Capítulo 18: En el Rincón del Olvido

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Jiang Cheng se despertó con los primeros rayos del alba colándose por su ventana. Por un instante, la imagen persistente de la figura misteriosa y su advertencia crítica plagaron su mente.

Sacudió la cabeza para alejar esos pensamientos inquietantes y se levantó para comenzar su rutina matutina. Después de asearse y vestirse, se dirigió al comedor principal donde el delicioso aroma a sopa de loto y pan recién horneado impregnaba el ambiente.

Wei Ying ya estaba allí, entreteniendo alegremente a los cocineros mientras estos terminaban de preparar el desayuno. Al ver entrar a Jiang Cheng, su rostro se iluminó con una de esas sonrisas radiantes capaces de rivalizar con el sol naciente.

—¡Buenos días, mi señor! —lo saludó en un tono exageradamente meloso—. He preparado tu desayuno favorito, espero que lo disfrutes.

Jiang Cheng puso los ojos en blanco con fingida exasperación, aunque la comisura de sus labios se curvaba en una involuntaria sonrisa.

—No seas ridículo tan temprano, Wei Ying —lo amonestó sin verdadero enfado, tomando asiento a la cabecera de la mesa.

Wei Ying se sentó a su lado, sus ojos grises chispeando traviesos como siempre. Sirvió un cuenco humeante de sopa para Jiang Cheng y otro para él, tarareando alegremente para sí mismo.

Jiang Cheng observó a Wei Ying de reojo mientras comía. Lucía tan despreocupada y feliz que costaba creer que alguna vez hubo sombras de dolor y culpa nublando esa brillante sonrisa.

En momentos así, cuando la luz del sol bañaba ese rostro amado y el aroma del loto impregnaba el aire, Jiang Cheng podía casi creer que el pasado tormentoso que los separó no era más que una pesadilla lejana. Casi...

Su mirada se ensombreció ligeramente al posarse sobre la mesa frente a él donde aún estaba la cinta carmesí. Ese pequeño pedazo de tela parecía burlarse de la aparente dicha del momento, recordándole que algunas heridas ni siquiera el tiempo podía borrar.

Distraído en sus pensamientos, no notó que Wei Ying había dejado de comer y lo observaba con ojos inquisitivos.

—A-Cheng, ¿qué ocurre? Te noto extrañamente silencioso hoy —comentó Wei Ying con una ceja arqueada.

Jiang Cheng parpadeó y se obligó a centrar su atención en el presente. Forzó una sonrisa que no llegó a iluminar sus ojos.

—No es nada, sólo pensaba en todos los deberes del día. Ser el líder de secta significa que mi trabajo nunca termina.

Wei Ying claramente no le creyó, pero no lo presionó más. En vez de eso, una sonrisa pícara asomó a sus labios. Rápido como una serpiente, estiró una mano para robar un pedazo de tofu del cuenco de Jiang Cheng con los palillos.

—¡Oye! Consíguete el tuyo —se quejó Jiang Cheng, tratando de apuñalar la mano ladrona con sus propios palillos.

Pero Wei Ying fue más rápido y se echó hacia atrás riendo, saboreando su botón con expresión traviesa. Jiang Cheng entrecerró los ojos, una sonrisa depredadora extendiéndose lentamente por su rostro.

—Así que quieres jugar rudo, ¿eh? Bien, pero luego no te quejes de las consecuencias...

Y sin decir más, atacó las costillas de Wei Ying con rápidos dedos en un implacable asalto de cosquillas.

Wei Ying se retorció entre carcajadas, suplicando misericordia. Pero Jiang Cheng estaba sediento de venganza y continuó su despiadado ataque hasta que ambos terminaron en el suelo, jadeando y riendo hasta quedar sin aliento.

—Me rindo, me rindo —jadeó Wei Ying, limpiándose las lágrimas de risa—. Eres un oponente temible, querido esposo.

Jiang Cheng sorprendió triunfalmente y se puso de pie, tendiéndole una mano para ayudarle a levantarse también. Wei Ying la ayudó, pero en lugar de ponerse de pie, empujó bruscamente a Jiang Cheng para hacerlo caer de nuevo.

Vinculo Roto, ChengXianTempat cerita menjadi hidup. Temukan sekarang