Capítulo 9

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¡Joel yo enserio lo quiero! —decía Christopher llorando gracias al alcohol que había ingerido.

Era sábado lo cual significaba que se vería con Zabdiel en el motel y luego saldrían a hacer algo, pero cuando llegó estuvo dos horas ahí y entendió que no sería perdonado.

—¡Christopher, ya cállate! —dijo llorando también de la desesperación. No soportaba ver a su amigo en ese estado. Pero sus gritos llegaban al punto de querer tirarse por la ventana.

Joel había cancelado su cita con Erick para escuchar a Christopher llorar alcoholizado por más de tres horas.

—¡No! —siguió golpeando su cabeza contra su almohada.

—¡Tal vez si no le hubieras dicho a nadie, no estarías en esta situación! —exclamó Joel preso de la desesperación, no tenía cómo justificar las acciones de su amigo.

En un inicio ni siquiera se creía que él haya empezado el rumor, pero luego de que se lo confirmara, lo veía de otra manera.

Incluso estuvo unas semanas sin hablarle, hasta que terminó con Zabdiel... El pelinegro necesitaba a alguien a su lado, a pesar de que le parecía incorrecto todo lo que había hecho.

—¡Lo sé! —le gritó— ¡Fue un error y ya cállate!

Joel solo se preguntaba qué hubiese pasado si él hubiese acompañado a Christopher a esa fiesta.

—Solo fue una borrachera ¡Solo una! —dijo Christopher más calmado, tomando respiraciones lentas— ¡Y dije todo lo que Zabdiel me había contado!

—Lo sé —dijo Joel sobando su espalda —, pero eso no lo justifica, Chris. Por más de que intentes explicarlo, Zabdiel no lo entenderá porque eso era algo personal y Dios, ni siquiera yo quería hablarte después de eso.

Sollozos desgarradores de Christopher eran escuchados en la habitación, el pelinegro aún no entendía cómo había dicho todo con detalles, no entiende porque empezó a hablar sobre la vida de su novio, no entiende cómo pudo haber sido tan idiota.

(...)

A las seis de la tarde había recibido un mensaje, un mensaje que había esperado por más de dos días.

"Necesito verte, ahora, ya sabes donde."

A penas recibió el mensaje buscó un pantalón y un abrigo, salió casi corriendo de su hogar, no alcanzaría a tomar un taxi, si debía estar a las 6, así que tomó su bicicleta y se fue rápidamente en esta, no podía esperar a ver al castaño, era una necesidad.

Cuatro calles después el chico se preguntó porque ya no utilizaba la bicicleta, era cómoda y estaba en perfecto estado, tres calles más tarde lo recordó.

Una estúpida bicicleta no te protege de la lluvia, y lo que aún era peor, faltaban 7 calles más.

(...)

Después de veinticinco minutos llegó al motel, mojado y sucio debido que se había caído en un charco.

Pero no importaba, vería a Zabdiel, el castaño lo había perdonado.

"¿En qué habitación estás?"

Ese fue el último mensaje que le envió Christopher al menor y aún no había respuesta, ¿Se había arrepentido?

Unos segundos después un chico castaño llegó pidiendo una habitación, el corazón del mayor empezó a acelerarse al ver la cara que tanto había esperado ver.

—Zabdiel... —dijo Christopher siguiéndolo con una sonrisa en el rostro. El más alto guardó silencio hasta llegar a la habitación.

Al abrir la puerta del cuarto, el más bajo empezó a decirle cuanto sentía haber dicho todos los secretos del chico. El otro lo interrumpió.

—Necesitaba estar contigo, aunque sea una última vez —dijo observando sus manos.

—Podría no serlo —susurró el más bajo—. Zabdiel yo te...

—Lo será, Chris —dijo Zabdiel acercando su rostro al de Christopher—. Lo será.

—Zabdiel —dijo Christopher antes de que este se adueñara de sus labios, las manos de Zabdiel fueron al trasero de Christopher, apretándolo, retrocedieron hasta tocar la cama con sus respiraciones entrecortadas debido al calor de la situación—. Zabdiel —jadeó el mayor al sentir como la mano del castaño se introducía dentro de su bóxer y apretaba su miembro.

—Vamos. Dime lo que quieres, Chris —dijo poniéndose encima de este, provocándolo, susurrándole al oído—. Te daré lo que quieras —besó su cuello y escuchó un gemido del pelinegro.

—Quiero hacer algo diferente, sólo, no te espantes ¿Sí? —dijo y Zabdiel pasó su lengua por el cuello de Christopher.

—Creo que tendrás que esperar un poco —dijo Zabdiel mirando a Christopher directamente a los ojos. Jamás habían notado como se dilataban sus pupilas, ambos tenían ojos oscuros por la lujuria—, deberíamos sacar esta ropa mojada, no querrás enfermarte —desabrochó el pantalón del chico lentamente, volviéndolo loco. Su mano fue retirada del bóxer para sacar ambas prendas mojadas rápidamente y meter el miembro del chico pálido a su boca.

—¡Más! —exclamó el pelinegro al sentir cómo la lengua de Zabdiel jugueteaba con su virilidad, sin embargo, el menor se alejó antes de que el otro se corriera.

Intentaba calmar su respiración, porque sabía que aún no habían terminado, antes de que el castaño volviese a tomar el mando, este lo besó apasionadamente.

Quitó la única prenda que se encontraba en su cuerpo, que era una camisa. Para volver a los labios del castaño, buscando revivir los sentimientos que pensaba que el otro había perdido por él. Zabdiel cayó contra la cama y Christopher volvió a besarlo, segundos después retiró la camisa del menor y empezó besar su torso, este soltó una leve risa.

—Tenemos tiempo, Chris —dijo casi jadeando—, tenemos tiempo —susurró.

Quitó el pantalón de Zabdiel de una manera en la que el menor empezó a pensar que jamás acabaría. Christopher tomó la mano de Zabdiel introduciendo dos dedos en su propia boca, estos luego fueron dirigidos a su entrada e ingresaron sin previo aviso, ya que Zabdiel quería sentir lo apretado que estaba cuando antes. Sus dedos empezaron a moverse provocando los incesantes gemidos de Christopher, quién después de unos minutos retiró los dedos del más alto de su trasero para que este fuera reemplazado por su pene.

—¡Mierda Chris! —dijo al sentir la estrechez del pelinegro contra su polla— Despacio.

El cuarto se llenó de gemidos mientras estaban disfrutándose el uno al otro... Por última vez. En cierto momento ninguno de los dos quiso llegar al clímax, porque sabían que ese era el final de ellos.

Pero llegó, sus respiraciones estaban agitadas, Christopher con lágrimas en los ojos se recostó sobre el pecho de Zabdiel.

—Por favor —rogó Christopher—... Te necesito —sollozó, humillándose nuevamente frente al castaño— ¿Recuerdas que me dijiste que no va a ser fácil encontrar a alguien como yo en tu vida? —Zabdiel cerró fuertemente los ojos y tensó su agarre en la cintura de Chris—, dijiste que por favor no me vaya... Es igual contigo, te necesito, Zabdiel.

Era totalmente dependiente de él, no quería dejarlo ir. Ninguno quería.

—Me lastimaste Chris —dijo Zabdiel observando el rostro mojado por las lágrimas de Christopher—, quisiera poder perdonarte, pero... Traicionaste mi confianza —acercó la cara del chico a la suya—. Te quiero, pero seguir con esto estaría mal Chris.

—Zabdiel —dijo Christopher, pero este interrumpió.

—Disfrutemos del tiempo que nos queda —dijo Zabdiel sellando este pequeño pacto con un besó lleno de sentimientos.

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⏰ Última actualización: Jul 05, 2023 ⏰

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Cien (Chrisdiel)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora