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Elizabeth

me encontraba subiendo escalón por escalón, aún con la sonrisa en mi cara por escuchar el: "Elizabeth es mi novia" de su parte.

—¿dónde estabas? —la voz de belly me hizo reaccionar.

—fuí a caminar con Conrad, ¿por qué? —fruncí mi ceño.

—¿estás segura que solo fue a caminar?

su voz, sus expresiones, sus ojos me decían todo. Lo sabía.

—bells —traté de acercarme a ella, pero negó dando dos pasos hacia atrás.

—lo sabes, Elizabeth. Sabes cuan enamorada estoy de él y aún así lo besaste como si nada —sus ojos se cristalizaron.

—Belly, estaba por decírtelo todo estos malditos días, pero no encontraba el momento. No me sentía preparada para hacerlo —confesé mientras ella negaba.

—eso no es excusa, Elizabeth —unas lágrimas bajaron por su mejilla— eres mi maldita mejor amiga, pensé que me lo dirías todo.

—¡y lo hacía! —mi voz se quebró completamente— ¿crees que hacer las cosas a tu espalda no me dolía? ¿crees que tratar de decirte lo que sentía sin tener éxito alguno me va a tener feliz?

—¿pensabas en decírmelo? —su tono de voz bajó.

—¿tú que crees? —suspiré— también he estado enamorada de Conrad desde que tengo memoria, pero no me había dado cuenta hasta los doce años, cuando empezó a estar más tiempo conmigo. Me gustaba demasiado que odiaba que no me viera de otra manera. Pero justo este verano pasó, me vió de la manera que siempre pensé, que siempre quise. Cada vez que me decías algo sobre él mi estómago se revoloteaba con solo la idea de que mi mejor amiga estaba enamorada del mismo chico, no quería perder nuestra amistad. Así que todas las veces que murmuraba algo sin que me pudieras entender era eso; quería con todas mis fuerzas decirte que salía con él, pero nada salía.

mis lágrimas inundaron mi rostro, al igual que el suyo. Suspiré acercándome a ella.

—si quieres tiempo para pensarlo, está bien, te lo daré. Pero por favor no dejes que un maldito hombre arruine todo lo que ambas construimos durante años.

no dijo nada, solo se fue y cerró la puerta de mi habitación, dejándome parada en medio del pasillo. Conrad subió casi al instante, viendo cómo mi rostro estaba empapado de lágrimas, me abrazó y ocultó mi rostro en su pecho.

a pasos leves, llegamos a su habitación. Él cerro la puerta para luego sentarnos en su cama sin hablar, dejó que llorara hasta que no podía más sobando mi espalda. Puso su mentón en mi cabeza mientras repetía la última acción de arriba a abajo.

cuando vió que había bajado un poco la intensidad al llorar, habló.

—¿cómo te sientes?

—mal —me separé de él para mirarlo a sus ojos— me siento muy mal por haberle ocultado eso.

—ven aquí —abrió nuevamente sus brazos, a lo que mis lágrimas volvieron a salir.

—todo es mi culpa, debí decírselo desde un principio —mi voz sonaba rota— lo que menos quería que pasara era esto, y pasó. Me siento tan mala persona.

—no lo eres, linda. Eres todo lo contrario —aseguró— y a veces eso puede llevar consecuencias. Prefieres la felicidad de los otros encima de la tuya, haces lo que los demás quieren que hagas, los complaces y no vives tu vida por andar pendiente a lo que los demás piensen. A veces solo hay que dejar que las cosas pasen, no alterar el destino.

FALSE GOD | CONRAD FISHEROnde histórias criam vida. Descubra agora