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Elizabeth

El día que me había atormentado por los meses atrás había llegado; era el funeral de Susannah.

Estaba sentada mientras veía como el padre estaba dando un gran sermón sin conocerla. Las personas que habían a mi alrededor puedo apostar que ni siquiera la conocían bien, pero, eso era lo de menos. Mi vista había estado fijada en su foto desde el primer momento en que llegué. Verla allí se sentía diferente; se sentía como una punzada en el corazón.

Estaba sentada a su lado, mientras ella me veía sin modular alguna palabra. Yo tampoco lo hacía, porque si llegaba a decir algo, lloraría hasta deshidratarme.

prométeme que cuidarás de él —Sus acarició mi cabello mientras sonreía levemente.

Laurel me había llamado para visitarla y avisarme que estaba mal, así que fuimos ambas y ella nos recibió con una sonrisa.

Mis lágrimas aparecieron mientras asentía.

—lo haré, Sus. Te lo prometo.

Ella abrió sus brazos para que me acostara a su lado, y eso hice. Enrolló sus brazos mientras yo no paraba de sollozar. La idea de su muerte me atormentaba todas las putas mañanas de mi vida.

—no quiero que te vayas —susurré con mi voz rota.

—no lo haré. Siempre estaré con ustedes, pase lo que paseaseguró dejando un débil beso en mi cabello.

Mis ojos picaron indicando que mi lágrima estaba por salir, pero suspiré mientras agarraba la mano de Conrad quien estaba a mi lado. Este me vió y pasó una mano por mis hombros, atrayéndome hacia su pecho mientras volvía a mirar al padre hablar.

—¿qué pasa con Belly? No me ha querido venir a ver —suspiró— ¿tan mal me veo?

Sonreí al saber que bromeaba.

—no lo sé, tal vez esto le duela y aún más si te ve.

—¿y a ti no te duele? —la miré con mi ceño fruncido.

—más de lo que crees, Sus. Pero con mi padre aprendí a estar con esa persona hasta el final —sonreí mientras le daba un vaso de agua.

—no mereces esto, linda —negó mientras hacia un lado mi pelo.

—¿qué cosa?

—todo lo que has sufrido últimamente —respondió mirándome.

Pestañeo varias veces para evitar que mis lágrima salga. Relamí mis labios para verla nuevamente.

supongo que son cosas que no podemos evitar.

—pero si podríamos yo haría lo que fuera para que ustedes no sufran en su vida.

Alcé mi vista al ojiazul, quien estaba con su mirada perdida en el ataúd. Lo entendía completamente, yo estoy igual.

Recordar los buenos momentos con ella hacía que el aire dejara de circular en mi pulmones y que todas mis lágrimas aparecieran en mi rostro. No quería que ella causara eso en mí justamente cuando antes lo único que causaba era una sonrisa.

FALSE GOD | CONRAD FISHERWhere stories live. Discover now