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Dereck fue a ver a Emilia y le pidió perdón de rodillas por su forma de tratarla y no darle su lugar como su esposa. Hablaron por largo tiempo y él no sabía cómo reaccionar por toda la información, pensó tranquilamente y decidió ir a enfrentar a su madre, se preparó mentalmente para afrontar lo que vendría.

– Madre, has enfermado mucho desde la última vez que nos vimos, tu piel está tan gris como las cenizas y tan arrugada como si los años no hayan sido amables contigo, tú cabello negro ha desaparecido por la blancura y pareces estar en los huesos. —dijo Dereck quien desconocía a la persona delante de él, no podía creer que esa persona postrada en la cama fuera su madre.

– Has venido a insultarme, parece que no te eduque bien, nunca debes hablar mal de la apariencia de una mujer. —dijo con una voz ronca.

– Ahora me ves como tú hijo y ¿Qué hay de Alizée? ¿La viste como tú hija, alguna vez la llegaste a amar? —salió una voz fría y sus ojos se veían fieros y desconfiados.

– No se de lo que hablas, siempre los he querido son mis hijos. También tu padre los quiso mucho. —dijo desviando la mirada.

– Mi padre o el de Alizée. ¿Cómo pudiste hacernos eso? ¿Por qué buscar hacerle daño a Ali? —Dereck quiso seguir preguntar pero al ver la cara de esa mujer arrugarse más se detuvo.

– ¿Qué tanto sabes? —dijo mirándolo está vez.

– Lo suficiente. —dijo rápidamente.

Ella se pasó las manos flacas por su rostro y cabello para luego tomar un largo y profundo suspiro, se sentó con dificultad y le pidió a Dereck que se sentará también.

– Esto fue hace mucho tiempo cuando era joven, yo estaba enamorada de un joven caballero, a dónde él iba no podía evitar llamar la atención, su cabello rubio se notaba desde lejos muchos lo admiraban y yo iba a casarme con él pero con la muerte de mi hermano, mi padre se negó a dejar el ducado a sus sobrinos por lo que decidió buscar un heredero diferente. —en ese punto se detuvo un momento y continuó.— Tomó a tu padre para que llevara a cargo el ducado y para que no hubiera problemas me caso con él, al principio me negué pero luego acepté. Intenté olvidar a mi primer amor y parecía que lo había logrado, te tuve y fui la persona más feliz pero…

Paró de hablar y mirando como al pasado sus ojos se perdieron hasta que volvió en sí.

– La relación con tu padre era normal ni de amigos ni amantes, sino que cada uno hacía su deber; yo quería algo más, quería que me desearan y amaran fue cuando ese caballero se unió a ser parte de mi guardia personal y nuestra relación cambió de ser ama y siervo a amantes, no te mentiré acerca de los sentimientos sinceros que tuve por tu padre pero jamás fueron tan fuertes como por el Godwin, ese era su nombre.

– ¿Mi padre supo que Alizée no era su verdadera hija? —preguntó Dereck.

– Al principio no, se enteró de Godwin y yo hasta después de que Alizée cumplió cinco años. Godwin quería quedarse con Alizée y se enfrentó con tu padre tu no llegaste a enterar de eso por qué los distraje. Al final Godwin murió por una herida grave en el pecho, jamás culpe a tu padre ya que sabía que fue una pelea justa y la culpa que tenía era mayor. —su rostro empezó a verse cansado.

– Pero mi padre no parecía despreciar a Alizée. —dijo Dereck como intentando defender a su padre.

– No en esta vida. —dijo con una sonrisa.

– ¿A qué te refieres con eso? —preguntó confundido, había escuchado algo de Emilia sobre esto pero ni ella ni él lograron entenderlo.

– Pensé que sabías lo suficiente. —se río de su hijo.— Bueno ya no tengo por qué ocultarte esto. He vivido esta vida cuarenta y siete veces, contando está.

– ¡Eso no es posible! ¿Por qué lo harías? —dijo sorprendido.

