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Enero de 1408

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Enero de 1408

La pelinegra pasó un dedo por el alféizar de la ventana que le quedaba más cerca, llevándose el polvo y tratando de sacudírselo luego entre los dedos. Su mirada estaba perdida en el enorme jardín del palacio. Las gotas de agua se deslizaban en el vidrio sin cesar, el clima era terrible.

El humor de la reina era terrible también todos en el palacio lo notaron por más que intentó disimularlo.  Esto la llevó a tener conflictos con su esposo.

—Tienen que irse lo más rápido posible, Elijah—murmuró con la voz quebrada aún con la vista fija en el jardín. Sus mejillas estaban empapadas por las lagrimas que fueron brotando sucesivamente.

—Emma...

—No es seguro que estén aquí. Es...es peligroso.

Por un lado, Emma estaba contenta en tener a sus hermanos cerca a pesar de su inesperada visita. Fueron cinco largos años sin saber nada de ellos. Pero por otro, el rey tenia una lista larga de reglas estrictas. Reglas a las cuales no iban a poder adaptarse por más que estén poco tiempo en el reino.

—No nos vamos a ir sin ti—recalcó, haciendo énfasis en cada una de sus palabras—Vinimos a buscarte, Emma.

—¡Nuestro padre podría encontrarnos!—Exclamó con la voz temblorosa y aguantando las ganas de llorar—No quiero que él les haga daño. Si él los encuentra en este palacio jamás me lo perdonaría.

—Él jamás sabrá donde estamos—negó y se acercó a su hermana menor—Si este lugar no es seguro para nosotros tampoco lo es para ti.

Emma bajó la vista y apretó los labios tratando de no llorar. Sus hermanos siempre se arriesgaron por ella y no era lo suficientemente capaz de hacer lo mismo por ellos.

Especialmente Klaus.

Durante toda su infancia él estaba dispuesto a recibir los golpes en lugar de su hermanita, no quería verla sufrir. Hacía todo lo posible para que fuera feliz. El desprecio que su padre sentía por Klaus también lo sentía por ella. Ante el más mínimo error intentaba castigarla con golpes.

Emma ha tenido miedo a la oscuridad desde que tiene memoria. El patriarca de la familia Mikaelson encerraba a su pequeña hija en lugares oscuros y fríos cuando su madre no estaba como castigo por ser "demasiado traviesa e insegura de cómo comportarse". A Emma siempre le gustó hacer bromas, pero a él no le agradaban para nada ese tipo de cosas.

A medida que fue creciendo todo fue empeorando. Emma no quería que Klaus siga recibiendo los golpes por ella. Comenzó a aceptar su destino, la única salida fue permitir y no negarse a cada uno de los maltratos de su progenitor.

Klaus deseaba intervenir. Emma se lo prohibía.

—Luke tiene una regla con respecto a los vamprios—susurró y Elijah frunció el ceño—Todo vampiro que sea descubierto será ejecutado en la plaza del pueblo frente a todos—murmuró y alzó la vista para conectar miradas con Elijah.

Emma no aguantó más y rompió en llanto. No quería que sus hermanos paguen las consecuencias por las estúpidas actitudes del rey. En el último tiempo se volvió mucho más testarudo y riguroso con sus normas.
Por más que su amor por él sea enorme y verdadero...tenía que tener como prioridad el bienestar de su familiar.

La joven cayó de rodillas al piso mirando a su hermano. Lo observaba como si estuviera rogándole algo. Su hermano mayor entendió todo con tan solo una mirada, no hacía falta que lo diga.

Emma puede ser la peor persona del mundo debido a su forma de ser. Pero, según Elijah, muy en el fondo sigue siendo una niña asustada que se vió obligada a aceptar su naturaleza demasiado rápido y enfrentar la cruda realidad a una corta edad.

Es una chica que creció demasiado rápido y que, lamentablemente, nunca iba a volver a ser la misma de antes. Esa pequeña dulce y inocente murió el día que la convirtieron en vampiro.

—Elijah por favor...—susurró en un tono de suplica. Elijah suspiró y se agachó a su altura. Estaba destrozado por verla en ese estado. Le suplicaba que se vaya, pero él no iba a abandonarla tan fácilmente.

—¿Por qué elegiste esta vida?

—Durante estos cinco años fui completamente normal, estoy teniendo la vida que siempre quise. Intento...intento llevar una vida humana común y corriente—respondió con la voz entrecortada, no lograba controlar su llanto. Elijah suspiró pesadamente y acarició su mejilla izquierda con su pulgar. Secó cada una de las lágrimas que brotaban de sus ojos.

—Emma no estamos destinados a llevar una vida normal.

—Aquí nadie me ve como un monstruo. Todos creen que soy una reina increíble y eso...eso me hace sentir bien.

—No eres un monstruo, jamás lo fuiste...

—Lo soy. Todos piensan igual. Papá piensa que soy una amenaza, una enfermedad que debe ser erradicada—susurro—Aquí nadie me ve de esa forma.

—¿No saben que eres un vampiro?

—Intento controlarme cuando veo sangre. No quiero que nadie lo sepa. A veces me veo obligada a usar la hipnosis. Pero hay momentos en los que lo hago inconscientemente. Incluso con el rey.

—¿Lo amas?

—Demasiado—asintió—Elijah nadie nunca me demostró amor de la forma en que él lo hace. Me hace feliz, me siento demasiado segura estando a su lado. Pero no puedo decirle lo que soy. Luke detesta a nuestra especie. Sería capaz de condenarme a muerte.

—Debes decirle la verdad, Emma.

—¿Cómo crees que reaccionaria si se entera que su reina es un vampiro?—

—Si no le cuentas tu secreto será peor—advirtió—¿Qué van a pensar todos cuando vean que el poco a poco envejece y tu no?

—Jamás pensé en eso—negó—Pero no quiero caer en la locura y lastimarlo, Elijah. Hace meses que dejé de alimentarme con sangre humana, no quiero tener que beber su sangre por esa razón.

—No podemos evitarlo, Emma. Tienes que alimentarte de un humano antes de que tu situación empeore. Ahora es parte de nuestra naturaleza.

—No quiero beber la sangre de Luke—murmuró preocupada—Todas las personas que aman a un miembro de nuestra familia terminan lastimadas. La historia se repite constantemente, Elijah.

Emma solo quería llevar una vida normal como todo ser humano. Necesitaba mantenerse así por un largo tiempo. No deseaba nada más, solo eso. Quería sentirse humana nuevamente.

Las acciones y la personalidad de Emma siempre han sido fuertemente influenciadas por su relación con Klaus y su deseo de vivir una común. Hacia lo que sus hermanos querían. Pero por primera vez quería tener la oportunidad de decidir por si misma lo que le conviene y lo que no.

Sin embargo, en algún momento toda esa paz se va a terminar el día que tenga que aceptar su única realidad y volver a ser lo que su padre creía que era; un monstruo incontrolable y una amenaza para la sociedad.

¹judas, damon salvatore (tvd)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora