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Última semana

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Última semana. Última semana. Última semana.

Solo esta semana y puedo tener vacaciones. Vacaciones, me las merezco. Quiero tiempo para dormir y para mí. Cosa que será difícil considerando que mamá se va a empeñar en hacerme pasar tiempo con ellos, o que voy a tener tareas y trabajos. Pero no me importa, conforme pueda dormir más tiempo, todo va a estar bien.

-¡Despierta! -grita Sae moviendo mi pupitre.

-Sae. -me quejo.

-¡Aay, cállate! -dice Nicole.

Levanto mi cabeza solo para presenciar cómo le pega con su suéter. Le agradezco en silencio.

-¿Por qué siempre son las primeras en llegar? ¿Les gusta dormir en el pupitre o algo?

Ya está. Mi sueño se fue.

Me giro para intentar matarlo con la mirada. Él sabe por qué he venido más temprano de lo normal.

Tuve que pedirle a papá que me trajera muy temprano para poder correr sin zapatos al salón, intentar no ser castigada por eso y poner mi maleta sobre mis pies para que nadie sospeche. ¿Por qué? Porque odio dar explicaciones y la cara de lástima de la gente.

-Tú cállate, japonés miedoso. -le digo solo para ver que deja de sacar sus libros para verme con cara de no puedo creer lo que dijeras.

-¿Miedoso?

-No es nada. -dice mirándome fijamente. -Es solo que Lya tiene mal humor por las mañanas.

-Cierto. -acepta sin más la traidora de Nicole acostándose de nuevo en el pupitre.

Aunque claro, no tiene mucho sentido puesto que ella no sabe que ayer Sae casi me tira la piso al separarse de mí, todo porque escuchó a mamá llegar. ¿Tanto miedo dan las mamás en Japón? Cabe recalcar que dicho miedo le duró tan poco como me dura el humor por las mañanas, empezó a contarle a mamá sobre la cocina japonesa y casi quedo de lado; ella quedó encantada. Claro que no sabe que es el interesante chico que me ayudó a llegar a casa, sale conmigo; tampoco cómo me ayudó a llegar a casa y que teníamos al menos treinta minutos de estar solos en la misma.

-No lo vas a superar nunca.

Recargo mi cara sobre mi muñeca y niego. ¿Por qué olvidar a un Sae nervioso y con la cara roja?

-Jamás.

-Jimís. -hace una cara infantil y se inclina desde la esquina de su pupitre para darme un corto beso.

-¡Wow! -es lo primero que escuchamos. -¡¿Qué fue eso y por qué Lya no te está moliendo la cara?! -Nicole salta de su asiento y ve hacia la puerta.

Sé que es señal de peligro cuando hace unas señas llamando la atención de alguien que pasa por ahí. Tanto drama y hasta ella me había dicho que yo estaba en algo con él.

No seas tan rudo - 𝘐𝘵𝘰𝘴𝘩𝘪 𝘚𝘢𝘦Donde viven las historias. Descúbrelo ahora