– La primera vez no puede salvar a Alizée ella murió por culpa de Lecia, como llegue a odiar a esa chica; su madre siempre estaba detrás de Godwin, fue tan duro para mí perderla ya que se parecía tanto a Godwin mientras iba creciendo y perderlos a los dos me rompió el corazón, estaba desconsolada que juré hacer lo que fuera para tenerla de nuevo conmigo. Me fui a dormir y una silueta negra apareció en mis sueños diciéndome que me ayudaría, al despertar había retrocedido en el tiempo, o eso creía, pero algo había cambiado, Alizée no actuaba como siempre, era diferente pero su muerte fue la misma.

– ¿Por qué era diferente? —Dereck está más interesado ya que Ali tuvo un cambio cuando era pequeña pero no lo tomó tan en serio hasta que se habló de eso.

– Porque era otra persona dentro del cuerpo de mi hija, lo entendí mejor en mi cuarto vida. Cuando Alizée sufría de una fuerte calentura ella tenía un cambio de actitud y era por qué otra alma entraba a su cuerpo. Al principio quería encontrar a mi verdadera hija pero para eso tenía que volver a vivir todo y me empecé a sentir cansada en la octava vida, me iba a rendir cuando la silueta negra apareció de nuevo diciéndome: “que si quería volver a ver a mi hija, por lo que dije que si, él respondió diciendo que si lograba hacer sufrir a Alizée podría obtener energía necesaria para encontrar a mi verdadera hija.” Me negué, pero el cansancio era demasiado y mis intentos de ayudar a Alizée siempre eran destruidos por lo que cedí y la energía que obtuve fue increíble me aferré a eso más de lo que podía controlar que no quería vivir sin ese poder.

Dereck se quedó helado por eso como la vez que Emilia le contó que su madre quería hacer sufrir a Alizée para seguir viviendo. Su madre lo vio un momento y siguió hablando como si fuera natural.

– Para ese momento controle un poco la historia, al tener el poder necesario puede deshacerme de aquellos que intentaban rehusarse de seguir con la historia, como lo fueron los padres de Enzo, ellos eran muy susceptibles. Pero en esta vida…

– Brishen, mi padre, el príncipe y Lecia también fueron un problema para ti. —dijo Dereck empezando a temerle a la mujer que tenía enfrente.

– Si menos Lecia ella era parte de esto pero cada vez me empezaba a molestar y al final decidí quitarla del camino y obtener su energía aunque no suficiente para restablecer todo pero tú hermana, está Alizée siempre iba en contra de lo que debía pasar. Las otras se enamoraban de Enzo o del príncipe pero la número cuarenta y siete era rebelde y se enamoró de un don nadie y lo cambió todo, intenté meterme a su mente y al principio funcionó pero con la llegada de Aland iba perdiendo fuerza, al principio no fue problema  pero mientras iba creciendo perdía más y más poder y decidí que era hora de quitarlo también del camino pero esa Alizée volvió a revelarse, creo saber lo que hizo para protegerlo.

– ¿Ahora qué va a pasar? —preguntó Dereck observando la mano que se iba haciendo polvo.

– Debo terminar con la vida de la cuarenta y siete absorber su energía para seguir buscando a mi hija. —intentó agarrar a Dereck pero se dio cuenta que ya no tenía manos.— Ya no tengo tiempo.

– En verdad busca a tu hija o solo quieres seguir teniendo poder. —dijo Dereck intentando calmar su temblor.

– Buscar a mi hija. —tarda en responder.— Por eso…

– Por eso debes terminar con esto. Ella ya no volverá y sabes el por qué, ella ahora está en los cielos y si tú no te arrepientes jamás la volverás a ver.

Hubo el silencio más incómodo que tuvo Dereck esperaba que aquella mujer que una vez pensó en ella como su madre a quien amo se arrepintiera y se fuera en paz pero era claro que eso jamás iba a pasar. Las últimas palabras de ella fueron “Volveré, ya lo verás.” Aunque daban miedo Dereck se sintió libré, como si un gran peso desapareciera y al final solo polvo quedó en la cama, las personas parecían no recordaban a su fallecida “madre”. Pensó que todo había acabado pero aún faltaba algo.

Lo hice por ti Where stories live. Discover now