CAPÍTULO 31🤍

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Ally

Tenía la mirada perdida en el suelo de la habitación, no estaba enfocada en las palabras que los enfermeros me decían, mi atención se la llevaban los zapatos blancos que se movían de un lado a otro. La cabeza me estallaría en cualquier momento, y si hablábamos del dolor de espalda y pierna que estaba experimentando ahora mismo, no me sorprendería si en unos minutos comenzaba a llorar.

Cerré los ojos con fuerza al sentir el pinchazo sobre uno de mis brazos, pero aun así no fue suficiente para hacerme reaccionar. La primer lagrima se deslizo por mi mejilla luego de que la enfermera colocara un algodón con alcohol en el lugar donde fui inyectada. Mi cabeza intentaba procesar todo lo que estaba pasando. El doctor se acercó hacia mí y me hizo levantar la cabeza en su dirección.

Mientras me revisaba mis pensamientos se fueron hacia la enorme cantidad de preguntas que tenía ¿En qué momento termine en un hospital? ¿por qué la habitación estaba llena de ramos de flores? ¿Por qué el doctor hablaba sobre perdidas de memoria y estado de shock? ¿Por qué sentía extraña una de mis piernas? Y sobre todo ¿Por qué no recuerdo nada? son tantas las preguntas que tengo, pero no encuentro la voz para decirlas.

Tragué saliva porque desde que desperté la boca la tenia tan seca como un desierto. Dirigí mi mirada hasta mis padres, ambos sentados en uno de los sofás de la habitación, escuchando atentamente que era lo que un enfermero les decía. Solté un suspiro de cansancio cuando el doctor dejo de alumbrar mi pupila con una linterna. El hombre se enderezo y después de anotar quien sabe que cosas en un cuaderno le pidió a un enfermero que dejara mi expediente en su oficina.

—Toma Ally — mire a una de las enfermeras extenderme un vaso de agua. Lo tomé con las manos temblorosas y agradecí tanto cuando el liquido fresco paso por mi garganta.

—Es necesario mantenerla unos días más en supervisión, en caso de que los estudios nos reflejen algún daño cerebral y sobre todo la falta de memoria. — escuche la voz ronca del doctor decirles a mis padres.

Sus palabras me confundieron aún más. Le extendí el vaso vacío a la enfermera que me lo acepto con una sonrisa, dejo todo el material que habían estado utilizando conmigo hace unos minutos en un carrito y salió con otros dos enfermeros detrás de ella. El doctor dijo mi nombre y cuando lo mire me regalo una sonrisa.

—¿Qué tal estas? ¿Sientes dolor en alguna parte de tu cabeza? — me pregunto mientras se acercaba de nuevo y comenzaba a darme ligueros toques en la cabeza, daba presión en algunos lados y preguntaba si sentía dolor ahí.

A todas sus preguntas me limite a responder solo con mover la cabeza en negación.

El dolor que sentía era como un dolor de cabeza de los que me dan cuando me siento estresada.

—Te dejare unos medicamentos para que te los tomes después de que termines la comida que no tardan en traerte, es fuerte así que podrías quedarte dormida. — dejo las tabletas de pastillas en la mesita de aun lado, después con un asentimiento de cabeza hacia mis padres salió de la habitación.

—Estoy bien —Fue lo primero que logre decir. Mis padres no me respondieron.

Me mire las manos, moviendo mis dedos para que dejaran de sentirse entumecidos, mis piernas igual. Una de ellas se mantenía enyesada, según las palabras que escuche de mi madre uno de mis brazos también estuvo fracturado pero su recuperación fue más rápida que la de mi pierna.

Mordí el interior de mi mejilla al ver con más atención mi pierna.

—¿Cómo paso? — pregunte.

Mamá se movió por la habitación hasta quedar a pocos centímetros cerca de la camilla en donde me encontraba. Su mano deshizo el nudo que tenía atado para mantener aplacada la trenza que llevaba, sus dedos la desenredaron hasta dejarme con el cabello suelto y ondulado cayendo por mis hombros.

Todavía Te QuieroWhere stories live. Discover now