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MARATÓN 2/4

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MARATÓN 2/4

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Después de la revelación de su padre, el ambiente se volvió aún más tenso para Emma. Podía sentir la ira de su hermano, Klaus, intensificarse por dos razones principales: la presencia de su padre y los secretos que su hermana había estado guardando durante mucho tiempo. Emma era consciente de que si Klaus descubría algo más sobre ella, no habría límite para lo que sería capaz de hacer.

-Entonces, ¿debería asesinarla? -inquirió Mikael, manteniendo la mirada fija en Klaus mientras apretaba con más fuerza el brazo de "Elena". -Si lo hago, ellos serán tus últimas abominaciones -añadió, refiriéndose al ejército de híbridos que se encontraban detrás de él.

-No los necesito-masculló Klaus-Solo necesito que tu mueras.

-¿Para que, Niklaus? ¿Para vivir por siempre completamente solo?-cuestionó elevando el tono de voz-¡A nadie le importa en este mundo!

Las palabras de Mikael se clavaron como dagas en el corazón de Klaus, provocando una tormenta de emociones que no podía contener. El dolor que sentía era tan intenso que sus lágrimas fluían sin cesar, como un torrente incontrolable que reflejaba su profundo sufrimiento interior.

Cada palabra de desprecio y desdén pronunciada por su padre resonaba en su mente, recordándole una y otra vez su soledad y su sensación de no ser amado ni valorado. Klaus se sentía como un alma perdida en un mundo que no le importaba, condenado a vivir para siempre en la oscuridad y el vacío.

-¿A quién tienes que no te sea leal por la fuerza? A nadie-murmuró-A nadie-repitió y luego fijó su mirada en Emma-Ni siquiera le importas a tu estúpida hermana, Niklaus.

Emma rápidamente desvió la mirada de su padre, sintiendo cómo su corazón se apretaba en el pecho. Retrocedió un poco, buscando una distancia segura de la mirada penetrante de su padre. Aunque Klaus había cometido innumerables errores en el pasado, ella no podía evitar preocuparse por él. Después de todo, eran hermanos y había un vínculo que los unía, incluso en medio del caos y la destrucción.

El peso de la responsabilidad que Klaus había impuesto sobre ella era abrumador. Emma siempre había sido una persona compasiva y dispuesta a ayudar a los demás, pero su hermano había aprovechado esa bondad en su propio beneficio. Había sacrificado sus propios sueños y deseos para estar a su lado.

-Solo te repito, padre-susurró Klaus-Hazlo.

-Ven acá-lo desafió-Enfrentame, gran cobarde. Y no será necesario.

Klaus dio un decidido paso al frente para confrontarlo, pero su hermana lo detuvo al tomar su mano con firmeza. El híbrido giró lentamente la cabeza y contempló cómo sus manos se entrelazaban, uniendo sus destinos en ese momento crucial. Luego, sus ojos se encontraron con los de su hermana, reflejando el mismo dolor y desesperación que él sentía. Las lágrimas brotaban incesantemente de sus rostros, testigos silenciosos de la angustia que los consumía.

¹judas, damon salvatore (tvd)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora