‹ uno ›

1K 92 12
                                    

— ¡Ye le dije que no pienso aguantar más!, ¡Renuncio!.

— ¿Si?, Pues entonces vete con todas tus cosas, después de todo lo que esta empresa ha hecho por ti, así le pagas.

Park Jimin no era conocido como alguien grosero, pero tampoco dejaba que le hicieran lo que quisiera.

— Todos estos años trabajando para usted, y siempre creí que me subiría mi puesto o al menos mi sueldo, el estúpido fui yo por creer que usted viera todo lo que le hice ganar a la empresa, siendo multi trabajos, pero veo que la gente es tan tacaña que no lo haría —Gritó Jimin, no podía seguir soportando todo lo que estaba viviendo, tantas horas extras que pasaba, la explotación laboral, todo para recibir tan poco a comparación de los demás.

— ¡Ya cállate!, si no quieres que te bete de todos los sitios, será mejor que te largues ya, llévate todas tus cosas y lárgate.

— Ya tengo todas mis cosas, y no se preocupe por mí, no pienso volver a esta empresa jamás.

— Sí, siempre dicen eso todos —El jefe de Park Jimin rió —Pero al final, siempre piden regresar a su trabajo.

— Verá que esta es la excepción —Dijo Jimin, antes de guardar su última pertenencia en su caja, para luego salir de la oficina, directo hacia el elevador.

Jimin sentía como si el corazón le fuera a salir del cuerpo, latía tan fuerte que quiso intentar calmarse, no sabía que destino le deparaba ahora, pero pensaba que todo podía ser mejor que esto.

Cuando Jimin salió del edificio, pidió un taxi, aún tenía dinero para vivir otros tres días, pero debía apresurarse a conseguir un nuevo trabajo o moriría de hambre.

Bueno, no le haría mal tomar un poco.

¿Pero a quien podía invitar?.

¿Jin?, No, estaba embarazado, ni siquiera podía beber.

¿Hobi?, Tampoco, seguramente estaba ocupado con sus cosas de recién casado.

Jimin pensó, que era estúpido que ahora él fuera el único soltero de sus amigos, hasta podía sentir la presión, pero daba lo mismo.

¿Entonces a quién podía ver?.

Luego de reflexionar unos cuantos segundos, un foquito se encendió dentro de su cabeza, la idea le llegó casi al instante.

Sabía a quién llamar.

. . .

Jungkook escuchó el sonido del timbre de su casa, no esperaba a nadie, lo cual lo hizo sentir curioso, cuando revisó en el portón, sonrió feli al ver de quién se trataba.

— Sorpresa —Dijo Jimin, alzando sus brazos hacia arriba cuando Jungkook abrió la puerta, éste último sonrió.

— ¿A qué viene esta tierna sorpresa? —Preguntó Jungkook, mientras se hacía de lado para dejar pasar a Jimin.

— Solo quise pasar a ver a mi amigo a tomar unas copas.

— ¿En serio?.

— Sí, mira, incluso traje las bebidas para poder pasar el rato, traje Soju.

Jungkook rió —Espera, iré por unos vasos.

Jimin asintió, comenzando a sacar las bebidas en la mesa principal, sonrió cuando Jungkook regresó con los vasos.

— Ahora quiero que me digas la verdad, ¿Qué ha pasado? —Dijo Jungkook, sirviendo los vasitos de Soju.

El esposo ideal - NamjinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora