Capitulo 5

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Chelsea entra al baño cerrandolo con seguro, dirige su mirada hacia la alfa de cabello azul quien se estaba sintiendo sus cicatrices con vergüenza sollozando sin haber procesado todo por lo que estaba pasando en ese instante.

—¿Qué te paso? –preguntó la pelirroja.

—¿Qué te importa? –respondió la ojiverde.

Ya era la última hora y ambas adolecentes seguían allí, en silencio, sin saber que decirse una a la otra. Chelsea se sentía confundida y culpable porque todos en la escuela llamaron a la joven alfa con un nuevo apodo, ella también era una etiqueta falsa, no quería aceptar el hecho de que venía de una familia dónde las sirenas usan a las alfas de su misma especie con el fin de reproducción como si de animales se tratase.

—¿Entonces eres una kraken? –musitó rompiendo el silencio.

La ojiverde quería negarlo, pero no podía seguir la mentira con la chica que la acaba de ver en su peor estado, dolida, mira a la pelirroja con lágrimas aún saliendo de sus ojos rozando su mejilla.

—Si, lo soy. . .

Aquella confesión confirmo las sospechas de Chelsea; “Una kraken, Ruby Gillman es una kraken” se dijo entre sus pensamientos observando a la contraria.

—¿Quien te hizo esas cicatrices? –preguntó al ojiazul.

—Son el resultado de mi entrenamiento, bueno, e-eran el resultado, ya no soy de allí. . . –respondió con timidez limpiándose las lágrimas.

Sin saberlo, a esa distancia tan corta en la que se encontraban sus sentido se tranquilizante y alteraban al mismo tiempo, sus corazones palpitaban con una pasión indescriptible, el olor de ambas las calmaba haciéndolas sentir seguras. El silencio era tan cómodo que podían estar así por horas con la única condición de estar cerca una de la otra.

—¿Puedo saber por qué? –cuestionó nuevamente.

—Haces muchas preguntas. –comentó evitando responder.

—¿Quieres saber algo de mi a cambio?

La alfa solamente suspiro, pensando en la propuesta echa por la contraria, por su puesto que la ojiverde quería saber más sobre la chica nueva, quería saber la razón por la que vino sin previo aviso, la razón por la cual era tan bella, la razón por la cual parece una Omega nada común en el mundo humano.

—¿Que eres exactamente? –preguntó haciendo que la contraria hiciera una nueva de disgusto.

—Soy una Omega, ¿Que no es obvio? –respondió.

—Eso lo sé, pero lo que quiero saber es la razón por la cual llegaste aqui, ¿Por qué no pareces de este sitio? –preguntó llena de confusión.

—Soy una sirena. –confiesa dejando a la alfa atónita.

La kraken frunce el seño empezando a gruñir, no sabía lo que estaba haciendo, no sabía la razón por la que estaba a la defensiva, pero lo que si sabía, era que su abuela la había entrenado para matar sirenas. Una imagen de la mayor apareció detrás de la sirena dejando a la ojiverde aún más enojada.

—H-Hey, ¿Qué ocurre contigo Gillman? –cuestionó nerviosa.

Sus ojos parecían cambiar y sus feromonas empezaban a intimidar a la Omega quien retrocede con temor. De pronto algo en ella hace un pequeño tik, aquella alfa no era cualquier kraken, era la princesa, una princesa que solo actuaba por instinto.

—¿Tu abuela fue la responsable?

Ella sabía la historia, sabía que granmadre era una reina fuerte que amaba la guerra y ganarla siempre, supo la historia de que tuvo una hija que huyó dejando a su bebé como la próxima hereda ocupando su lugar, supo que esa heredera creció con gran madre hasta que también huyó, pero no sabía que aquella bebé era la alfa que estaba frente a ella. La alfa deja de gruñir tratando de controlar sus instintos sacudiendo la cabeza algo alterada, sus feromonas eran un caos y la pelirroja podía sentirlo, por alguna extraña razón podía entender y sentir empatía con Ruby, pero un recuerdo amargo vino en la mente de la sirena, un recuerdo que la hizo gruñir de la rabia sintiéndose asqueada de la cercanía de la alfa.

~Escapando del mar~ Donde viven las historias. Descúbrelo ahora