Capítulo 3

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Veía a Zabdiel acercarse y con cada paso que este daba la voz de Joel se volvía un vago eco en su cabeza.

—¿Joel? —dijo Zabdiel apuntando al chico, casi adivinando su nombre. El chico asintió con una sonrisa en el rostro— Un tal Erick te estaba llamando cerca de los baños del gimnasio.

—Oh —dijo parándose instantáneamente de su lugar en la cafetería, luego de despedirse de Christopher chocando puños, salió corriendo a su encuentro.

—Entonces —dijo Zabdiel adueñándose del asiento que antes ocupaba el moreno mientras Christopher comía su manzana sin decir una palabra—... ¿Cómo piensas pagarme?

—Te haré los deberes el resto del año. —Empezó a negociar con el menor a lo cual este sonrió burlón y levantó una ceja— Es todo lo que voy a ofrecerte.

—Muy gracioso —dijo el menor y sin que nadie lo viera posó una mano sobre la rodilla del otro chico. —Tú y yo. El motel que queda a las a fueras de la ciudad. Deberías pensarlo. —la mano del rizado había empezado a subir por su pierna, tragó duro y le dio una mordida a su manzana.

—No hay nada que pensar —dijo con trozos de esta en la boca y rápidamente agarró sus cosas para salir corriendo al patio.

Segundos después Zabdiel estaba detrás de él, escuchó sus insinuaciones hasta que de alguna manera llegó al gimnasio, el menor aún lo perseguía, para su mala suerte.

—¿Qué te traes conmigo? —dijo Chris agobiado por la insistencia del castaño.

—Jamás me quedo con ganas de alguien Niño bonito —dijo para luego arrinconarlo contra una pared—, y ahora tengo ganas de ti —susurró sobre el pálido cuello del mayor. Dejó un beso en este y el mayor sintió que le quemaba. 

Tragó en seco cuando las imágenes de aquella noche se colaron en su cabeza, abrió sus labios suspirando y Zabdiel colocó sus labios a una distancia mínima.

—Solo dime que lo quieres y lo tendrás. —susurró rozando sus labios con los del otro chico.

Christopher se puso nervioso ante el acercamiento y Zabdiel pasó su lengua por sus labios.

En un acto desesperado, Chris cortó el espacio existente entre ambos cuerpos y empezaron con un beso para nada tierno, buscando ser complacidos de alguna manera; se besaban salvajemente, la lengua del menor recorría toda la cavidad bucal del otro chico, quería probar hasta el lugar más íntimo de el otro, Christopher no supo bien cómo responder aquel ardiente beso e intentó seguirlo como podía, necesitaba aire, pero su razón nublada por la lujuria le negaba la separación, cuando sintió saliva escurrir por sus labios se separó para que ambos respiraran. Segundos después el menor volvió a tomar los labios del pelinegro entre los suyos, no se podía medir el deseo que sentía el uno por el otro y aunque Chris lo negara, Zabdiel lo encendía de una manera en que nadie jamás lo había hecho.

Su trasero fue apretado, y dio un respingo por la sorpresa. Zabdiel besaba al más bajo con fuerza, haciendo notar cuanto necesitaba a Christopher.

Sus piernas fueron levantadas del suelo para pasar a ser envueltas en la cintura del otro chico y sintió como su espalda chocaba con la pared, escuchó el timbre sonar a lo lejos, sin embargo, aún no lograba controlar sus instintos, no lograba que las manos del menor dejaran de hacerlo sentir de esa manera.

Escuchó la puerta del vestuario que estaba al otro extremo del gimnasio cerrarse y se apartó rápidamente del castaño, cayendo al piso.

Se quejó del dolor de trasero que había provocado la caída.

—Pero ¿Qué...? —protestó Zabdiel ante el repentino alejamiento del pelinegro.

—¿Joel? —dijo al reconocer el rostro de su amigo.

Joel se encontraba besando a alguien también —no de la manera en la que él lo había hecho antes con Zabdiel, sino de una manera más cariñosa—, no le sorprendía para nada a Chris, lo que le sorprendía es que era un chico que iba en un grado menor que Joel.

—¿Chris? —Su amigo reaccionó al escuchar su voz. Suspiró y tomó la mano de su acompañante para acercarse a Christopher— ¿Qué hace el aquí? —dijo viendo a Zabdiel.

—Estaba ayudándome a buscarte. —Mintió, no creía que su mejor amigo le había ocultado un hecho tan importante como este. Aunque él no había mencionado aún el detalle de que había besado a Zabdiel... Dos veces... Y que casi pierde su virginidad con el mismo... Dos veces... «Pero son pequeños detalles sin importancia.» pensó mientras esperaba la respuesta de Joel.

—La verdad —dijo y su acompañante bajó la cabeza. —Ni yo entiendo bien aún cómo empezó, solo sé que un día me encontré con Erick en los pasillos, sentí ese "algo extraño" ­ —hizo comillas con los dedos— del que siempre hablas. —Atrajo al menor hacia el para abrazarlo por la cintura. —Entonces, me propuse a conocerlo a lo lejos. Lo espiaba casi todos los días. —Erick rio y ocultó su cabeza en el cuello de Joel. —Incluso me cambié a la clase de canto para estar con él. Ahí comenzamos a hablar y un día, lo invité a una cita. No sabía si aceptaría, sin embargo, lo hizo. —sonrió. —Y ahora llevamos casi 3 meses juntos —dijo y la sorpresa de Chris se hizo más grande.

—Eso es relativamente mucho tiempo.

—No quería que Erick estuviese presionado. —dijo Joel se encogiéndose de hombros y Erick le sonrió.

—¿Eres feliz? —dijo Christopher con mucha seriedad. En lo que Joel respondía por el rabillo del ojo observó que Zabdiel ya se había ido a su clase.

—Si. Demasiado feliz —dijo observando al de ojos verdes con ojos de enamorado, para luego volver a mirar a su amigo, el cual lo miraba seriamente y esto lo preocupó, Chris era su mejor amigo desde que tenía ocho, no soportaría que no apoye su relación. Segundos fueron los que duró el silencio incómodo que existía, el cual fue roto cuando el mayor puso una sonrisa en su rostro.

—Entonces yo también amigo —lo abrazó y Joel respiró tranquilo, y devolvió el abrazo—. Cuida que mi amigo no se meta en problemas, vayan a clase.

Los dos enamorados sonrieron y salieron abrazados del gimnasio.

Christopher, al ver que ya era tarde para entrar a su clase se fue a la biblioteca para avanzar con los deberes que debía presentar al siguiente día. Minutos después de haberse instalado en un lugar tranquilo un mensaje apareció en la pantalla de su celular.

«Estás equivocado si crees que esto ha acabado. Lo que te propuse hoy sigue en pie.

Nos vemos mañana,

Zxx»

¿Cómo había conseguido su número?

Cien (Chrisdiel)Where stories live. Discover now