No seas tan rudo - 𝘐𝘵𝘰𝘴𝘩𝘪 𝘚𝘢𝘦

#5

Fuegos artificiales. Eso es sus labios contra los míos. Esa sensación afelpada de sus labios se une con la reacción de todo mi cuerpo. Mis sentidos estallan y vuelven a su lugar.

Nos separamos en busca de aire.

-Ves, fue bueno que te quedaras. -pasa su mano por mi brazo dándome adictivas caricias.

-Deberíamos ponernos más cómodos. -propone tomando mi mano.

-¿Ah?

-Puedes sentarte en mis piernas.

El rojo sube a mi cara. No. Eso es algo que no podría hacer. Soy media estúpida, pero sé lo que significa.

-Yo... No, Michael. Eso es demasiado. -acomodo mi cabello con una mano.

-Eres tan linda. -suelta y levanto mi mirada. -No deberías sentir vergüenza, conmigo no. -se acerca a mi oído. -Yo siempre te voy a tratar bien.

Cierro mis ojos para poder percibir todo mejor. Su olor, su toque en mi hombro, sus besos.

Sus besos tan buenos como dañinos. Tan adictivos como destructivos. Todo lo que se puede buscar en el último año escolar. Cuando las emociones y las decepciones van de la mano.

-Lya. -dice al despegar sus labios. -Te ves tan linda.

Mi rostro se calienta. ¿Por qué sus mentiras saben a verdad? El sabor de sus labios es tan dulce como la miel.

-Tú siempre te ves guapo. -le digo pasando mi mano por su sedoso cabello.

-Pero me refiero a este momento, justo ahora. Te ves muy linda con tu cabello suelto, sin nadie cerca, sin nadie más que yo. -sus palabras suenan como la flauta encantadora.

Sonrío y por un momento me permito creer sus mentiras. Por un momento me permito ser la única en sus ojos. Por un momento, nada más.

-No es que me la pase con muchas personas, solo los de mi salón.

-Compañeros como Sae.

-¿Eh? -¿por qué saca a Sae en esto?

-Me pareció verlos juntos en el patio. -se aleja y pone sus brazos detrás de sí para sostenerse.

-Sí, bueno, ahí van muchas personas.

-Pero ustedes no.

-¿Perdón? -esto se me hace absurdo. No puede venir él a decirme nada, de nadie.

-¿Te gusta Sae? -me mira serio. -Digo, su compañía.

-Bueno, sé que es tu amigo, pero la verdad es que no lo conozco bien aún.

-Mejor así.

-Michael, ¿no te parece bien?

-No me gusta que ninguno esté cerca tuyo.

Sonrío como estúpida.

Estúpida, así me llama Sae.

Sacudo mi cabeza, pero concuerdo con el recuerdo de Sae llamándome así.

-Me tengo que ir. -no digo más y salgo corriendo. Ignorando el hecho de que Michael me está llamando.

Estúpida. Estúpida. Estúpida.

Me repito una y otra vez.

No puedo creer que haya besado a Michael. No mentiré que fue lo mejor. Pero, fue lo peor. Tiene novia. Pero claro, me llama y ahí voy yo. Me dice que me quede y lo hago.

¿Qué tan tonta puedo ser?

-Y estoy de acuerdo. -escucho a mis espaldas.

-Déjame en paz, Sae.

-No te lo diría si no vinieras de las escaleras insultándote.

-Muy mi problema.

-Muy mi curiosidad. -se acerca bajando unos escalones más.

-...

-Ya, tonta, deja de ofenderte, no es divertido si no lo hago yo.

-No es divertido cuando lo haces.

-Sé hacer muchas cosas que no son divertidas, pero te pueden gustar.

-¿Qué se tienen todos con sus propuestas de sexo? -bajo los escalones haciendo notar mi desagrado y molestia ante todo en la vida.

-Nada, es lo usual. Inusual es tu comportamiento. De seguro ya te sientes culpable de tus pecados.

-Mira, idiota...

-¡Castigados! -grita la subdirectora. -Nadie tiene hora libre en estos momentos.

Lo que me faltaba.

~

Entonces... -se toma el puente de la nariz con sus dedos en un aspecto cansado. -Me estás diciendo que no hay encargados para la sala de castigo ahora?

-Lo siento mucho, los profesores van a capacitación y los directivos, incluida usted, van a junta. -informa con pena.

-Váyanse, los quiero aquí el miércoles a primera hora. -se encierra en su oficina y ambos suspiramos al unísono.

No hay más, salgo de ahí, corriendo. Guardo mis cosas en mi mochila, la cuelgo al hombro y con mis audífonos puestos salgo del colegio dispuesta a llorar o a morir de rabia. Lo que venga primero.

' ⸼ ͙ࣳ ◌ 𓈒 ׄ ׅ𖥔 𓈒'

Son cosas que pasan.