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Dereck después de buscar por días el paradero de Lecia decidió volver al ducado Homliord, al llegar el mayordomo le dio la noticia de que la duquesa Emilia se llevó a sus hijos con su padre el marqués y se quedarían ahí hasta que ella diera a luz, también le comento de salud de su madre por lo que Dereck fue a verla. Su madre se encontraba sentada en su cama descansando por la fiebre que había tenido.

– ¿En dónde has estado? —preguntó su madre mientras lo miraba con duda.

– Fui a buscar a alguien. —dijo Dereck sin querer decirle la verdad— ¿Cómo te encuentras ahora?

– Bien, sabes que Emilia se fue con su padre. —asintió Dereck a las palabras de su madre— Debes ir por ella y traerla de vuelta, no puede dar a luz fuera del ducado.

Dereck solo asintió con la cabeza, estaba muy callado, en su cabeza solo se encontraba Lecia, la única mujer a la que ha amado. Salió de la habitación y se fue en dirección a su oficina en dónde se encerró para estar a solas con sus pensamientos, se quedó dormido en su silla y despertó con los primeros rayos de luz, decidió trabajar pero fue interrumpido por el mayordomo que traía una carta del ducado Homliord. Dereck la abrió y vio que era de Alizée, en pocas palabras le pedía que fuera a verla en cinco días ya que quería hablar con él sobre algo importante.

El día llegó y Dereck partió hacía el ducado Ducktor no sin antes dejar a su madre a cargo hasta que su esposa volviera. Él estaba cansado no había podido dormir bien por los problemas que tenía ya que Emilia no quería volver al ducado y no quería dejarlo ver a su hijo, su madre se veía diferente después de que se levantó de  la cama, su rostro se veía con más arrugas y su vista era borrosa; no tenía la intención de ir a ver a Alizée por lo sucedido la última vez en donde fue controlado por sus sentimientos, él en verdad creía que ella había tenido  algo que ver con el secuestro de Lecia ya que ella había recibido una carta de amenaza por parte de Alizée donde le advertía que se alejara de Enzo y Dereck de verdad creyó en Lecia ya que su hermana a quien siempre había querido por sobre todos los demás se había convertido en una persona rencorosa y vengativa a sus ojos, él se decía, una y otra vez para creérselo, que hizo un bien a su hermana con respecto a Brishen pero era una mentira para no sentir la culpa; se dijo que él siguió órdenes de sus padres, no se podía negar a ellos pero fue cobardía y falsa justicia lo que lo llevo a hacerlo.

Mientras Dereck iba en su caballo camino al ducado Homliord, Cas la sirvienta de personal de Alizée hizo el último recado que le había pedido su señora, en cada uno de ellos fue cautelosa ya que así se lo pidió; entró al castillo como si nada y caminó con pasó firme hasta llegar a la habitación de Alizée a quien terminaron de arreglar para atender a su invitado, tenía una apariencia casi divina, estaba usando un vestido blanco sin nada de joyería, su cabello estaba trenzado y no tenía maquillaje, su suave piel limpia regreso después de estar demacrada. Cas se acerca a ella cuando las otras sirvientas estaban distraídas y le dió algo que Alizée rápidamente escondió en su manga; se levantó con elegancia y se dirigió a ver a Enzo habló un largo rato hasta que su hijo Aland llegó corriendo alegré pidiendo abrazos a sus padres a lo que ellos accedieron y pidió jugar con su madre a lo que ella aceptó y antes de irse a jugar Alizée se acercó a Enzo.

– Enzo espero que algún día puedas perdonarme y quiero que me hagas un favor. Nunca abandones a Aland no importa que, tu eres su padre. —dijo para luego darle un beso, algo que nunca había hecho.— Deseo que la felicidad venga a ti.

Ella salió dejándolo sorprendido y se fue a un cuarto en donde había todo tipo de juguetes para que Aland jugará con o sin amigos. Después de eso fueron a otro cuarto para comer unos pequeños postres, terminaron de comer y les pidió a las demás sirvientas excepto a Cas que salieran a lo que ellas dudaron al principio pero confiaban demasiado en la sirvienta por lo que no vieron problemas en dejarlos. Cas ayudó a Alizée con dos frascos y se los dio.

– Aland debes de beberlo todo, sabe a miel. —dijo Alizée un poco nerviosa— Es bueno para ti yo también beberé el mío.

Alizée le dio de beber el líquido y después ella, cargó a Aland y lo abrazó hasta que él se quedó durmió, sacó de su manga un pañuelo con un símbolo de el dios protector y se lo puso en su pecho escondiéndolo en su camisa, había sido bendecido y le puso una pulsera hecha con su cabello, ella no creía en nada de eso hasta que Emilia vino, Alizée y Cas comenzaron a rezar cuando dos sirvientes entraron avisando la llegada de Dereck y lo hizo pasar.
Dereck al entrar se encontró con algo que jamás imaginó, ver a su hermana con su hijo dormido en brazos, el otro día casi no noto a su sobrino el cuál se parecía totalmente a su madre pero en niño. Cuando Alizée levantó la mirada sonrió como lo hacía antes.

– Es bueno que hayas venido. Vamos, toma asiento. Pueden dejarnos a solas. —Alizée espero a que todos salieran para seguir hablando— Te acuerdas cuando éramos así de pequeños, Aland a veces me recuerda a ti, dice que él me protegerá y ya está tomando clases de manejo de espada.

– Ve al punto, no me escribiste para hablar de tu hijo. —dijo Dereck tratando de no recordar su infancia.— No deberías llevarlo a su cama.

– No, está bien, quiero tenerlo en mis brazos. Tú también debes de tener este sentimiento de no querer dejar a tu hijo ya que el peligro está cerca y no sabes cómo protegerlos, uno piensa que el mal está lejos pero está cerca y de quienes menos esperamos. —dijo Alizée

– Si hablas de mí, te lo digo de una vez que yo jamás los lastimaría. —se acercó y miró a los ojos mostrando seguridad.

– No habló de ti, Dereck debes de cuidar de tu esposa y tus hijos, uno viene en camino y ni te preocupas por él. —dijo un poco molesta.

– Tu ahora me hablaras del deber y como ser un buen padre, tu eres la menos indicada para eso. Si es todo lo que dirás me retiro. —Dereck se levantó cuando ya estaba frente a la puerta escuchó a Alizée pero no creyó escuchar bien y se giró para verla— ¿Qué dijiste?

– Yo sé dónde está Lecia. —dijo Alizée.

– Dime, dimelo ahora. —Dereck se arrodilló ante Alizée.— Por favor, sabes que está mal hacerle daño, tú no eres alguien que lastimaría a otros.

– Ella no tendrá una tumba como le pasó a Brishen. —dijo con tristeza.

– ¡Alizée tú… —gritó Dereck pero fue interrumpido por un golpe en su mejilla.

– No me grites. —se levantó Alizée cargando con dificultad a Aland.— ¿Quién eres tú? Mi querido hermano era alguien justo y amable y que siempre decía que yo era lo más importante para él, pero ahora… ahora no eres. Tienes una familia y solo piensas en alguien que jamás te ha amado… para Lecia nunca fuiste su primera ni su segunda opción,

– ¡Alizée! Tú sabes lo que es perder a un ser amado. —dijo Dereck tocando su mejilla golpeada, no podía creer que ella lo golpeara.

– Lo sé y sé que fue nuestra madre quien ideó el plan y tú lo seguiste… me traicionaste. Nuestra madre ha querido hacernos… pelear… ella no es lo que pensábamos y tampoco Lecia… lo que hago es por el bien de todos… —Alizee se cayó de rodillas sosteniendo a Aland.— Lo hago por ti.

Dereck se asustó y observó un frasco de vidrio tirado en el suelo ya que Alizée lo soltó cuando cayó, gritó por ayuda mientras sostenía a Aland y buscaba su pulso, recriminaría a Alizée pero vió como ella se iba de lado y logró sostenerla, cada vez se desesperaba más hasta que llegó Enzo cargó a Aland y gritaba por un médico ya que su hijo no despertaba.

– Dereck… se que hice mal antes. —hablo Alizée muy bajo— Pero te pido… que confíes en mí… ahora más que nunca… Las desafíe… al no seguir con lo que querían… y debo pagar por ello… para salvarlos.

– Ali por favor. Quédate conmigo, pronto llegará la ayuda. —dijo Dereck con voz temblorosa y abrazándola— ¡Dónde está el médico!

– Parece que no… tiene sentido pero la verdad saldrá… confía en Emilia. — de Alizée un hilo rojo escurre de su nariz y cerró los ojos.

– ¡No! ¡Ali despierta! ¡Rápidamente traigan al médico! —grito Dereck llorando viendo a su querida hermana.



Lo hice por ti Where stories live. Discover now