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-Dejaste esto

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-Dejaste esto. -la voz de Sae suena a mis espaldas.

Vaya mierda, quería una tarde tranquila.

-Gracias. -le digo girándome y tomando de sus manos la caja de cereal.

-....

No dice más, no hace ningún gesto y se aleja por el pasillo del supermercado.

-Uh, Okay. -me giro en dirección contraria y sigo con mi camino. Es raro que no me haya dicho nada o insinuado algo. Pero Sae es un chico raro, así que no me debería asombrar.

Pago todo lo que llevo, que solo son unas cuantas cosas, y salgo del supermercado.

Michael <3:
¿Sí vas a venir? :(

Leo su mensaje mientras camino por la calle, debatiendo entre ir o no ir. ¿Qué puede pasar si voy? Quizá deba matar mi curiosidad yendo al escondite del lobo. O podría quedarme en casa y comer las galletas de la abuela.

¿Cómo fue que llegué a esto?

Es muy estúpido admitir que caí cuando me dijo linda. Mis inseguridades creyeron las promesas de esa boca mentirosa. A mis inseguridades les gusta hacer una fiesta pensando en todas las veces que me dijo que me quiere. A mi parte racional le gusta recordarme que estoy haciendo todo lo que es contrario a los principios que mamá me enseñó.

"¿No vas a hacer nada hoy?" Me atrevo a enviarle.

Michael <3:
Ya tengo planes, nunca me respondiste. :(

"Ah, yo también ya tengo planes, por eso te escribía." Clara mentira.

Michael <3:
Hablamos luego, voy a salir con Imma. ♡

El corazón que coloca me pone mal. No había necesidad de eso, no seguido del nombre de ella. En verdad no demoré más de 15 minutos en responder.

Aunque en verdad no tenía ganas de ir con él. Eso quiero creer.

Así que seguramente en pocos minutos van a estar juntos y pretender ser perfectos. Já. Qué gran farsa de tres.

Odio el calor que hace en esta época del año. No es que odie usar shorts y ropa ligera, pero el problema es que no puedes caminar sin derretirte hasta con eso puesto.

Entro a una tienda que promete tener los mejores helados y salgo de ella con una paleta de sandía. Camino tranquilamente por la calle, no tengo prisa, no hay nadie con quien reunirme al llegar a casa, ni tampoco nadie con quien hablar. Y eso que es domingo y debería estudiar un poco para las evaluaciones.
Le doy una mordida a la paleta antes de sentir que me es arrebatada de las manos.

-¡Hey! -me giro en dirección a quien sea que me la haya quitado, pero no encuentro a nadie.

Tocan mi hombro y me giro. Maldito truco, siempre caigo.
Me encuentro con Sae y la mitad de mi paleta siendo masticada.

-Me gustan más las de limón. -se relame los labios y me extiende el helado a medio comer.

-Si te gustan de limón cómpratelas tú mismo. -tomo mi paleta y la observo con recelo. No estoy dispuesta a darle el gusto de dejarme sin terminar mi salvación del calor, así que la muerdo también.

-Cuenta como beso indirecto. -lo observo al momento en que levanta la ceja y ruedo los ojos.

-Tarado. -pareciera que no fuera hace como veinte minutos que me ignoró.

-Dame. -la toma de mis manos y está por llevársela a la boca, pero tomo su mano en vuelo.

-No, devuélvemela. -tomo su mano con más fuerza y trato de quitársela. Agradezco haber metido la bolsa con lo que compré en mi bolso, así puedo usar ambas manos.

-No. -me acerca a él con solo tirar sus manos, quedo a pocos centímetros de la paleta y de él. Muerde lo poco que quedaba de un lado de la paleta viéndome fijo a los ojos.

Me quedo de piedra observándolo lamerse los labios. Mierda. Suelto el agarre y doy un paso atrás.
Mi corazón late irracional.

-¿No que querías tu paleta?

-Ya. -me aclaro la garganta antes de tartamudear. -Ya te la terminaste.

-Aún queda el sabor.

Mi cara se deforma. Estoy 100% segura de que sus insinuaciones son solo para su diversión, pero rayos, me ponen mal. Aunque espero que sean de mal humor... No mal en otra forma.

-No, gracias.

-Eres tan aburrida.

-Deberías haber seguido sin hablarme entonces.

-De acuerdo. -se gira y se va a paso firme, en la misma dirección en la que voy, pero camina muy rápido. El inhumano Itoshi.

Pero... ¡¿Qué demonios fue eso?! Agh. Todos tienen un carácter que me hace querer patearlos. Primero el bipolar que hace planes en quince minutos, luego el japonés que me poner a rabiar.

Debería solamente quedarme encerrada sin responder a nadie. Todos, todos se pueden ir muy a la pradera.

A unas cuadras de llegar a mi casa, deseo no haber salido jamás de esta. Es que eso hubiera sido mejor que ver cómo la mano de Imma alborota el cabello de Michael mientras este la besa. Soy consciente de lo patética que me veo parada a pocos pasos de ellos, observándolos, viendo cómo ella sujeta el cuello que yo sujeté, aunque ella lo ha hecho desde hace mucho. Viendo cómo las manos de él van a su cintura, justo como lo hicieron en la mía.

Y probé de mis lágrimas que están a punto de salir, porque si empiezo no creo poder parar.

Siento unos dedos entrelazarse a los míos y girarme sobre mis pies. Mis ojos acuosos me permiten distinguir el rostro de Sae y sus ojos fríos sobre mí, luego sobre lo que causa mi primera lágrima.

-Olvidé comprar la pasta. -me dice y hala de mí en dirección contraria, en dirección al supermercado.

Sorbo mi nariz porque en verdad dejé de sentir el calor del que me quejaba, ahora siento todo frío. Miro la unión de nuestras manos mientras me dejo guiar a nuestro destino. Me concentro en no derramar más agua estúpida de mis ojos. Izquierda, derecha. Izquierda, derecha. Solo eso inunda mi cabeza, quizá hasta caminar se me pueda volver un problema sentimental.

Sae se para en seco y me mira con su cara inexpresiva, sé que lo que viene a continuación puede doler.

Sae se para en seco y me mira con su cara inexpresiva, sé que lo que viene a continuación puede doler

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' ⸼ ͙ࣳ ◌ 𓈒 ׄ ׅ𖥔 𓈒'

Ay, Lya...

No seas tan rudo - 𝘐𝘵𝘰𝘴𝘩𝘪 𝘚𝘢𝘦Donde viven las historias. Descúbrelo ahora