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maratón (3/3)

Conrad

lo había hecho. Le había escrito de una vez por todas, para que al segundo lo deje en leído.

suspiré dejando mi teléfono a un lado para ver mi techo, ¿había escrito algo mal?

—Connie —mi madre me llamó desde la puerta.

—¿sí? —me senté en mi cama, ella de acercó e hizo lo mismo.

—tengo pinturas de todos cuando eran niños y quiero volverlos a pintar ahora, ¿quieres ser el primero? —cada palabra que soltaba en su boca era cálida, pero dolientes porque sabía que era su último verano.

—claro —sonreí caminando hacia la puerta.

caminamos en silencio hasta el muelle, donde ella tenía su caballete y pinturas levemente regadas por el piso. En la silla tenía su delantal, la cual lo puso cuando ambos nos sentamos.

empezó a dar los primeros trazos en silencio, con una sonrisa en su cara cada vez que me miraba para pintar. Suspiré varias veces, odiaba quedarme quieto tanto tiempo.

mi mirada se movió instintivamente cuando noté presencia aparte de la nuestra en la casa, la cual salió hacia el muelle donde nos encontrábamos.

—Susannah —Elizabeth sonrió caminando hacia ella— ten, gracias por confiar en mí.

sonrió tendiendo las llaves del auto. Miró hacia la pintura y después a mí.

—no me sorprende si queda divino. El modelo tal como la pintora son hermosos —guiñó el ojo a mi madre antes de volver a la casa.

¿qué diablos fue eso? pensé con mi ceño fruncido.

—¿y esa sonrisa? —preguntó mi madre divertida.

relamí mis labios antes de volver a mi semblante serio y contestar: —¿qué sonrisa?

—la que tenías hace un segundo —su tono de diversión no se ha quitado.

—no fue nada —terminé la conversación mirando hacia el mar que tenía unos kilómetros más adelante.

tragué saliva aún pensando por qué he reaccionado de esa manera.

media hora después (o tal vez más) mi madre me indicó que había terminado. Me paré para observar lo que había hecho y era divino, cara pincelada, cada color, cada detalle era especial.

le ayudé a recoger cada cosa que tenía, a sellar las pinturas, lavar los pinceles, recoger el caballete y llevarlo donde pertenecía. Una vez todo limpio, ella llevo el cuadro y lo colgó en el muro de la cocina sonriendo.

subí a mi habitación, me quité mis Vans y las coloqué debajo de mi cama, para después recostarme en esta y ver mi teléfono. Me había contestado.

Eli 💙
perdón por no haberte contestado el mensaje de esta mañana, Nicole me vió y tuve que decir que era mi madre.

y también perdón por lo que dije hace un tiempo, no lo quería decir de esa manera JAGSJAH.

me reí por el último mensaje, aún si saber bien el por qué.

You
tranquila, al que deberías disculpar es a mí, no pedir más perdón.

Eli 💙
perdón, la costumbre.

FALSE GOD | CONRAD FISHERDonde viven las historias. Descúbrelo ahora