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Conrad

Era nuevamente cuatro de julio, pero este se sentía diferente.

—¿qué haremos? —preguntó Steven.

—no tengo idea —respondí suspirando.

Me recosté en los muslos de Elizabeth, ella al darse cuenta, empezó a acariciar mi pelo con un aire distraído.

—¿y si hacemos una fiesta? —Jere comentó a la ligera.

—¿por qué estas tan obsesionado con las fiestas? —Elizabeth preguntó divertida.

—es que quiero diversión, Lili —respondió rodando sus ojos.

—podemos hacer una —opiné— pero no aquí, en la playa.

—es una buena idea —Eli agachó su mirada para verme mientras sonreía.

—la única buena idea que ha tenido en todo el año —murmuró Steven.

—te escuché, Steven —lo amenacé con la mirada.

—ese era el punto —respondió divertido.

—bueno, como sea. ¿Dónde compraremos las cosas? —Eli dejó de acariciar mi pelo.

—¿por qué lo dejas de acariciar? —murmuré para ella con el ceño fruncido.

Ella sonrió y volvió a poner su mano en mi cabello, dejando los suaves masajes que había hecho todo el tiempo. Sonreí por inercia.

—en la tienda de Jumper, como siempre —dijo Jeremiah con un tono obvio.

—bien, iré yo —Steven se paró de su silla.

—hay decoraciones en el ático —Jeremiah indicó mientras se paraba— yo iré con Steven, ustedes vayan organizando. Y ya despierten a Belly, por favor.

—esta bien. Ahora vete —Elizabeth hizo una seña con su mano, él asintió y salió por la puerta principal.

—¿despertaremos a Belly? —pregunté mientras la veía.

—sí, así que párate —dió unos leves golpes en mi cabeza.

—qué agresiva —murmure mientras apoyaba mi cabeza en un cojín.

Sacó su dedo corazón mientras subía las escaleras, sonreí levemente cuando decidí seguirla.

★★

Habían pasado algunas horas desde que empezamos a organizar, hasta que por fin, todo quedó listo. La mesa de bebidas estaba llena y las decoraciones que colgaban encima de ella igual.

Caminamos nuevamente a casa, para así poder preparanos. Entré a mi habitación y escogí un suéter estilo de los 90s y un pantalón café claro, acompañado con mis usuales vans. Bajé las escaleras de dos en dos, para encontrarme a Eli quien se estaba dando sus últimos retoques en el espejo de la sala.

Se veía hermosa.

Llevaba una mini falda negra con una pequeña aventura en su pierna, con un top verde y la chaqueta de cuero que le había regalado Jere. Su maquillaje era sencillo, pero le favorecía.

Me acerqué a ella tomando su cintura, dejando un beso en su cuello. Ella sonrió al ver mi reflejo en el espejo.

—te ves hermosa —murmuré apoyando mi barbilla en su cuello.

FALSE GOD | CONRAD FISHERDonde viven las historias. Descúbrelo ahora