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Madison apretó los labios con fuerza intentando no desconcentrarse mientras pintaba en el cuadro

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Madison apretó los labios con fuerza intentando no desconcentrarse mientras pintaba en el cuadro. Durante diez minutos Stefan estuvo llamandola y tocando su puerta. Ella necesitaba centrar toda su atención en el dibujo. Sin embargo, al parecer Stefan estaba poniendo a prueba su paciencia.

La castaña dejó el pincel dentro del vaso y se levantó de su asiento. Salió de la habitación y se dirigió al living de la casa. Madison suspiró pesadamente y abrió la puerta.

—¿Era tan difícil abrir la puerta hace diez minutos?

—¿Y a ti que mosca te picó? Estás muy alterado.

—¿Elena está contigo?

Madison negó.

—Después de la fiesta no la vi más. Se supone que iba a volver a su casa—explicó—¿Por qué la pregunta?

—Ese es el punto, ella no volvió a casa. Jeremy fue a buscarla a su habitación esta mañana y no estaba.

—¿Intentaron llamarla a su teléfono?—le preguntó con un notable tono de preocupación en su voz y haciéndose a un lado para dejarlo pasar—Puedes pasar.

Stefan asintió agradecido y ingresó a la casa después de ser invitado.

—Al parecer su teléfono está apagado porque no contesta—suspiró—Por eso vine a ver si estaba contigo. Es todo tan extraño.

—Es posible que...—se quedó callada. Quizás estaba equivocada y solo iba a provocar que Stefan se altere el doble—Nada, olvidalo.

—¿Qué estabas por decir?—preguntó confundido.

—Que si es posible que Katherine tenga algo que ver en todo esto.

—No—negó y se cruzó de brazos—Es imposible. Ella está en la tumba. Damon...—hizo una pausa—Damon la encerró.

En el tono de voz de Stefan se reflejó la desconfianza y Madison no pasó por alto ese pequeño detalle. Además, fue demasiado obvio.

—No me digas que estás desconfiando de él.

—De Damon se puede esperar cualquier cosa.

Madison lo miró con desconfianza, si bien no conocía al mayor de los Salvatore al cien por ciento sabía que él no sería capaz de hacer algo así

—Pero quizás él está fuera de esto, no creo que sea capaz de hacerle algo a Elena—protestó la pelinegra con los brazos cruzados—Quizás algo más pasó, pero yo te sigo insistiendo con Katherine, esa mujer es capaz de todo Stefan.

—Tienes razón—asintió y pasó ambas manos por su rostro, claramente frustado—Damon no permitiria que le hagan daño a Elena. Mucho menos si Katherine es quien lo intenta.

(...)

—Estoy herida—musitó Elena muy adolorida mientras el chico la despojaba de sus ataduras. Elena no podía moverse, las sogas en sus pies y en sus manos se lo impedían. La chica no dejaba de quejarse. Solo deseaba que el tipo que la secuestro se apiade de ella y la libere. Pasó todo tan rápido.

¹judas, damon salvatore (tvd)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora