Capítulo 2: Picante y más picante

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La tarde de verano estaba cayendo sobre los más pequeños mientras se sentaban en el jardín, disfrutando de la brisa fresca. Jiang Cheng observó como ahora ambos niños no dejaban de murmurar entre ellos. ¿Qué tanto podían hablar? No pudo evitar sonreír, si fuera Wei Ying ya hubiera terminado de convencerlo antes de siquiera pudiera aceptar del todo.

Lo rodearía con sus brazos, y una mirada brillante, a la que no podía decirle que no. Podría molestarse tanto como fuera posible, incluso gritarle, pero no sabría negarle nada. Después de la guerra, estar entre sus brazos, era regresar a esos recuerdos.

—¡a-die! ¡a-die!

—¡Tío Jiang! —lloriqueó Jin Ling sin dejar de señalar sus labios con molestia, corriendo hacia él—. ¡Pica, pica mucho!

Jiang Cheng no dudó en darle un poco de agua al niño más joven, de esa manera calmó sus sollozos, mientras miraba con molestia a su primo, pero él no dudó en regañarlo. Jin Ling era parte de Yummeng Jiang, sin embargo, era tan débil como el pavo real cuando se trataba de la comida tradicional.

—¡A-yuan esta bien, a-die! —dijo su hijo sin dejar de sonreír, mientras que sus mejillas estaban rojizas, y sus delgados labios un poco hinchados—. ¡Estaba delicioso!

El aroma familiar del guiso picante de Wei Ying inundó repentinamente el pabellón, transportando a Jiang Cheng años atrás, a aquellos días donde su mayor preocupación era hacer reír a su amado.

Podía ver a Wei Ying en la cocina, tarareando una melodía mientras preparaba ese guiso tan particular, llenando la estancia con el aroma intenso de las especias. Luego lo llamaba con entusiasmo, prácticamente obligándolo a probar una cucharada a pesar de sus quejas sobre lo extremadamente picante que estaba.

Jiang Cheng podía imaginar la risa traviesa de Wei Ying mientras lo retaba a ver quién de los dos aguantaba más el ardor del picante. Los rostros de ambos enrojecidos y perlados de sudor, pero con una chispa de emoción en los ojos. Compitiendo por ver quién se rendía primero ante el fuego de las especias.

"¡Estás loco, esto no es comestible!" exclamó Jiang Cheng, con los ojos llenos de lágrimas mientras tomaba agua para calmar el ardor en su boca. "¿cómo puedes disfrutar de estas cosas?"

Wei Ying se echó a reír, su risa melodiosa llenando el aire, y parte de su corazón "Oh, A-Cheng, tienes que acostumbrarte al picante. Es una de las maravillas de la vida. ¡Shijie, mira cómo shimei sufre por un poco de pimienta!"

Jiang Cheng alzó una ceja, decidido a no dejarse vencer. "Oh, así que crees que soy un cobarde, ¿eh? Bien, veremos quién aguanta más."

Ambos desafiaron sus límites mientras probaban salsas, chiles y especias cada vez más picantes. Los ojos llorosos, las risas y los gemidos se mezclaban en el aire mientras disfrutaban de su peculiar juego, mientras que los sirvientes solo lloraban al verlos. Sus rostros estaban rojos y sudorosos, sus bocas ardían y sus estómagos rugían.

"Creo que es hora de poner fin a esta locura", dijo Jiang Cheng, arrugando su expresión mientras se levantaba del suelo, pero fue detenido por Wei ying mientras caía sobre él, rodeándolo con sus brazos, sin dejar de sonreír, besó su mejilla. "Bájate idiota"

Lentamente, Wei Ying se inclinó hacia Jiang Cheng, sus labios apenas rozando los suyos.

El beso empezó suave y lento, como una caricia fugaz. Ambos podrían sentir el rastro de la especia picante en sus bocas, un fuego sutil que se entrelazaba con la dulzura del momento. Los labios de Jiang Cheng respondieron con ansias, y el beso se volvió más profundo, más apasionado.

Las lenguas se encontraron, explorando el sabor único que la comida picante les había dejado. Era una mezcla embriagadora de sabores, un contraste entre el ardor y la suavidad. El beso era una danza sensual y juguetona, llena de emociones intensas y una conexión profunda. Se separaron suavemente, sus labios aún brillantes por el roce.

"Estas loco..."

Una oleada de añoranza invadió a Jiang Cheng. Daría cualquier cosa por volver a esos días donde lo único que importaba era hacer reír a Wei Ying, ver su sonrisa radiante una vez más. Cuando el mayor problema era el ardor del picante, no la devastadora pérdida que ahora lo consumía.

Pero igual de pronto que llegó, el aroma se desvaneció, dejando solo un regusto amargo. Los recuerdos se volvieron borrosos, como agua escapando entre sus dedos. Por más que trataba de aferrarse a la imagen de Wei Ying cocinando, tarareando, riendo, esta se volvía cada vez más distante.

Jiang Cheng parpadeó confundido, preguntándose de dónde había venido esa nostalgia tan vivida. Trató de discernir el aroma que lo envolvió segundos atrás, pero este ya no estaba. Los detalles se diluían rápidamente, como un sueño al despertar.

Sacudió la cabeza, decidiendo restarle importancia. Seguramente estaba cansado y su mente le jugaba una mala pasada. Volvió su atención a los niños

—A-yuan no comas tanto picante. No quiero escucharte decir que te luego el estómago —trató de regañarlo, en lo que suspiraba cansado, volvió la punzada en su pecho, en lo que trató de regular su respiración.

—¿Tío Jiang?

A-Yuan asintió con una sonrisa traviesa—. Lo prometo, a-die. Pero el picante es divertido de vez en cuando.

"Es divertido de vez en cuando Cheng Cheng"

....


Jiang Yanli colocó el plato de sopa cuidadosamente sobre la mesa, grabando con nostalgia los momentos compartidos con su querido hermano menor. Sus pensamientos se quedaron en recuerdos de la infancia, cuando Wei Ying era tan pequeño y disfrutó de esa sopa con entusiasmo.

—Ah, A-Xian siempre amaba comer esto —susurró Jiang Yanli, dejando escapar una sonrisa melancólica. Recuerdo su pequeña sonrisa cuando probaba cada cucharada, como si fuera la mejor comida del mundo.

Jiang Cheng, sentado frente a ella, levantó una ceja con escepticismo—. ¿De qué hablas a-jie? Apenas lo soporta, con lo débil que es su estómago, me sorprende que pueda comer aquí.

—¡A a-yuan le gusta!

—Incluso un niño le gana al pavo real.

—A-cheng... ¿Por qué hablas de A-xian?

Trataba de mantenerse enfocado en la conversación, cuando de pronto oyó a su hermana mencionar el nombre "A-Xian".

—¿A-Xian? —preguntó Jiang Cheng confundido—. ¿De quién estamos hablando?

Jiang Yanli lo miró sorprendida por un momento. Luego su expresión se tornó en una muda tristeza al comprender lo que estaba sucediendo.

—De nadie, olvídalo A-Cheng... —respondió con suavidad, luchando por mantener una sonrisa.

Jiang Cheng la observó extrañado, pero decidió no insistir en el tema. Probablemente lo había confundido con otra persona.

Jiang Yanli tuvo que hacer un esfuerzo para contener las lágrimas. La indiferencia en los ojos de su hermano al oír ese nombre tan querido fue como una puñalada en su pecho. 

Vinculo Roto, ChengXianWhere stories live. Discover now