1. Primeras veces.

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"Primer encuentro".

- Buenas tardes - dijo una chica uniformada entrando en la academia.

Todos dejamos de practicar para saludar con una reverencia y un gran "Buenas tardes" a la chica que traía el uniforme de un instituto de la zona.

- ¿Cuál es tu nombre? - preguntó mi padre.

Ella gritó su nombre fuerte, agregándole un "señor", como si fuera un soldado. Esto me dio algo de gracia y escondí mi risa para que mi padre no me regañara.

La chica aprendió rápido. Todos los lunes, martes, jueves y sábados a las 6 p.m que salía de su instituto venía corriendo a la academia (los sábados practicaban a las 4 p.m).

Es buena dando patadas y puños, es fuerte, flexible y le salen bien los poomsae, también tiene buena respiración; pero en el combate y la física no es tan buena.

De hecho, es pésima en el combate y los ejercicios.

Sin embargo, siempre sonríe y ríe en los entrenamientos, apesar de que la regañen por reírse.

"Primera muestra de amabilidad"

- Se ve adorable con el uniforme de Taekwondo, y esa cinta blanca mal atada sólo la hace más tierna... - me lamentaba, poniendo mi cabeza en la pared.

- ¿Estás ocupado, Tae? - me preguntó ella, apareciendo de repente.

- Un poco. ¿Qué quieres, cinturón blanco? - la miré fastidiado, ocultando que hace segundos estaba colapsando.

- No seas tan distante, somos amigos - refutó, abultando su cara en un gesto pesimista.

Ella me mostró su peto.

- Los demás están algo ocupados, ¿podrías ayudarme a amarrar mi peto?

Asentí, sacándole un sonrisa.

La chica se volteó, dándome paso a las cuerdas de su peto. Tomé las cuerdas para empezar a amarrarlo.

Mis manos se toparon con el cabello que caía sobre las cuerdas. Lo toqué suavemente, maravillado.

- Tu cabello me molesta.

- Disculpa, ya lo quito - respondió ella, apartando su cabello y poniéndolo todo en su hombro derecho.

(Oh, Dios, su nuca se ve tan bien y su cabello huele rico).

- Está algo apretado - se quejó ella cuando sin querer apreté demasiado el peto.

- Perdón. ¿Qué tal está ahora? - dije, soltando un poco el peto.

- Así está perfecto.

Me siento inquieto, quería tocar su cabello un poco más.

- ¿Te molesta si te ayudo a trenzar tu cabello?

- No, ya iba a hacerlo - respondió ella, confundida.

La chica se sentó en un banco para ponerse los protectores mientras yo le trenzaba el cabello.

Pasé mis dedos por su cabello, dándome algo de gusto sintiendo su suave y bien cuidado cabello.

- ¿Qué shampoo usas?

Ella rió por la repentina pregunta.

- Ya sabes, ese floral de las propagandas en la tele. Deja el cabello bonito y huele bien, ¿verdad?

Empecé a trenzar con cuidado el cabello.

- Tienes razón, me gusta.

- ¿Mi cabello?

Encantador - Taehoon. Where stories live. Discover now