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​​​​​​​*—Hazel:

De todos los viajes que Hazel había hecho en su vida, aquel a Green Coast había sido el viaje más estresante de su vida.

Había pasado una semana de este y todavía las secuelas del mismo aún estaban latentes. El domingo por la mañana fue como si fuera un campo de batalla, los ánimos estaban por los suelos y no hubo conversaciones más que las habituales de: ¿Quieres desayunar? ¿A qué hora se van? ¿Me puedo ir contigo? Después de ello, cada quien se fue por su lado y más temprano de lo normal.

Hazel podría decir que el viaje fue un desastre y que en vez de lograr el objetivo que había sido disfrutar y divertirse, fue todo lo contrario. Hazel estaba más triste que antes y las ganas de pasar el verano en grande, estaban nulas. La había cagado con Daisy y por ello, se sentía horrible, pues era la primera vez que una chica le llamaba tanto la atención y no podía ni tenerla.

Sin embargo, Hazel no iba a tirar la toalla. Era obvio que esa noche cada quien vivió una experiencia diferente y Hazel estaba diferente desde ese entonces. Como había dicho, no iba a rendirse con Daisy, sentía que algo había conectado entre ellos y no iba a perder dicha conexión solo por malos entendidos.

Era por eso que después de una semana de dudas y de confusión, Hazel estaba decidido.

Hazel aspiró aire y entró en la panadería.

El olor a pan le acarició la nariz y Hazel no actuó como antes que arrugó la nariz, más bien, el olor le recordó a Daisy y sonrió. Se acercó al mostrador viendo que había una persona agachada colocando algunos postres dentro de la vitrina, pero cuando esta se alzó, se llevó tremenda decepción al ver que no era Daisy.

—¿Micaela?

—Hazel —saludó Micaela sonriente.

Hazel paseó la mirada por el lugar, sin ver a Daisy.

—¿Y Daisy? —cuestionó el paradero de su compañera.

—Está tomando una de sus clases —respondió Micaela y Hazel vio cómo fruncía el ceño—. Sin embargo, no entiendo qué haces aquí preguntando por ella —le dijo y Hazel tragó nervioso.

—¿Qué te dijo ella? —quiso saber Hazel.

Micaela suspiró.

—Me dijo que fuiste muy grosero y que te pasaste de la línea, Hazel.

Hazel maldijo en voz baja y se pasó una mano por el rostro. Si, la había cagado en grande y se había pasado de la raya al hacer lo que le hizo sin su consentimiento.

—¿Qué le hiciste exactamente? —preguntó Micaela.

—La besé, la toqué y dije cosas feas, ¿sí? —cuando lo dijo la chica frunció el ceño—. Me arrepiento —se sinceró con Micaela—. Digamos que los celos que sentía por Rowan y lo poco que ingerí en el club, me afectaron. Lo siento mucho, Micaela —se disculpó con la chica y esta negó con la cabeza.

—Es con Daisy con quien tienes que disculparte —señaló Micaela.

—Lo sé y... —Hazel sonrió—. Me gusta mucho, Daisy me gusta mucho, ¿sabes? —confesó Hazel y Micaela lo miró sorprendida. Lo entendía, era raro viniendo de él que estuviera confesándole a alguien que una chica le gustaba, era muy reservado en estas cosas—. Por lo cual, no quiero echarlo a perder.

Micaela se pasó una mano por la trenza en la que tenía hecha su cabello. Se veía muy sorprendida y como si no le creyera lo que dijo. Era difícil creerle por la forma en la que él siempre había actuado, tan liberal y como un tipo que no le importaba nada.

🍂 Falling🍂[Four Seasons #3] - [COMPLETA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora