Capítulo 9: ¿Cuál es la realidad?

237 39 4
                                    

Jiang Cheng descendió por los pasillos de la secta con una ansiedad, y el cosquilleo de un mal presentimiento. El camino a la celda parecía más largo de lo habitual, cada paso resonando con el eco de sus pensamientos tumultuosos. Una semana habían pasado desde que la presencia de aquel hombre alboroto la paz de la secta. Cinco días que logró ver la queja en la mirada de sus discípulos, pero quienes no se atrevían a siquiera sugerir algo contra él.

Su hijo, ni siquiera se acercaba a él, después de que tuvo en peligro. Porque para Jiang Cheng era así. A su vista, alguien más sostenía a su familia como si lo conociera y para él solo era un alborotador más.

Uno que podía venir de otra secta, como los ataques anteriores que surgieron después de la guerra.

Frunció la mirada cuando llegó a su destino, y escuchó voces desde el interior, se detuvo en el umbral. Dos días había tenido que ser suficiente como para quebrar más la voluntad de esa persona, y del infiltrado que, quizás había robado información de su parte.

A Xue yang le había dado tanta libertad. ¿Por qué no se cuestionó sobre ello antes? Era alguien leal a pesar de su personalidad, lo había acercado a su familia, buscando protección para ellos. Al final.

Termina como antes, pensó.

—No entiendo, Shizun. No entiendo cómo el Líder Jiang no te recuerda —murmuró Xue Yang, su expresión marcada por la confusión.

Wei Ying suspiró suavemente, su mirada perdida en la distancia. —No lo sé, a-yang. Todo es un enigma para mí también.

Xue Yang frunció el ceño, sus ojos analizando la situación. —Vi las señales, Shizun. Lo vi en su manera de mirarte, en la forma en que trata de negar lo que siente. Pero algo está mal, algo ha cambiado.

Wei Ying asintió lentamente, sus labios curvándose en una sonrisa irónica. —Sí, lo noté. Todo lo que estaba relacionado conmigo parecía estar dejándolo atrás. Supongo que soy un extraño para él ahora.

Xue Yang entrecerró los ojos, profundamente pensativo. —Pero no eres una marioneta como lo fue Wen Ning. Él tenía su memoria y su voluntad controladas. Tú eres diferente... es como si el tiempo no hubiera cambiado para ti.

Wei Ying soltó una risa suave y melancólica. Ciertamente solo podía recordar cuando terminó por ver el rostro angustiado de su esposo, mientras le rogaba por algo. Su voz apenas y la podía recordar en ese momento. Había hecho una locura, de eso estaba seguro. Se estremeció—. Supongo que nunca he sido fácil de controlar, ¿verdad? Pero no te preocupes por eso, a-yang. No importa cuánto tiempo tome, esperaré a que Jiang Cheng recuerde todo de mí. Él es terco y obstinado, pero también es sincero en sus emociones. Sé que lo recordará.

Xue Yang pareció considerar esas palabras, sus pensamientos dando vueltas en su cabeza. —Y si no lo hace, ¿Qué harás? ¿Cuál es tu plan?

Wei Ying lo miró con una mirada suave, llena de determinación. —Si eso sucede, entonces simplemente lo volveré a conquistar. No importa cuánto tiempo lleve, no importa cuántos obstáculos haya en el camino. Porque él es mi familia, Xue Yang, y lucharé por él una vez más.

Xue Yang asintió, su expresión mostrando cierto grado de admiración por la convicción de Wei Ying. —Eres realmente inquebrantable, Shizun.

Wei Ying sonrió, pero había una sombra de tristeza en su mirada. —No tienes idea. Además, aún hay algo que no entiendo del todo... cómo regresé a la vida. Cuando abrí los ojos después de tanto tiempo, lo primero que vi fueron las flores de loto.

Las palabras de Wei Ying resonaron en el aire, dejando a Xue Yang en silencio mientras procesaba la enigmática declaración. Mientras tanto, Jiang Cheng permanecía oculto en la entrada, atrapado entre la necesidad de intervenir y el deseo de escuchar más. A un desconocido que parecía saber tanto de él. Alguien que fue borrado de su memoria, ¿Por sí mismo? ¿Era eso lo que deseo?

Vinculo Roto, ChengXianKde žijí příběhy. Začni objevovat