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El ducado Homliord parecía estar con normalidad o al menos esa era la apariencia que daba por fuera ya que por dentro era un caos; la joven señorita Alizée se la pasaba llorando en su habitación, apenas veía a su madre, el duque por otro lado se le oía gritar al joven amo Dereck. Los sirvientes susurraban todo lo que pasaba dentro del castillo hasta que un día la señorita Alizée le pidió a Cas que llamara a un médico y que fuera discreta con eso. Cas hizo lo que su joven señorita le pidió y cuando llegó con el médico la señorita le dijo que saliera y si la necesitaba le llamaría. Pasó un tiempo y la sirvienta solo espero ansiosa a qué saliera el médico, el cuál después de un tiempo salió y espero su pago para luego irse apresuradamente. Al día siguiente regresó el mismo médico el cuál habló a solas con la señorita Alizée, para luego volverse a ir.

– Cas, ven. Necesito que llames a mi madre urgentemente. —dijo Alizée con una leve sonrisa en su rostro.— Tengo noticias importantes que darle.

– Sí señorita, iré deprisa. —dijo Cas para ir casi corriendo por la duquesa.

Al decirle que su hija quería verla urgentemente para decirle algo importante después de la visita del doctor, está fue deprisa. Entró al cuarto desesperada pidiendo a su hija que le dijera que sucedía pero la señorita Alizée con delicadeza abrazó a su madre para tranquilizarla y pidió que todas salieran de la habitación para dejarlas a solas.
Pasó el tiempo y todo estaba tranquilo, todas hicieron sus quehaceres. La duquesa salió sonriente y fue en dirección a la oficina del duque quien se le veía cansado últimamente; afuera de la oficina, una sirvienta escuchó los gritos que traspasaban las gruesas puertas.

– Les dijo que estos eran diferentes a sus gritos habituales, parecía muy molesto. —dijo la sirvienta mientras comía junto a los demás.

– Dioses, ¿Pero qué lo habrá molestado ahora? Ahhh extraño los días tranquilos. —dijo un sirviente.

– Es posible que se trate de la señorita, desde que se juntó con ese asesino todo empeoró. —dijo una sirvienta.— Pobre de nuestra señorita. ¿Ahora quién querrá casarse con ella?

Cas se quedó callada oyendo todo, la comida le sabía insípida y sus manos temblaban por lo que decidió salir. Volvió a la habitación de su señorita para hacerle compañía ya que últimamente se habían vuelto muy cercanas y Alizée le tuvo confianza para decirle sus secretos. Al llegar vió a su señorita más animada hasta le pidió que preparase un baño, Cas estaba ocupada en el baño cuando entró la duquesa y el joven amo Dereck.

– Ali debemos hablar sobre eso. —dijo Dereck que se oía preocupado.

– No quiero, veté de aquí. — dijo Alizée.

– Hija es importante que hablemos de esto, tu padre ahora no escuchará nada. Debemos resolver el problema. — dijo la duquesa.

– ¿Cuál problema? No hay ningún problema. —dijo Alizée molesta.

–¡Ali! Date cuenta que no podrás tú sola y padre no te ayudará económicamente. ¿Cómo sobrevivirás con…

– ¡Cállate! ¡Largo de mi habitación!

Y eso fue todo por ese día desde entonces Cas se ocupa de decirle a la duquesa y al joven amo de que la señorita Alizée no se encontraba bien para verlos fue así por una semana hasta que el duque la ordenó hablar con ella y no se podía negar ni evitarlo. En la oficina se encontraban ambos duques y el joven amo. Dereck intentó acercarse a ella y ayudarle a sentarse pero ella se negó, Cas le ayudó y Dereck le ordenó que saliera, le dijo que él se encargaría de ella hasta que terminarán de hablar. Cas salió de ahí preocupada por su señorita. Dereck estaba parado a lado de Alizée y ella volteó la cabeza para no verlo.

– Alizée siéntate. —dijo el duque.

– No es necesario, no estaré por mucho tiempo aquí padre. —dijo Alizée.

– ¡He dicho que te sientes! —gritó el duque golpeando la mesa para luego tener un ataque de tos.

Alizée se sentó con la cabeza agachada, su madre se sentó a su lado tomando su mano para calmarla y Dereck se quedó parado con sus manos detrás de él.

– Te casarás con el duque Enzo Ducktor, ya antes —volvió a toser— estuviste comprometida con él, parece que le es difícil conseguir una prometida con esos rumores circulando.

– ¡No! ¡No me casaré con él! —grito Alizée.

– ¡Silencio! Te casarás con Enzo. —gritó el duque parándose de su asiento— Es la última vez que aceptaré tus berrinches, soy tú padre y harás lo que te digo. Esposa encárgate de que lo entienda—salió con pasos firmes y fuertes dejándolos atrás.

– Madre, dile que no puedo casarme con él, ¿Qué pasará si se entera? —dijo asustada.

– Cariño es la única opción que tenemos, el tiempo pasará rápidamente y las personas lo notarán, ahora no estás en una buena posición, las personas te asocian con un asesino y no cualquier asesino.

– Brishen no fue un asesino, es inocente. —dijo Alizée mirando con tristeza a su madre.

– Pero los demás no lo ven así, sabes lo difícil que sería tu vida. Enzo te puede brindar lo que necesitarán y no creo que quiera más, con un heredero será suficiente. —dijo la duquesa tomando las manos de Alizée.— Y es lo que harás, estoy segura que ni se dará cuenta.

– Pero… podemos encontrar otra forma. —dijo Alizée.

– Ali no hay otra forma, esto es lo mejor que puedes hacer. —dijo Dereck tratando de ser amable.

– Y tu sabes lo que es lo mejor para mí. —dijo con el ceño fruncido.

– Entiende Ali que lo hice por ti. —Dereck vió de frente intentando no ser odiado.

– No es cierto, lo hiciste por ti y por esa…

– Basta, los dos. Querida podemos hacer la boda lo más pronto, usaremos lo que íbamos a usar para tu boda, todo estaría listo. Sé que es cruel y desconsiderado pero una madre siempre quiere hacer lo mejor para sus hijos y sé que tú harás lo mismo.

Alizée se fue de ahí con Cas siguiéndole. La noche empezaba y Cas solo veía a su señorita dar vueltas por la habitación, se veía feliz y luego pasaba a la tristeza. Cas iba a ir por la cena pero Alizée la detuvo.

– Cas quiero que vayas y le digas a mi madre que acepté casarme con Enzo, será lo mejor para mí y mi hijo. Tal vez nunca conozca a su padre pero no dejaré que sufra por eso. —dijo Alizée antes de arrepentirse.

Cas fue a decirle a su señora y ella sonrió. El duque parecía feliz con la decisión de su hija y mandó una carta al duque Ducktor y solo unas horas después regresó una respuesta confirmando la fecha de la boda que sería dos días después. Todo se empezó a arreglar, el ánimo en el castillo era alegre excepto por un lugar.

Lo hice por ti Donde viven las historias. Descúbrelo ahora