Tan Fácil: Your Love

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-Zabdiel debemos estar en clases.-Dijo Christopher siendo arrastrado hacia la salida de la institución.-Hablo enserio.-Dijo deteniéndose en el estacionamiento del lugar.-Volvamos a dentro.-Dijo dándose la vuelta.

-Antes no te importaba saltarte las clases.-Dijo Zabdiel abriendo la puerta de su auto.- ¿Vas a entrar?-Dijo con una sonrisa burlona. Christopher entró al auto sin rechistar, tampoco era como si le hiciera mucha ilusión escuchar a su profesor de matemáticas por cuarenta y cinco minutos.

Zabdiel se ahorró sus palabras para no arruinar la pequeña escapada improvisada que ideó hace unas horas.

-¿A dónde vamos?-Dijo el pelinegro viendo que Zabdiel no se dirigía al motel de siempre.

-Sorpresa, cariño.-Dijo sonriéndole. El corazón de Christopher empezó a latir rápidamente. No se imaginaba a Zabdiel planeando algo para el... Lo que más le sorprendía era que era para él.-No te preocupes no es lejos.-Dijo ante la mirada perdida de Chris.

Este último solo le sonrió y siguió viendo por la ventana. Una canción invadía sus oídos sin embargo era una armonía desconocida para él.

Los minutos pasaron rápidamente hasta llegar a su destino. Bajaron del auto y luego de caminar un rato, el pelinegro se animó a iniciar la conversación.

-¿Dónde estamos?-Dijo Chris y Zabdiel lo tomó de su mano.

-Ven.-Dijo el castaño atrayéndolo hacia él. Por alguna razón Zabdiel se encontraba más cariñoso de lo usual, algo que de alguna manera alegro a Christopher. Zabdiel dejó un pequeño beso en sus labios y siguieron caminando.

-¿Un lago?-Dijo ya estando frente a él.

-Pensé que era romántico.-Dijo Zabdiel riendo.-O bueno lo suficientemente romántico como para pedirte que salgamos.-

El corazón de Christopher empezó a latir con más fuerza, no se lo esperaba.

-¿Cómo No...no...vios?-Tartamudeó y Zabdiel asintió. Pasó un tiempo y no hubo respuesta.

-Supongo que es un...-

-Si.-Susurró interrumpiendo al menor.

-¿Qué?-Dijo el boricua.

-Que si Zabdiel.-El castaño se acercó al más bajo con una sonrisa en el rostro, sus manos se posaron en su cintura. Lo puso cerca y lo besó.

Tal y como la primera vez, lo deseaba solo que ahora aquel beso tenía un sabor diferente, había algo más.

(...)

-Mi madre me matará cuando sepa que me he fugado de clases más de una vez.-Dijo Christopher tomando su soda.

-Ya inventaremos algo.-Dijo Zabdiel colocando su mano en la rodilla del mayor.

Habían almorzado en McDonald's y se dirigían a otra sorpresa improvisada de Zabdiel.

Christopher gozaba de la compañía del menor, el hecho de que estuviera en la habitación podía volver un día de mierda en un día alegre.

La playa pareció una buena opción. Se fueron a un lugar a donde no hubiese persona alguna.

Se sentaron admirando la belleza del paisaje. Zabdiel besó a Christopher, demostrando lo que sentía por él. Recostó a Christopher sobre la arena y se puso a encima de este. Se besaban tiernamente. La ropa empezó a desaparecer, los gemidos de Christopher se escuchaban como la melodía más hermosa antes creada. Lo penetraba fuertemente, demostrando su deseo, pero también lo besaba cada que podía, demostrándole su lado tierno. Al llegar al orgasmo una pequeña ola los envolvió, Christopher tembló por lo fría que el agua estaba. Zabdiel rio y lo volvió a besar.

-Hey.-Dijo Zabdiel mientras Christopher se colocaba su bóxer. Este se volteó a verlo.-Te amo.-

Christopher sonrió y se sentó junto a él, estaba anocheciendo y ambos contemplaban la maravillosa escena que se daba frente a ellos. Jamás pensaron en decirle palabras cursis a nadie, menos a un hombre.

Christopher se imaginó con la mujer de su vida muchas veces, pero Zabdiel llegó para reemplazar a aquella chica y hacerlo fantasear con un niño castaño como Zabdiel. La noche llegó y las estrellas brillaban. Se escuchaba una dulce melodía cerca, ambos admiraban la noche acostados sobre la arena. Zabdiel se puso de pie y Christopher lo observó. Zabdiel extendió su mano y Christopher la tomó.

Amor lujoso como algodón Egipcio.

Les era raro bailar con alguien que no era una mujer sin embargo unos segundos después de que la cintura del más bajo hiciera contacto con la mano del castaño todo de volvió natural.

Si no tengo nada, aun así te tengo a ti.

Y era cierto, Zabdiel no tiene nada, sin embargo sabe que Christopher estará siempre con él. Christopher observa los ojos de Zabdiel, lo amaba tanto.

Un millón en la cuenta del banco. No es lo que tengo, es lo que tú haces.

El efecto de uno en el otro era inexplicable, una caricia podía volverlos locos dejándolos con ganas de más. Un beso los puede hacer amar más de lo que ya hacen. Se siente como tirarse de paracaídas, da miedo pero es un sentimiento increíble.

Más profundo que los océanos, tan dulce como la devoción, es todo lo que necesito, tú me pones cerca y no hay manera de que lo pueda describir. Como tu amor me hace sentir.

La cabeza de Christopher reposaba sobre el pecho de Zabdiel, se movían lentamente al ritmo de la música.

Si sabes que estás enamorado, y sabes que eres el único...

Christopher levantó la mirada, se miraban enamorados, sus rostros acercándose, hace unos meses eran completos desconocidos, sin embargo ahora no pueden controlar el sentimiento que los invade cada que sus manos se tocan.

Zabdiel le sonrió y plantó un beso en sus labios. Christopher con una sonrisa nerviosa se sonrojó ante el acto. Volvieron a besarse y en medio del beso sonrieron.

-Te amo.-Dijeron al mismo tiempo.

Tu amor me hace sentir como... Ven y bésame como la primera vez... Tu amor, tu amor, tu amor.

(n/a)

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Cien (Chrisdiel)Where stories live. Discover now