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"Acércate, acércateYo sé que el brillo de tus ojos no se fueTodo lo malo que hapasado en el pasado dejaréPor eso pido por favor, acércate…"

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"Acércate, acércate
Yo sé que el brillo de
tus ojos no se fue
Todo lo malo que ha
pasado en el pasado dejaré
Por eso pido por favor, acércate…"

Elena sonrió amablemente a los chicos y recorrió el pasillo de la escuela, sintiéndose en calma y anticipando que sería un día maravilloso. Es el último año de los estudiantes en el colegio, y es una costumbre realizar algunas bromas en el edificio. Elena no se quedó atrás. Ella se dirige a la oficina de Alaric para preparar algo. La castaña entró por una de las múltiples puertas, pero su expresión alegre se desvaneció al encontrarse con Klaus en su camino.

—Ah, mi niña—ironizó y Elena abrió los ojos sorprendida.

—Klaus...—murmuró asustada. Elena intentó escapar, pero Klaus se interpuso en su camino nuevamente.

—Deberías estar muerta—masculló—¿Qué haremos al respecto?

Klaus sujetó firmemente el brazo de Elena y la forzó a avanzar rápidamente. Ella se encontraba asustada mientras que él estaba realmente furioso.

—Si que arruinaste mis planes, querida. El punto de romper la maldición era  convertirme en híbrido y poder hacer más como yo—masculló molesto y Elena solamente se quejaba—¡No he podido hacerlo y apuesto a que tiene que ver con que aún estés respirando, perra!

—¡Si quieres matame, adelante!—lo desafió.

—No hasta que lo confirme. Pero tengo formas de hacerte sufrir—expresó con rabia.

De forma brusca, la agarró por la cintura y la forzó a pasar a través de una puerta diferente. Ambos ingresaron al gimnasio y vieron a los estudiantes, quienes estaban ultimando los últimos detalles para sus bromas.

—¡Atención, estudiantes!—exclamó Klaus—Oficialmente los atrapamos, la noche de bromas se acabó. Vayan a casa— Los estudiantes empezaron a hablar en voz baja unos con otros, mostrándose claramente enfadados y recriminándo. Todas las personas recogieron sus pertenencias y abandonaron el recinto del gimnasio—Ustedes—añadió, llamando la atención de dos chicas y un chico—Yo los recuerdo.

Elena se mostró preocupada al observar a Jade, su compañera, llevando una venda en el cuello para cubrir una lesión. Los ojos de la rubia reflejaban tranquilidad mientras lucía una sonrisa llena de felicidad.

—Perdón, ¿Quién eres?—preguntó Dana.

—Ah tranquila, no me sentía bien cuando nos vimos—aclaró—Levanta tu pie, por favor, Dana—comentó, hipnotizandola. Dana levantó su pierna izquierda lentamente—Si baja el pie, Chad, quiero que la mates a golpes. ¿Entendiste?—finalizó, hipnotizando también al chico. Chad asintió.

—Klaus no tienes que lastimarlos—murmuró Elena.

—Ay, por favor, claro que si—insistió y miró a la rubia—Creo que alguien con una dentadura muy puntiaguda dejó huellas en ese hermoso cuello.

¹judas, damon salvatore (tvd)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora