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Una chica de cabellos rosados, piel tan blanca y suave como el pétalo de una rosa vivía tranquila hasta que se encontró con un apuesto príncipe, ambos se enamoraron a primera vista pero detrás de ella se encontraba una persona cruel y despiadada que la hacía sufrir, le aventaba té caliente y la empujaba para que se cayera, le insultaba y una vez le rompió su vestido, todo esto lo hacía por celos ya que la persona que amaba sólo tenía ojos para la pelirosa. Mientras la villana más atormentaba a la protagonista el amor de su vida se alejaba, al final decidió arriesgarse matando a la protagonista con veneno pero su plan quedó arruinado con la interferencia de su hermano, el príncipe, la persona que amaba y otros dos sin importancia mataron a la villana al atravesar su estómago y corazón. Al final todos vivieron felices

Es de lo que me acuerdo de la historia a la que ingresé, al transcurso de los años los recuerdos de mi anterior vida se van olvidando ya ni recuerdo cómo me llamaba o el título de la historia; tal vez sea lo mejor.
Han pasado seis años desde la muerte de los duques Ducktor, con la ayuda de mi padres Enzo protegió al ducado de aquellos que pretendían manipularlo y quedarse con todo por lo que estaba en deuda con nosotros pero mis padres le decían que no era nada al ser mi prometido.
Nuestra relación era más de conocidos que se saludan de vez en cuando, nos alejamos demasiado en este tiempo pero a ninguno le ha molestado, parece ser que ya está enamorado de la protagonista y yo lo estoy de alguien más.

– En qué tanto piensa ahí sentada —dijo Brishen quien llegaba de su entrenamiento.

– En una historia tonta. —respondí mientras sonreía.— Y cómo te fue en las pruebas. —a los que habían terminado su entrenamiento se les hacen pruebas para medir sus habilidades y colocarlos en un escuadrón, Brishen quería subir de puesto.

– Uff… qué le puedo decir, ha sido difícil pero no para alguien como yo. —presumía de sus habilidades ya que Sir Alonso lo entrenó personalmente— Aunque dudo que suba de escuadrón.

– Pero ¿Por qué lo dices? Todos en el ducado saben lo increíble que eres. —y lo dije honestamente ya que Brishen era de esos pocos caballeros que nacen con una habilidad superior a los demás lo oí de la boca de mi padre y hermano.

– Se trata de tú hermano Alizée. —puso una cara sería— Ya no somos niños y estoy seguro que le molesta nuestra cercanía. Cuando entreno con él notó la mirada de una bestia protegiendo lo suyo.

– No será posible que estés exagerando. Él habla muy bien de ti, como la de un amigo cercano. —dije para que se relajará— Mi hermano jamás abusaría de su poder.

– Si usted lo dice le creeré. —dijo entre una sonrisa burlona.— Si dice que el cielo es rosa lo será, si dice que el pasto es azul y el agua sabe a vino ha de ser así. —soltó una risa al final.

– Lo digo en serio. —dije mientras reía.— Él te aprecia mucho como amigo y estoy segura de que te darán el puesto por lo bueno que eres.

– La buena aquí es usted, he llegado a dónde estoy por sus ánimos y apoyo, a este amigo suyo quien pronto será su caballero. —se agachó, tomó mi mano y la beso.— Se lo prometo.

Podía escuchar a mi corazón latir fuertemente y sentir mi cara sonrojarse, Brishen había dejado de verse como un niño simplón hace dos años cuando cumplió quince, su cara, su altura y su voz cambiaron pero ahora era mucho más alto, de espalda ancha, voz gruesa y de cara cuadrada con hermosas pecas, sus ojos cafés con sus largas pestañas, sus labios finos y su nariz alta. 

– Cuida de mi Brishen. —no podía dejar de sonreír, me sentí muy feliz.

– Así lo haré mi señorita. —Brishen era asombroso. 

Todo eso pasó debajo de un roble pareciendo la escena de un cuento de hadas dónde el apuesto caballero se arrodilla ante la princesa que ama. Se que es cursi pero de soñarlo a vivirlo es muy distinto, cada vez que lo recuerdo una sonrisa se posa en mis labios ¡Soy tan feliz! Intenté ahogar mis sentimientos en una almohada, dando vueltas por la cama hasta que fui interrumpida cuando tocaron la puerta.

