Capítulo 1

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(n/a): En la versión editada los capítulos no tienen nombres.

El castaño no disfrutaba de la fiesta que su amigo ofrecía, aún no entiende cómo acepto ir si detesta ir a este tipo de fiestas.

Cierto, Richard le obligó a cuidar la casa.

Las luces cegaban a más de uno en la pista de baile, sin embargo, todos bailan alegremente debido al alcohol que habían ingerido conforme la fiesta avanzaba.

Rodó los ojos al ver como una chica totalmente borracha se restregaba contra su mejor amigo, siguió paseando sus ojos por todo el lugar hasta que observó a dos chicos a la distancia, uno de primer curso y otro que estaba en su clase de química.

Uno de ellos intentaba coquetear con una chica que se encontraba cursando su último año, así como el, mientras el otro observaba disimuladamente a su amigo —Notándose que había sido desafiado para conquistar a la chica—. Le apostó al que utilizaba un pañuelo sobre su cabello, sin embargo, a juzgar por la bebida que ahora se encontraba creando una gran mancha sobre su camiseta, este fue rechazado. Observando a los amigos el chico a la distancia soltó una carcajada por el acto de la muchacha.

Segundos después escuchó al de bandana carcajearse ante el mismo suceso, sin embargo, lo único en lo que se concentraba era en el pelinegro, se veía muy bien y eso bastó para que a Zabdiel le encantara. Lo examinó mordiéndose el labio, su cabello era negro y le llegaba un poco más arriba de los hombros, piel blanquecina, labios redondos y rellenos. No acostumbraba a acostarse con cualquier desconocido en las fiestas a las que iba, ya que, prefería quedarse al margen, pero aquel chico parecía una presa fácil y estaba muy aburrido.

—Joel acabas de ser rechazado —le dio una palmada en la espalda a su amigo — ¿Cómo se siente? —Escuchó decir al chico sin nombre mientras reía.

—Ni siquiera era guapa —escuchó que el moreno decía y su compañero rio aún más alto.

La incomodidad del chico de rulos provocó que la risa de su amigo incrementara, llamando la atención de varios de los presentes.

Al ver que varias de las miradas de los invitados estaban sobre él, acompañado de un leve sonrojo, susurró un pequeño «Perdón» y la fiesta continuó. Sin embargo, a lo lejos alguien no apartaba su mirada del pelinegro. En cierto momento luego de sentir la mirada constante de alguien sobre él, se dio la vuelta y se encontró con la mirada de Zabdiel quien le dedicó una sonrisa la cual lo hizo sonrojarse, a pesar de esto, ignoró el llamado de la penetrante mirada hasta que su amigo Joel se marchó porque se había aburrido.

El castaño, a pasos lentos fue al rincón donde aquellos ojos que lo acosaban esperaban a su encuentro.

—Podrías decirme ¿Qué tengo en la cara para que me mires tanto? —preguntó Christopher evitando su mirada.

Zabdiel examinó al chico de pies a cabeza mientras una sonrisa se asomaba en su rostro, de cerca se notaba aún más bonito.

—No es por nada, niño bonito —dijo y Christopher sintió más incomodidad de la que antes pudo haber sentido.

—No me digas así —susurró este sonrojado. En su cabeza, Zabdiel se preguntaba si lo único que hacía el niño era sonrojarse.

—¿Cómo? ¿Niño bonito? —preguntó con tono de burla.

—Para —dijo irritado ante la actitud del aparente desconocido.

En un movimiento, Zabdiel acorraló Christopher, eran él, el castaño y la pared.

—¿Qué haces? —ahogó un grito mirando al chico a los ojos.

—¿No quieres divertirte un poco? —dijo sonriéndole con burla. —Soy Zabdiel.

—Y yo soy «Déjame en paz» —dijo Christopher intentando escapar de los brazos del más alto.

Zabdiel carcajeó y apegó al otro chico a su cuerpo, a la fuerza, unió sus labios haciendo que una sensación complaciente lo invadiese, intentaba que los labios del pelinegro se movieran junto con los de él, pero el más bajo se rehusaba; intentaba que el cuerpo de este se relajase y que disfrutara del momento, pero los constantes golpes débiles por parte de Christopher no lo ayudaban en lo absoluto.

Pasaron algunos segundos hasta que el otro chico se dejó llevar, su cintura era acariciada por el más alto, su mano se dirigió a la mejilla de Zabdiel y con el dedo pulgar empezó a acariciar la zona.

Las manos del menor pasaron de la cintura al trasero de Christopher, apretándolo, provocando que un gemido saliera de su boca en medio del beso, se separaron unos segundos en los que Christopher sorprendido por lo que acababa de pasar, volvió a buscar los labios de Zabdiel, el cual atraía al más bajo hacia él. El chico lo besaba posesivamente y le encantaba.

No se iba a mentir con el "Oh por Dios, soy hetero", porque realmente no le importaba, mientras la persona besara tan bien como lo estaban besando ahora.

El moreno prácticamente arrastró a su conquista a la primera habitación vacía que encontró, en donde siguieron besándose, ambos tenían sed del otro en ese momento. Zabdiel sacó la chaqueta que el chico pálido traía puesta y la tiró hacia algún lado. Siguieron besándose hasta que el más alto se separó para quitarle la playera al más bajo, esto hasta que Christopher lo miró con ojos de súplica.

—¿Has hecho esto alguna vez? —dijo agitado, en respuesta a su pregunta recibió una negación por parte del castaño.

Zabdiel rodó los ojos, pero siguió besando al chico. —Seré delicado —respondió para que el otro chico se calmara, besó su cuello mientras sujetaba fuertemente el trasero del más bajo.

—Está bien —dijo todavía dudando, en una situación normal hubiese parado todo, pero ahora no podía pensar en nada más que los labios del más alto.

Su playera ahora sí fue retirada de su cuerpo, luego su cuello volvió a ser atacado. Apegaba más la cabeza de Zabdiel a su cuerpo para que los besos que este le daba sean profundizados. Su juicio se encontraba nublado por las caricias que este repartía a través de su piel desnuda.

Zabdiel dejó de besar el cuello del castaño y sus labios volvieron a buscar los del otro chico, con una erección que apretaba en su pantalón, decidió que no aguantaría más. Se presionó aún más contra el cuerpo ajeno, a lo que este soltó un gemido. Ambos se movieron hasta caer sobre la cama de la habitación.

Christopher ante la excitación que sentía decidió quitarle la camisa a Zabdiel, repartiendo besos por su torso para después volver a encontrar sus labios, los cuales se entreabrieron para darle paso a su lengua y poder juguetear con la del más alto.

Aún se besaban cuando un pequeño detalle los interrumpió.

El celular del Christopher empezó a sonar.

Ambos gritaban maldiciones es sus cabezas ante el hecho.

Se separaron y Christopher sacó su celular, su madre ya estaba esperándolo.

—Llegaron a verme —dijo Christopher, levantándose de la cama, dejando a su casi primera vez con un chico de lado.

—¿Cómo a un niño pequeño? —dijo burlón Zabdiel volviendo a colocarse su camisa y Christopher lo observó con rabia en sus ojos.

—¿Y a ti qué? — Se puso su playera y posteriormente amarró su chaqueta a su cintura para disimular su erección frente a su progenitora, estaba dispuesto a salir de la habitación, pero su cuerpo volvía a ser atraído por el de aquel extraño que acababa de darle el mejor rato que ha tenido en su vida.

—Esto no ha acabado Niño bonito. —Fue lo último que le dijo después de besarle y dejarlo ir.

Cien (Chrisdiel)Where stories live. Discover now