusta, ¿comenzamos mañana?

—¿Mañana? —lo miro inmediatamente.

—Sí, ya compré dos locales en New York y dos aquí, iremos a firmar los papeles.

—Pero... Oliver, a penas tenemos nada.

—Bueno, así se empieza. Ya tienes lo necesario, poco a poco iremos progresando.

—Tú estás loco.

Me besa la sien mientras me aprieta a su lado.

—Por ti siempre.

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