No seas tan rudo - 𝘐𝘵𝘰𝘴𝘩𝘪 𝘚𝘢𝘦

#11

-¡No cuadran! -dice mi profesor al director. -Su personalidad y sus calificaciones no cuadran.

-¿Puede dejar de hablar de mí como si no estuviera presente?

-¿Lo ve? -señala una vez más.

-Profesor, comprendo su situación, pero no podemos quitarle los méritos que ha ganado hasta ahora, va contra el reglamento. -explica una vez más el director con un aspecto tan cansado.

Cansada estoy yo. Han sido tres veces en la semana y eso que apenas es jueves.

-¡Pero necesitamos hacer algo!

-Muy bien. -el director se quita las gafas y las deja sobre su escritorio. -Preguntémosle a la subdirectora.

Mierda, ¡no! Ella me odia, no miento. Desde el castigo que recibí con Sae no ha dejado de advertirme y vigilarme en todo, no me da un respiro. Y de eso ya van dos meses.

-O podemos darle una advertencia y una sanción. -borrando la sonrisa de satisfacción que mi horrible profesor había pintado en su rostro. -Lya, por favor, por favor. -suplica frunciendo sus ojos. -No vuelvas a comer en clases, o a saltarte, o a llegar tarde a clases. -mi profesor carraspea. -Y menos a la de tu profesor de Historia, el profesor debe de tener mejores cosas que hacer que venir a dejar quejas sobre sus alumnos. -escucho el reproche disfrazado en su voz.

Mi profesor arregla su corbata y desvía la mirada. -No volverá a pasar. -me acomodo mejor en la silla aparentando completo interés.

-Además, dígale a su amiga Anna que tampoco haga nada malo.

-Lo haré. Pero déjeme aclararle que solo fueron cuatro minutos tarde, tomé un poco de jugo que había quedado de mi desayuno y que no me salté la clase, no sé de dónde ha salido eso. -le sonrío cuadrada al director.

-No me lo pongas peor. -me da una mirada de advertencia, lo cual me molesta.

En verdad no he hecho nada malo, es algo que cualquier alumno promedio o no promedio haría. Solo que este profesor ama meter en problemas a los alumnos. Todos hemos sido citados por él al menos una vez, para mi desgracia han sido más.

-Se pueden retirar. -no digo más y salgo del lugar.

Enserio estoy cansada, dos llamados más y mi madre va a tener que venir en persona al colegio.

3:17 p.m.

Es temprano aún. Quizá, solo quizá pueda irme a casa con Michael. Se ofreció a llevarme a casa esta mañana, le cancelé por mensaje por culpa del director, pero quien sabe si me habrá esperado.

O quizá pude haberme evitado la escena. Linda, linda pareja besándose con fuerzas. Linda, pero muy llena de mentiras.

Una vez, mi hermanastra me dijo que tenía envidia de su felicidad por haber ganado el primer lugar académico de su escuela. Yo, al contrario de papá, sabía las trampas en sus exámenes. No es que no me guste la felicidad ajena, es que veo sus defectos.
Así como lo hago con la pareja que se come en el estacionamiento. Para mi desdicha, su defecto soy yo.