Capítulo 8: Oscuridad entre lotos.

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Jiang Cheng avanzaba por el sendero del jardín cuando una extraña perturbación en el aire lo hizo detenerse abruptamente. Frente a él, como surgido de la nada, estaba de pie el misterioso desconocido que tanto lo intrigaba.

Su sola presencia parecía distorsionar la realidad, volviendo borrosos los contornos del mundo. Sus ojos, de un gris imposible, parecían taladrar hasta lo más profundo del alma de Jiang Cheng.

Su sonrisa enigmática parecía burlarse del desconcierto del líder de secta.

—¿Estás satisfecho ahora, Jiang Cheng? Tu deseo se ha cumplido, aunque el precio ha sido alto —habló el desconocido con voz queda.

Jiang Cheng frunció el ceño, su mente nublada por la confusión. Alzó su espada en un acto reflejo, necesitando sentir que aún tenía control de la situación.

El desconocido ladeó la cabeza, sus facciones impasibles ante el estallido de Jiang Cheng.

—Soy un eco, un vestigio, la sombra de un deseo —respondió con calma—. Estoy aquí porque tú me llamaste, Jiang Cheng.

Cada palabra susurrada parecía resonar dentro de la mente de Jiang Cheng, despertando imágenes difusas, voces lejanas, pedazos de recuerdos enterrados. Se aferró a un pilar cercano mientras una oleada de mareo lo envolvía.

—No... no te llamé. No sé quién eres —replicó, pero su voz sonaba débil e incierta.

—Ah, pero lo hiciste. Anhelabas recuperar a Wei Ying, aunque fuera modificando tu realidad. Y así se cumplió, aunque ahora te niegas a aceptarlo.

Cada palabra se clavaba como una aguja en la mente de Jiang Cheng, avivando recuerdos difusos, migajas de una vida que sentía que no le pertenecían. Negó con la cabeza, retrocediendo un paso.

—Mientes. Yo nunca pediría algo así —afirmó, pero la duda había echado raíces en lo profundo de su ser.

El desconocido esbozó una sonrisa indulgente, como si supiera un secreto que Jiang Cheng aún no lograba descifrar. Se acercó un paso, sus ojos taladrando hasta lo más hondo del alma del líder de secta.

—Tu corazón conoce la verdad que tu mente se niega a aceptar. Wei Ying ha regresado para ti, la pregunta es: ¿estás dispuesto a dejarlo entrar de nuevo?

Jiang Cheng sintió las lágrimas acumularse en sus ojos, la mezcla de emociones siendo demasiado abrumadora. ¿Sería posible que sus anhelos más profundos se hubieran vuelto realidad de esta retorcida manera?

El desconocido le sostuvo la mirada, una eternidad pareció transcurrir entre ellos. Luego, lentamente, comenzó a desvanecerse entre las sombras del ocaso, dejando a Jiang Cheng con más preguntas que respuestas.

Antes de desaparecer por completo, sus últimas palabras resonaron como una advertencia siniestra.

—El pasado a veces es mejor dejarlo sepultado, Jiang Cheng. Resucitarlo solo trae consecuencias imprevistas.

Jiang Cheng se quedó solo entre las crecientes sombras, con el corazón latiendo frenéticamente. Sentía que una verdad monumental estaba al borde de su comprensión, pero temía las implicaciones que esta traería.

Después de un rato, Jiang Cheng se dio cuenta de que nadie más parecía haber presenciado la conversación. Mientras se movía entre las personas, podía escuchar sus murmullos de alegría y gratitud por el regreso de Wei Ying. Algunos elogiaban su valentía y su habilidad, mientras que otros simplemente se regocijaban de que estuviera de vuelta.

—No entiendo cómo lo logró —comentó una voz en la multitud.

—Siempre ha sido leal a nuestro lema de secta —respondió otra voz.

Jiang Cheng se sintió cada vez más desconcertado por la discrepancia entre sus propias emociones y las reacciones de los demás. Mientras observaba a la gente a su alrededor, una frustración creciente lo invadió. ¿Cómo podían estar todos tan felices y complacidos con lo que estaba ocurriendo? ¿No veían el caos en su interior?

Con pasos decididos, Jiang Cheng dejó atrás la multitud y se dirigió hacia la habitación de su hermana, su mente zumbando con pensamientos tumultuosos. Al acercarse a la puerta entreabierta, pudo escuchar el suave sonido de sollozos. Jiang Cheng tuvo que sostenerse del marco de la puerta, abrumador por la desolación que inundaba la estancia. Los rostros llenos de lágrimas y confusión de A-Yuan y Jin Ling eran como un reflejo del torbellino que rugía en su interior.

¿Cómo explicarles que el hombre que consideraban su padre y tío era ahora un extraño para él? ¿Cómo apaciguar su pena cuando ni él mismo entendía lo que estaba ocurriendo?

Jiang Cheng sintió una opresión en el pecho, su garganta cerrándose en un nudo de impotencia y frustración. Ver así a los seres que más amaba, tan vulnerables y angustiados, era como una daga retorciéndose en su interior. Hubiera dado cualquier cosa por protegerlos, por ahuyentar las sombras que nublaban sus dulces sonrisas.

Pero se sintió atrapado, incapaz de controlar las circunstancias. Algo se había fracturado en los mismos cimientos de su mundo y no sabía cómo repararlo. Veía el sufrimiento en los ojos de su familia y se odiaba a sí mismo por no poder aliviarlo.

Un repentino dolor agudo atravesó su cabeza, como si alguien estuviera martillando dentro de su cráneo. Jadeó por el dolor, sintiendo cómo su respiración se volvía dificultosa y su pecho se apretaba. Se apoyó contra una pared cercana, luchando por mantenerse en pie mientras se aferraba al anillo de plata que llevaba consigo.

Ese anillo era su ancla, una pequeña fuente de calma en medio de la tormenta emocional que lo envolvía. Lo tocó con dedos temblorosos, buscando consuelo en su tacto familiar. Cerró los ojos con fuerza, tratando de alejar el dolor y la confusión que lo invadían.

Respiró profundamente, tratando de recuperar el control sobre su cuerpo y sus pensamientos. Sin embargo, la sensación de angustia persistía, y sus preguntas sin respuesta seguían atormentándolo.

La silenciosa agonía que lo envolvía era abrumadora. Se obligó a respirar profundamente, tratando de encontrar la calma en medio de la tempestad interna que lo consumía. Pero la lucha era ardua y agotadora, y se sentía como si estuviera al borde de un precipicio emocional.

Con pasos decididos, Jiang Cheng salió de su habitación, necesita encontrar una respuesta antes de que a-yuan fuera a cambiar algo.

¿Quién era Wei ying?

Vinculo Roto, ChengXianTempat cerita menjadi hidup. Temukan sekarang