– ¡Adelante! —dije apresurada.

– Ali mi querida hermana. —era Dereck quién al parecer regresaba de entrenar por su ropa— ¿En dónde has estado? Te he venido a buscar y no te encontrabas.

– Estaba paseando por el jardín. —conteste como si no fuese algo por lo que preocuparse. 

– Espero que no hayas estado con Brishen. —dijo como si sé le dificultara decir cada palabra y la masticara.— Recuerda que estás comprometida, si alguien te ve con él tú reputación se verá afectada. 

– Descuida no me casaré con Enzo. —no era una sorpresa las palabras que musité ya que desde el principio no acepté a Enzo y él se rodea de otra compañía.

– Aún así Brishen no es alguien digno de ti Ali, solo es un chico sin un título o tierras el cuál apenas podrá ser un caballero y eso hasta lo dudo, parece un idiota. Hay mejores que él que podrán darte lo que mereces sin tener que sufrir por ello.—era extraño escuchar a Dereck hablar de esa forma.— No confiaría mi vida en sus manos menos la tuya. Por cierto casi se me olvida padre quiere hablar contigo, será mejor que vayas ahora. 

Asentí con la cabeza y me fui directo a la oficina de mi padre; Brishen tenía razón Dereck lo aborrece, era extraño viniendo de él ya que ni siquiera ha hablado así de mal de Enzo. Llegando a las puertas decidí dejar de lado ese asunto, toque y la puerta se abrió dejando ver a un hombre mayor de cabello rubio brillante con canas leyendo un papel mientras pasaba sus dedos por su barba. Al levantar la vista hizo una señal para que pasara. Me acerqué y lo saludé con un beso en la mejilla, aunque padre fuera serio y un poco distante con nosotros era un buen padre, nos da todo lo que queramos, en las cenas siempre pregunta por nuestro día y nos tiene lindos apodos.

– Mi muñequita, toma asiento, hay algo importante de que hablar. —dijo mientras me señalaba la silla frente a él.— Se trata de tú boda con Enzo, pienso adelantar la fecha; tal vez aún no lo sepas pero se acerca una guerrera por lo que veo conveniente que te cases antes de que partamos al campo de batalla. 

No podía creer lo que escuchaba, no quería casarme con Enzo. Me pellizque unas cuantas veces para despertar de esta pesadilla pero el dolor en mi brazo permaneció y un color rojizo apareció. 

– Se hará una cena antes de la boda que será al día siguiente. —dijo.

– Si, entiendo padre.

Siguió hablando un poco más hasta que nos avisaron que la cena estaba lista, apenas si probé un bocado, la noticia me había hecho un nudo en el estómago que me hacía querer vomitar. Deje la mesa y me retiré a mi cuarto cabizbaja, no quería que ese día llegará. Dereck tocó la puerta pidiendo pasar y le di permiso.

– Ali ¿Estás bien? Te fuiste de inmediato del comedor —se acercó a mí para poder ver cómo me encontraba— ¿Qué acongoja a mi querida Ali? Yo, tú hermano haré lo posible para que vuelvas a estar feliz.

– Nuestro padre ha dicho que me casare antes de lo acordado con Enzo. —las lágrimas desesperadas brotaban mostrando mi terrible estado— Yo no quiero ser su esposa ¡No quiero! ¡Quiero estar con quién amo! ¡Y ese no es Enzo! 

– Vamos, ven aquí. —me abrazó tratando de tranquilizarme— Mi querida Ali, no dejaré que sufras. 

– Lo dices en serio. —dije mientras secaba mis lágrimas.

– Por supuesto, haría lo que fuera para que mi querida hermanita esté con quién ama. —se notaba en los ojos de Dereck una determinación, además de que siempre cumple con su palabra.

– Dereck a quién amo es a Brishen. Estoy enamorada de él.

Al decirle lo que sentía un silencio inundó la habitación y me abrazó nuevamente pero se sentía diferente, algo había cambiado y temí del futuro incierto que podría pasar.













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