Capítulo 2: Watthana

258 55 5
                                    


Mew

—Mew, hijo...

—¡Ya basta, papá! ¡No iré a esa estúpida villa ni porque el mismísimo Rey me lo pida!

Había pasado una semana desde el anuncio del lugar donde el alfa realizaría su servicio social. Y a pesar de que frente al Instituto y profesores Mew se mostraba encantado con la idea de ir a Watthana y retarse a sí mismo, bajo cuerdas él y su familia intentaban convencer al director York de retractar aquella decisión y enviarlo a la Escuela para Alfas Kanisorn Tanasugarn.

—Mew, ya agotamos todos los recursos—Su padre continuaba intentando que el chico entrara en razón. —Tú mismo escuchaste las palabras del director York: La selección ocurrió y no es posible hacer cambios extraordinarios. Solo hay que darnos por vencidos, hijo.

El chico rió amargamente. Ambos se encontraban discutiendo de manera airada en la gran sala de su casa, una que bien podría pasar como un pequeño palacio veraniego. Los sirvientes se habían esfumado del sitio una vez vieron lo furioso que se veía Mew, pues nadie quería estar en el mismo lugar que un joven alfa con rabia.

—¿Darnos por vencidos?—prosiguió el chico mofándose de las palabras de Bank. —Para ti es muy cómodo decirlo. Tú no deberás atravesar medio país para estar con inadaptados.

—¿Crees que no nos preocupa, Mew?—preguntó Bank pinchando el puente de su nariz. —No tenemos conocimiento de Watthana ni de sus alrededores, no sabemos qué tan peligroso es ni si tendrás lo necesario para subsistir. ¡Tu madre no ha podido dormir desde que nos enteramos que irías tan lejos!

—¿Entonces cómo permites que vaya a ese lugar si mamá no estará tranquila?

Bank soltó un suspiro ahogado.

—Si quieres cumplir a tiempo tu formación debes hacer esto. Debemos soportar esto.

Silencio. Mew bajo su cabeza enterrando su mirada en el suelo, uno que era de mármol y que diariamente era lustrado. El chico no se atrevía a observar a su padre, pues verlo le provocaba furia al notarlo tan dócil frente a imposiciones de otros.

Si había algo de lo que Mew estaba orgulloso era de su sangre noble. Su familia era parte de la realeza del Reino de Tailandia, lo que consideraba le daba un status diferente que el de otras personas. Su posición y clase a menudo ayudaba con situaciones desfavorables, y por eso no lo entendía.

No sabía por qué su padre quería seguir las reglas. En el pasado, su padre al igual que toda su familia había hecho valer esa distinción noble para conseguir lo que quería a como fuera lugar, aunque Mew debía admitir que jamás lo había hecho en el ámbito de la educación.

—Jom ya está moviendo sus contactos para conseguir un buen sitio para ti en esa villa—murmuró Bank lo suficientemente bajo como para que solo ambos lo escucharan.

Mew replicó airadamente: —No es suficiente.

El chico no se dio cuenta en qué momento Tea arribó al sitio. Pero fue cuando sintió que su mano era alzada por ella que giró su rostro, encarando a su madre. En sus ojos había unas cuantas lágrimas que parecían frescas, así que el chico las quitó hábilmente.

—Hijo, cálmate por favor—susurró la mujer. —Sé que no es lo que esperábamos. Tampoco estoy tranquila con dejar que vayas tan lejos, pero tú escuchaste al director y a tu padre.

» Esta misión se te fue entregada por ser el mejor de la clase. Es un territorio difícil que te sacará de tu zona de confort, pero que al mismo tiempo te traerá mucho aprendizaje.

La Nocturna | MewGulfWhere stories live. Discover now