『Epílogo』

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【 Un año después 】


Hoy se cumplía el aniversario de que Katsuki aceptará la Rosa Blanca, que aceptará ser su Omega ¡Debian celebrarlo!

Había reservado para esa tarde una velada especial, los Cachorros los habían dejado al cuidado de su madre y All Might, nada más lo hacía tan feliz que esos dos hayan encontrado el amor el uno con el otro y se hayan casado.

Bueno sí, Katsuki lo hacía más feliz que eso.

Los dos juntos llegaron al restaurante que se reservó usando un traje a la medida cada uno, Katsuki su infalible brillo labial que lo volvía irresistible. Primero acomodo el lugar del contrario para que este se sentará una vez lo hizo le dio un beso en la sien antes de tomar su lugar frente al contrario y sonrió.

—Feliz aniversario cariño— dijo suave, tomando la mano del cenizo entrelazando sus dedos sobre la mesa.

Parecía un sueño para el Omega. ¿Un año había pasado desde entonces?...

Recuerda los días durmiendo en su pequeño cubículo del refugio. Eran días difíciles, dónde no podía costear una vida digna para sus bebés; viviendo con el miedo encima de que su anterior alfa pudiera encontrarlo y llevarse a Yoshio lejos.

Y ahora... Él estaba allí, sabiendo que sus niños estaban seguros, y siendo consentido por el alfa que lo conquistó.

Entrelazó sus manos de vuelta, ronroneando. Verlo era más que suficiente para que sus ojitos se dilataran de puro amor.

—Un año ya, ¿huh? —Se acercó, deseando un abrazo. — Soy tan jodidamente afortunado...

Sobó dulcemente el dorso de su mano antes de volver a entrelazar sus dedos.

—Parece un sueño que ya haya pasado un año— lo abrazó, se lo estaba pidiendo en silencio y él no era nadie para negarle a su bonito Omega —Un año que somos ahora una familia. Un año que estas a mi lado— beso su mejilla —soy la persona más afortunada de todo el mundo.

Un agradable mesero Beta se acercó a su Mesa para dejarles una botella de un costoso Champagne.

—En un momento traerán su comida— dijo haciendo una reverencia marchándose.

Izuku tenía planeada ya la velada, la comida favorita de Katsuki, bebida, música; todo, debía ser una noche inolvidable.

Se sentía como un rey en toda la regla. Los meseros, los metres, los bedeles; todos los atendían como si fuesen los clientes más importantes de toda la noche.

Eso le encantaba.

—¿Tú lo eres? —Esbozó una sonrisa traviesa, buscando la mano de Izuku para sostenerla en la suya propia. —Yo lo soy —corrigió, acariciando su mano dañada por el constante uso de su quirk—. Soy el omega más feliz del mundo... Y nuestros hijos son los más felices y afortunados también.

Debido a que llegó a su vida.

"Nuestros hijos" Eran palabras que hacían saltar a su corazón de alegría y provocaba besar su rostro y labios por toda la noche.

Ahora sólo se conformaba besar su linda mejilla una vez más.

—Ambos lo somos— respondió con un tono de voz dulce y juguetón.

El mesero no tardó en traer dos platos de comida. El plato fuerte. Y los cubiertos haciéndoles otra reverencia y deseándoles provecho antes de retirarse y dejarlos solos de nuevo.

—Adelante, bonito príncipe— sonrió coqueto —come.

Con apodos así, era difícil no sentirse parte de la realeza. ¡Izuku era un encanto!

30 days to fall in love (DekuBaku) [Omegaverse]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora